Entrevistas 30 nov de 2018
por Gustavo Pérez Diez
María Acaso, Jefa del Área de Educación del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Foto de Elena de la Puente (delapuentefotoespacio.com)
"El Museo Reina Sofía ha de sostener una posición de impulso en el ámbito del arte y la educación".
"Es el momento de generar conocimiento y prácticas iberoamericanas también desde el Área de Educación".
Poner en duda que una sociedad, para crecer, necesita estar educada y que "sin educación no hay futuro" es de necios.
Entonces, ¿por qué en una sociedad, supuestamente avanzada como es la española, aún no ha calado del todo la idea de que las instituciones culturales también pueden ser lugares para educarnos tan válidos como tradicionalmente lo han sido la escuela, el instituto o la universidad? ¿Cómo se puede cambiar esta percepción? ¿En qué momento se encuentra la educación en los museos? ¿Es necesario destinar más recursos? ¿Qué museos y centros están apostando más fuerte? ¿Qué profesionales lideran este cambio educativo?
Sin duda, la educación en los museos es un tema de primer orden en una sociedad como la actual que vive procesos de cambio acelerados y en la que más que nunca su nivel educacional marcará su destino.
Y, precisamente, por ello, hemos querido entrevistar a la profesora e investigadora especializada en Educación Artística María Acaso (Madrid, 1970), quien desde hace unas semanas es la nueva Jefa de Educación del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), de Madrid, un puesto al que llega tras años trabajando dentro del ámbito denominado como Revolución Educativa o, como ella misma denomina, #rEDUvolution, y "no solo desde la universidad, sino también desde las propias instituciones culturales", como nos aclara.
Para Acaso, toda una revolucionaria de la educación y referente internacional en educación disruptiva y educación artística, su nuevo cargo le parece "un reto muy interesante" que la "motiva mucho, a todos los niveles" y ya desde el principio de la conversación deja entrever que no le faltará trabajo en sus próximos cinco años en el Reina Sofía: "me parece muy paradójico que apenas se reconozca al departamento con el que más interactúan los públicos".
A continuación la entrevista completa.
ARTEINFORMADO (AI): Su puesto es de esos que hacen poco ruido, pero que, en cambio, son piedra angular en la buena marcha de toda institución artístico-cultural. Se trata de la primera vez que dirige un dpto. de educación de un museo, siendo, además, el del principal museo de arte moderno y contemporáneo del país. Sin duda, todo un gran estreno y reto. ¿Costó mucho para que la convencieran? ¿Había colaborado antes con el museo o con su director?
María Acaso (MA): Que este puesto no haga ruido es muy significativo. En los museos, los departamentos de educación son invisibles para la sociedad cuando, al mismo tiempo, las educadoras que forman parte de ellos son la figura final que interactúa con los públicos. Cada vez que un visitante participa en una visita guiada, hace un taller o simplemente formula una pregunta a un mediador en sala está interactuando con el Departamento de Educación. Me parece muy paradójico que apenas se reconozca al departamento con el que más interactúan los públicos.
Efectivamente, es la primera vez que dirijo el Departamento de Educación de un museo, pero llevo muchos años trabajando en este ámbito, no solo desde la universidad, sino también desde las propias instituciones culturales.
No costó mucho que Manuel Borja-Villel me convenciera para aceptar el puesto, porque soy una persona a la que le gustan los retos, y este es un reto muy interesante. En los últimos años la educación en museos en España, Europa y América Latina es un sector que ha avanzado muchoen su redefinición, en su profesionalización y en la generación de metodologías y prácticas contemporáneas. Considero que el Museo Reina Sofía ha de sostener una posición de impulso en el ámbito del arte y la educación, y me motiva mucho, a todos los niveles, poder impulsar este proyecto.
AI: Por sus últimas colaboraciones con instituciones artísticas españolas, entre las que merecen atención los proyectos experimentales ""Ni arte ni educación" (2015-2016, Matadero Madrid), "¿Dónde está la Oficina de Mediación?" (2016-2017, LABoral, Gijón), todo apunta a que más que trabajar sobre los formatos ya establecidos viene a diseñar nuevos formatos con los que poner a prueba los límites de la institución y sus públicos. Dígamos, ¿viene para desestabilizar? Por cierto, un término éste bastante recurrente en su vocabulario.
MA: Ja, ja, ja. Si entendemos desestabilizar como la voluntad de conectar la educación en museos con la realidad exterior del presente por un lado y, por otro, de reconectarla con sus adentros, entonces sí, efectivamente, vengo a desestabilizar. Pero me parece importante aclarar que esteproceso de desestabilización no es cosmético ni gratuito: es un proceso necesario en un momento de la historia en el que estamos asistiendo a un radical cambio de paradigma vital, atravesado por los feminismos, lo decolonial, las tecnologías y el neoliberalismo como fuerzas políticas que nos afectan profundamente. Considero que para abordar todas estas fuerzas que nos atraviesan es imprescindible pensar como acto radical; y para pensar necesitamos ser críticas. La educación tiene esta tarea, y la educación en instituciones culturales, puesto que se desarrolla en espacios que escapan a la certificación, nos permite un nivel de experimentación que no se puede llevar a cabo en las escuelas ni en las universidades.
