Un tema que aglutina y conecta a artistas de distintas generaciones y latitudes es, sin duda, el de abuso de poder en sus distintas manifestaciones.

En muchos casos, aludiendo directamente y/o teniendo como punto de partida a lo que sucede en la actualidad o ha sucedido en las historias recientes o también algo más alejadas en el tiempo en sus países de origen, pero, igualmente, y en cierta manera, haciéndolo de forma más universal. 

En el caso del chileno Victor Hugo Bravo (Santiago de Chile, 1966) su obra manifiesta no sólo una subversión de los símbolos patrios, sino también la representación del poder y el sometimiento como una cuestión de género, pero sintomáticamente dentro de una cultura de lo "macho-militar".

Evidenciar la visualización de mitos, supuestos actos de abuso de poder, casos de nepotismo y microhistorias, que refieren a problemas históricos aún vigentes en México es lo que a través de sus proyectos artísticos hace el mexicano Diego Berruecos Martínez (Ciudad de México, 1979).

El trabajo del artista español Carlos González Castrillo (Burgos, 1984) gira en la actualidad en torno al concepto de "poder", entendido como la representación de los elementos hegemónicos socio-culturales que nos dominan. La ironía es una herramienta muy frecuente en su trabajo.

Una característica muy propia del chileno Norton Maza (Lautaro, Chile, 1971) es el humor con el que plantea su permanente actitud crítica con respecto del poder, de los poderes ejercidos con prepotencia. Para ello, sus trabajos presentan múltiples cruces con lo histórico, lo sociológico, lo biográfico y lo político. 

Por su parte, el brasileño Paul Setúbal (Goiânia, 1987) desarrolla su investigación a través de múltiples lenguajes abordando los problemas del cuerpo en la sociedad contemporánea, su uso, control, abuso y relaciones de poder. Para ello, Setúbal no duda en explorar su propio cuerpo como territorio de apoyo geográfico y de conflicto.

Y, finalmente, está la española Paula Rubio Infante (Madrid, 1977) cuya trayectoria se caracteriza desde sus inicios por un claro interés por los conflictos que el poder o la clase dominante y sus instituciones resuelven mediante la violencia, en mayor o menor grado, para conservar su status de privilegio.