Entrevistas 05 dic de 2018
por Gustavo Pérez Diez
Soledad Gutiérrez, directora de CentroCentro, de Madrid. Cortesía de CentroCentro
"Como centro de arte no podemos vivir aislados o en una burbuja cerrada, necesitamos aprender con las personas y de nuestro entorno (entendido en un sentido muy amplio)".
"Nuestra programación estará plagada de mujeres, y lo estará porque lo está el contexto artístico y CentroCentro es un reflejo de este. Lo que me resulta extraño, son las programaciones en las que no hay mujeres".
La cántabra Soledad Gutiérrez (Torrelavega, 1976) está a punto de cumplir un año en la dirección de CentroCentro de Madrid, un espacio dedicado al arte contemporáneo dependiente del Ayuntamiento de Madrid para el que recientemente ha presentado su primera programación.
Sobre esta última, y, concretamente, la alta presencia de 'artistas mujeres y curadoras'; sobre los 'retos y planes futuros'; sobre conceptos que busca aplicar como 'porosidad'; sobre 'Aprendizaje colectivo'; sobre colaboraciones con 'coleccionistas', o, sobre la importancia vincularse con 'Latinoamérica', con la que, según afirma, "tenemos una deuda", algo en lo que coincide con Maria Acaso, la nueva Jefa de Educación del Museo Reina Sofia, a quien también hemos entrevistado recientemente.
En definitiva, sobre el nuevo e interesante proyecto de CentroCentro versa la entrevista.
ARTEINFORMADO (AI): CentroCentro acaba de inaugurar nueva etapa bajo su dirección artística. ¿Cómo afronta el reto de consolidarlo como el centro de creación contemporánea de referencia para el contexto artístico local?
Soledad Gutiérrez (SG): Con mucha ilusión, la verdad es que es un proyecto fascinante y que a mí me emociona especialmente: tener un espacio dedicado al arte contemporáneo en un lugar tan simbólico como el Palacio de Cibeles. Creo que, poco a poco, lo estamos haciendo, desde el programa de exposiciones y actividades que trabajamos con artistas y comisarios tanto locales como nacionales e internacionales, y tratando de generar diálogo e intercambio de conocimientos, siendo porosos. Entendiendo que es un proyecto a medio, largo plazo, y que los resultados no se van a ver en un bloque de programación, ese lugar de referencia se construye poco a poco.
AI: Su programa descansa sobre cinco pilares: Programa de exposiciones, Aprendizaje colectivo, Programa público, Música y Publicaciones. Antes de preguntarle por algunos de ellos, me gustaría que nos explicase en que consiste el concepto de 'porosidad' que pretende aplicar en CentroCentro.
SG: Como centro de arte no podemos vivir aislados o en una burbuja cerrada, necesitamos aprender con las personas y de nuestro entorno (entendido en un sentido muy amplio). En este sentido, la idea de porosidad y teniendo en mente una esponja me parece perfecta para imaginarnos: un espacio abierto, orgánico, por el que circulan muchísimas personas y contenidos, que al mismo tiempo que fluyen dejan su poso. Una suerte de idiorritmia donde no hay categorías y donde se puede trabajar desde la horizontalidad. Esta porosidad que no sólo afecta a las personas y los contenidos, sino que también pone en juego a los espacios del centro que tratamos que estén al servicio de los proyectos.
AI: Entrando de pleno en la programación, hace un mes que se ha estrenado la nueva temporada. Las muestras que estrenan la programación son cinco: "Vida de O" de Lúa Coderch; dentro del proyecto curatorial anual 'Mirror Becomes A Razor When It’s Broken', de Sonia Fernández Pan, que contará con otras tres exposiciones individuales a cargo de Rubén Grilo, Josu Bilbao y Eva Fàbregas; "Vida gallega", de Carme Nogueira, comisariada por Tamara Díaz Bringas; "Saliva", proyecto de investigación por Ainhoa Hernández y Andrea Rodrigo; "Light Out" de Esther Navarro, dentro de la convocatoria EnFoco; y la muestra retrospectiva del ciclo "La ciudad en viñetas", comisariada por Ana Galvañ. De cara al próximo año se ha avanzado que el primer proyecto en Planta 1 será "Ganar perdiendo", comisariado por Catalina Lozano, y que el artista David Bestué llevará a cabo una intervención sobre el edificio. Su arranque supone un dominio casi absoluto de mujeres artistas y comisarias ¿es pura coincidencia o es toda una declaración de intenciones de que las mujeres artistas van tener gran peso y protagonismo en la programación? Esto me lleva a otra pregunta: ¿vería con buenos ojos que se estableciese una cuota de mujeres artistas en las programaciones de museos y centros de arte contemporáneo españoles para revertir el todavía fuerte desequilibrio entre géneros?
SG: Soy consciente de que la programación llama la atención por la cantidad de mujeres artistas y comisarias que forman parte de ella. Dicho esto, me da mucha pena que esto pase, que en un momento en que estamos tratando de superar el binarismo de género tengamos que pensar en cuotas para compensar el desequilibrio entre hombres y mujeres. Sin duda, nuestra programación estará plagada de mujeres, y lo estará porque lo está el contexto artístico y CentroCentro es un reflejo de este. Lo que me resulta extraño, son las programaciones en las que no hay mujeres.