Todas estas cuestiones ya aparecen en mis trabajos anteriores. Por ejemplo, "Ni arte ni educación" (2015/16) es un proyecto, a medio camino entre una exposición y una escuela, que se configura como el resultado del trabajo llevado a cabo durante tres años por el Grupo de Educación de Matadero Madrid. Durante esos tres años, nos preguntamos para qué era necesaria la educación en un lugar como Matadero Madrid, y llegamos a la conclusión de que lo importante no era educar a los públicos, sino educar a la institución y encarnar la teoría.
Un año después desarrollé "¿Dónde está la Oficina de Mediación?", un proyecto a medio camino entre una instalación artística y un programa de mediación que tuvo lugar desde diciembre del 2016 hasta abril del 2017 en el marco de la exposición "Los monstruos de la máquina" en LABoral Centro de Arte y Creación Industrial (Gijón). Al desplazar la Oficina de Mediación del área burocrática del museo a la sala de exposiciones, se reformularon todos estos roles y se exploraron, de manera experimental, otras dinámicas: lo educativo estaba en las salas; las obras de arte, en el almacén; los artistas, en sus casas; y la comunidad de profesoras que formaron parte del proyecto, en los lugares de privilegio de la institución.
Todos estos proyectos alteran el orden de lo que pensamos que es la curaduría, las artes y la educación, realizando una llamada de atención para cambiarlas.
AI: Como no cabría de entender de otra manera, su visión del arte + educación está en buena sintonía con la de Borja-Villel, quien ha intentado innovar a lo largo de su trayectoria en propuestas de mediación educativa, quizás, más arriesgadas durante su etapa en la Fundació Tàpies con proyectos como 'La ciudad de la gente', o en el MACBA, con su Programa de Estudios Independientes, con el que buscó de la mano de reconocidos profesionales como Paul B. Preciado, generar espacios de intermediación, por citar algunos. Como imagino que habrá seguido la evolución del programa educativo del Reina Sofia en la etapa de Borja-Villel: ¿qué dos o tres proyectos le han interesado más de los realizados?
MA: Fundamentalmente, "Playgrounds" y "Un saber realmente útil", y específicamente el trabajo del colectivo Subtramas. Pero creo, y espero, que, en la sintonía que encuentro con la posición del director del museo en estos temas, estos próximos cinco años se consoliden como un periodo en el que la educación se configure como el eje vertebrador del museo, con todo el sentido que esta aseveración tiene. Su apoyo en este proyecto es fundamental para que su discurso como teórico sea coherente con el hacer de la institución.
AI: En la página web del museo ya está disponible el programa educativo 2018-2019. ¿Ha participado en él? ¿Ya está trabajando en el próximo?
MA: Hablo en plural porque este proyecto lo vamos a realizar en comunidad, no solo con el equipo de educadoras, mediadoras, voluntarios y los compañeros del museo en general, sino que mi intención es colaborar con agentes externos para que se generen flujos de entrada y salida deconocimiento. Me parece fundamental trabajar con otras instituciones de Madrid, del Estado español y de Europa, pero especialmente de América Latina, donde creo que se están desarrollando proyectos muy relevantes de los que nos necesitamos contaminar.
Estamos trabajando en el próximo programa desde el decrecimiento, porque nos parece imprescindible pararnos para poder pensar en qué queremos hacer durante los próximos años. Creo que, antes de generar nada nuevo, es importante pararse a reflexionar en el para qué, el cómo, el qué y el porqué del proyecto que queremos.
Queremos entender el Área de Educación como un laboratorio de generación de ciudadanía crítica a partir de un no-modelo educativo del siglo XXI que sea honesto con la realidad; concebimos el Área de Educación como un espacio de investigación para la transformaciónsocial a través de las artes contemporáneas y para llevar todo esto a la práctica, nos parece imprescindible repensar los tiempos.
AI: Se estrena en el museo con una retrospectiva del artista uruguayo de origen alemán Luis Camnitzer, uno de sus referentes y con quien se puede decir que surge la figura del curador pedagógico en la 6ª Bienal de Mercosur (2007), bajo la dirección de Gabriel Pérez-Barreiro. De forma paralela, y por primera vez en una exposición del museo, se desarrollará un programa educativo durante el trascurso de ésta, que tendrá lugar en las propias salas de "Hospicio de utopías fallidas". Este proyecto, que recibe el nombre de "Escuela Perturbable", supone el inicio de una serie de actividades educativas y de mediación artística que pretenden afianzarse en el Museo. ¿Qué tienen pensado hacer?