En cuanto a las cuotas: soy una gran defensora de la libertad de programación, por lo que a mí me toca. También creo que, si las direcciones de los centros se eligiesen siguiendo las buenas prácticas y en base a un proyecto, las programaciones estarían más compensadas.
AI: Como medio especializado en el ámbito artístico contemporáneo iberoamericano, vemos con gran satisfacción que vaya a contar con artistas y comisarios latinoamericanos. ¿Seguirá apostando de forma continuada en el futuro por proyectos que reflejen esa unión entre los dos márgenes del Atlántico y, con ello, seguir haciendo de Madrid la principal puerta de entrada del arte de Latinoamérica a Europa?
SG: Sí, creo que como institución pública tenemos la obligación de dar espacio a otras voces y, en este caso, también creo que tenemos una deuda con Latinoamérica. Además de "Ganar perdiendo", la exposición comisariada por Catalina Lozano en la que participan artistas como Elvira Espejo Ayca, Sheroanawë Hakihiiwë y Jorge Satorre, entre otros (los señalo por hacer referencia a Latinoamérica que es el origen de la pregunta); en febrero inauguramos "El calor derrite los estilos" de Raimond Chaves y Gilda Mantilla, comisariada por Virginia Torrente, y para final de año estamos trabajando con la artista Mercedes Azpilicueta en otra exposición que comisariará Virginie Bobin.
AI: Vd. ha comentado que "CentroCentro quiere afianzarse como un espacio para vivir el arte, un lugar para conectar con el mundo en el que vivimos a través de las prácticas artísticas y curatoriales contemporáneas y los procesos de trabajo que las alimentan". Asimismo, ha declarado que este espacio buscará "compartir con públicos diversos tanto los resultados como las diferentes formas de abordar los proyectos en los que participamos, en un diálogo a tres entre los artistas, los comisarios y el público, que entendemos también como agente en la generación de contenidos". ¿De eso trata el aprendizaje colectivo el retroalimentar al centro a partir de las voces y miradas que generen sus proyectos? ¿Estamos, pues, ante la idea de Museo-Centro Expandido que busca acercar nuevos públicos a través de experiencias originales y contenidos relevantes?
SG: Contenidos relevantes, siempre, al menos esa es la intención. Creo y mucho, en el arte como experiencia, como proceso que se abre y se comparte y que en ese compartir podemos participar todas: la institución, el artista, la comisaria o el público. Y, sí, eso es el aprendizaje colectivo: procesos colectivos abiertos a diferentes tipos de personas y que se convocan desde diferentes posiciones, ya sea la institución, la práctica artística o, por qué no el visitante que propone participar (esta es una de las cosas que esperamos conseguir en el medio plazo). Y esto último es muy importante, los proyectos de aprendizaje colectivo no son actividades "hechas" o cerradas en las que conocemos todo lo que va a pasar, para que podamos hablar de Aprendizaje colectivo necesitamos que todos los participantes lo hagan de forma activa y, por lo tanto, estar abiertos a las cosas que vayan pasando.
AI: Como bien sabe, CentroCentro tiene una historia ligada a la presentación de grandes colecciones corporativas y privadas. ¿Este tipo de presentaciones son ya historia pasada fruto de otra época en el centro? ¿Está dentro de su programa explorar vías para establecer colaboraciones con activos coleccionistas locales? Claro está, me refiero a esa cada vez más frecuente figura de coleccionista-productor. En este sentido, teniendo además en cuenta que Vd. ha trabajado en una de las galerías más importantes del mundo como es la suiza Hauser & Wirth, con los mejores coleccionistas como clientes. ¿Cree que este nuevo tipo de coleccionista podría ser considerado otro potencial agente de generación de contenidos?
SG: De momento, no están previstas exposiciones de grandes colecciones, lo cual no implica que no podamos trabajar con coleccionistas, de hecho, son una parte fundamental del tejido y, como tal, a mí me interesan y mucho. Además, creo que las formas de colaboración que existen son muchas y muy diversas más allá de las exposiciones, hay veces que parece que si no haces una exposición no estás colaborando y creo que hay otras muchas formas de establecer redes y generar contenidos en colaboración con coleccionistas, o cualquier otro agente del tejido.
AI: Por último, a nadie se le escapa que "CentroCentro", desde su fundación, convive con dos handicaps, uno es carecer de una colección propia de piezas artísticas, y el otro, quizás más importante, compartir sede con la alcaldía de Madrid, lo que, digamoslo así, le provoca un problema de visibilidad e identidad, que viene jugando en contra de su autonomía como centro y espacio cultural dedicado al arte contemporáneo. Si, claro está, Vd. también lo percibe así. ¿Cómo tiene pensado combartirlos?
SG: El no tener colección no me parece problemático, es una de las características de muchos centros de arte. Y, de hecho, yo muchas veces comento que precisamente uno de los aspectos que más me interesan del centro es su historia y los momentos/encuentros que la construyen que, al fin y al cabo es una colección inmaterial, un archivo de momentos con el que queremos comenzar a trabajar en cuanto hayamos asentado el proyecto. En cuanto al compartir sede con la Alcaldía, este es uno de los grandes retos del centro, es muy difícil explicarle a la gente que a pesar de compartir edificio, eres un centro de arte autónomo. También porque la programación del centro ha estado muy condicionada por esa relación. Creo que la mejor manera de "combatirlo" es trabajando desde esa autonomía y generando una programación propia, de calidad y legible que ayude a consolidar la imagen del centro.
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