MA: Cuando fui consciente de que mi incorporación al museo iba a coincidir con la retrospectiva de Luis Camnitzer, me sentí muy afortunada. Al preguntar sobre las obras que iban a formar parte de la muestra, me di cuenta de que el trabajo que ha desarrollado y desarrolla en educación, estaba opacado por su trabajo como artista. Entonces nos propusimos generar un programa paralelo a la exposición, que en ningún caso le diese servicio y en el que se desarrollasen los tres temas principales que Luis ha trabajado en educación: el concepto de curaduría pedagógica, el cuestionamiento de la formación de los artistas en la universidad y las relaciones entre arte y escuela.
Este laboratorio expandido que es la "Escuela Perturbable" nace de tres textos del propio Luis sobre los que tres grupos de estudio (de, aproximadamente, 15 personas cada uno) construyen experiencias de conocimiento durante los cuatro meses que dura la exposición. Por un principiode visibilidad, estos grupos de trabajo se reúnen un día a la semana en las salas, en el espacio físico de la obra 'El aula (2005)'. Cada uno de ellos crea una programación específica sobre su tema de estudio, hasta generar un documento final que proponga un cambio radical en su área.En concreto, la Escuela de la escucha (el grupo de trabajo sobre arte y escuela) pretende elaborar un documento que ponga el énfasis en la necesidad de que la educación artística vuelva a ser central en la LOMCE, la actual ley de educación; situar la mediación tiene como objetivo reflexionar sobre la posición del Área de Educación del propio museo; y 480+20 (el grupo sobre la formación de los artistas en la universidad), repensar los planes de estudio universitarios.
"Escuela Perturbable" es un proyecto que inaugura esta nueva etapa incidiendo en la importancia del hacia adentro de la institución.
AI: "Escuela Perturbable" es un programa educativo desarrollado con el mecenazgo de Fundación Banco Santander y con el apoyo de Fundación Daniel & Nina Carasso. Con esta última guarda una estrecha relación, al ser presidenta del Comité Asesor en Arte Ciudadano en España desde 2016. ¿Van a unir sus fuerzas en más proyectos futuros?
MA: Tanto la FBS como la FDNC son patrocinadores críticos que encuentran sentido a esta nueva etapa que comenzamos y con los que compartimos visiones similares sobre para qué es necesaria la educación en un museo de estas características. La FBS está especialmente involucrada en el desarrollo de proyectos tanto en el Área de Educación como en el Centro de Estudios apoyando desde su patrocinio la experimentalidad de muchas de las propuestas que queremos desarrollar en el futuro.
AI: Siguiendo con colaboraciones. ¿Con qué artistas españoles ha colaborado o le gustaría colaborar ahora en el Reina Sofía?
MA: Creo que es de suma importancia abrir el Área de Educación no solo a otros artistas y curadores, sino también a profesoras, estudiantes, filósofas, antropólogas, bailarinas, asociaciones y, en general, a todo un sector de la ciudadanía que empieza a identificar el museo como un lugar para construir sus propios discursos. Las instituciones culturales tienen una misión fundamentalmente amplificadora que hay que aprovechar para legitimar las demandas de todas aquellas que apenas son escuchadas.
Concretamente, creo que tenemos la responsabilidad histórica de trabajar con América Latina y de resignificar los proyectos que allí se están realizando en el sector del arte y la educación, mucho más alineados con nuestras problemáticas que los museos anglosajones. Creo que es el momento de generar conocimiento y prácticas iberoamericanas también desde el Área de Educación.
AI: Parece que está volviendo esa preocupación por lo educativo en las instituciones culturales españolas, que durante la crisis se paralizó un poco. En este sentido, ¿qué momento vive el arte + educación en las instituciones culturales de nuestro país?
MA: Vivimos un momento de euforia que hay que aprovechar. El sector tuvo otro momento similar en el 2010 con el proyecto de mediación de Manifesta 8 y los primeros encuentros de mediadores culturales en el MUSAC y La Casa Encendida. La crisis nos sumió en un pozo oscuro hasta el 2016, pero este año (2018), la incorporación de Pablo Martínez como jefe de Programas Públicos y Educación del MACBA (anteriormente había sido jefe de Educación del CA2M) y la de Ana Moreno como coordinadora general de Educación en el Museo del Prado (anteriormente había sido jefa de Educación del Museo Thyssen-Bornemisza), así como mi propia incorporación en el Museo Reina Sofía, atestiguan la importancia que está cobrando la educación en las principales instituciones del país. Ahora solo falta que a las áreas educativasnos provean de más recursos económicos, de más personal, capacidad de gestión y visibilidad para que podamos continuar con nuestra tarea. Soy optimista.
AI: Para cerrar. A los más críticos o refractarios con su forma de entender el arte + educación, ¿les recomendaría leer 'Art Thinking: transformar la educación a través de las artes (Paidós, 2017)' y 'La educación artística no son manualidades (Los Libros de la Catarata, 2009)', dos de sus publicaciones más destacadas, o, tal vez, seguir su blog 'mariaacaso.es', "un referente internacional en educación artística"?
MA: Ja, ja, ja. Les recomendaría que vengan al museo y que participen en los grupos de trabajo abiertos que vamos a crear para debatir sobre educación.
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