Entrevistas 29 abr de 2020
por ARTEINFORMADO
Raúl D'Amelio. Cortesía del Museo Castagnino+macro
"El conocimiento de los públicos y sus necesidades será una misión que debemos componer nuevamente".
"Solo una mínima parte del total de individuos de una comunidad artística, tiene acceso al mercado y al financiamiento de sus exposiciones".
Dentro del proyecto informativo colaborativo de reflexión sobre el futuro del arte y nuestra sociedad (#pensandoelfuturo / #pensandonofuturo), nacido en plena lucha contra la crisis del coronavirus, presentamos esta nueva entrevista con Raúl D'Amelio, director del Museo Castagnino+macro, de Rosario, y que, como el resto publicadas y/o por publicar, ARTEINFORMADO ofrece en abierto para que sigamos "todxs en casa pero todxs bien informadxs":
ARTEINFORMADO (AI): En estos momentos de incertidumbre, ¿qué mensaje de ánimo y de confianza le gustaría trasladar a todos los operadores y actores del mundo del arte?
Raul D'Amelio (RD): En cuanto a mensaje, solo puedo manifestar que estoy transitando de un moderado optimismo a la impaciencia, por los resultados que nos devuelve una realidad insospechada. Es un tiempo reflexivo, de autodefinición. Atravesamos estos momentos como seres aislados, ensimismados, abstraídos, preocupados. Es la hora del pensamiento, de la meditación, de la solidaridad con el prójimo. Debemos estar atentos porque en estos tiempos tan extraños, nos enfrentamos del otro lado, al imperio del control, del autoritarismo y de la insensatez.
AI: ¿Cómo cree que va a cambiar el sistema del arte, en general, y el museístico, en particular, a partir de ahora, en lo referente a gestión, exhibición, relaciones con otros profesionales y comunicación? ¿Toca reinventarse?
RD: No existe otro camino que la reinvención. En este tránsito de abombada flotación planetaria, tengo la imagen que estamos viviendo una nueva edad media, administrada por una tecnología que a duras penas manejamos. A tal punto, que elementales microbios nos avasallan y paralizan el planeta. La ciencia ayuda, obviamente, pero al mismo tiempo: ¿qué mundo hemos construido? ¿para quienes? Nos tropezamos de frente, sin obstáculos, con una realidad de desigualdad escalofriante, que nos demuestra lo mal que desarrollamos nuestras sociedades.
Obviamente que el mundo del arte y de los museos ya no será igual. Insisto con otras preguntas: ¿Seguiremos avalando la obscenidad del mercado del arte pagando fortunas por una banana pegada en la pared? ¿Seguiremos siendo cómplices de la especulación del sistema del arte contemporáneo? ¿Los museos seguirán pagando millones por grandes exposiciones de masas? No lo sabemos. Pero está más que claro que las visitas a los museos y su vínculo con los visitantes será radicalmente diferente. El distanciamiento social, la aglomeración de personas, el miedo al contagio, la higiene de los espacios, serán factores determinantes que impactarán de lleno en las economías de las instituciones. Es posible que dentro de poco tengamos una vacuna redentora y todo esto seguirá igual… pero... ¿seguirá igual? Muchos artistas y pensadores del arte se están planteando una vez más cuál es su rol.
Recordemos que solo una mínima parte del total de individuos de una comunidad artística, tiene acceso al mercado y al financiamiento de sus exposiciones. Desde ya -en Argentina al menos- vislumbro que por bastante tiempo será muy dificultoso financiar grandes exposiciones en museos. Percibo que debemos tener una nueva relación con las audiencias, otros vínculos, novedosos formatos de diálogo, claramente la tecnología aquí si cumplirá un rol determinante con internet y las redes sociales como factores necesarios. La comunicación, sus sentidos y la interpretación de los mensajes cumplirá una función estratégica casi excluyente. El conocimiento de los públicos y sus necesidades será una misión que debemos componer nuevamente.
Los museos no tienen opción en esta nueva realidad, deben necesariamente reformularse en sus acciones. Por lo tanto, sería de muy sana convivencia social que distribuyamos mejor nuestros recursos, pensemos en la sustentabilidad de nuestras acciones y comencemos a enfocarnos hacia nuevos desarrollos expositivos que brinden mejores contenidos educativos, con la premisa de incluir otros públicos y a las más diversas manifestaciones del arte.
AI: ¿Alguna vez pensó que su organización necesitaría de un plan de contingencia online para crisis?
RD: No lo llamaría plan de contingencia, simplemente porque siempre estuvimos preocupados por los contenidos digitales. Sí es verdad, que hemos reforzado nuestra presencia en redes sociales y en internet. Actualmente estamos publicando más contenidos que antes, debido a que no tenemos tareas presenciales, por lo tanto, nos enfocamos a concretar todo el trabajo que no pudimos publicar antes, más contenidos originales que estamos desarrollando en este contexto.
AI: ¿Piensa ahora que deberían acometer una nueva fase online? Si, es así, ¿qué medidas barajan implementar de cara al futuro en su nueva estrategia digital y que no venían ejecutando?
RD: Mi preocupación actual está enfocada a reconfigurar todos los contenidos del museo y de qué modo nos relacionamos con nuestros públicos, esto incluye la fase online. La educación -si es que el término es todavía utilizable- es una prioridad para nosotros, podríamos denominarlo como la mediación de conceptos y procesos de conocimiento. Pero lo es también la experiencia de visitar el museo y vivenciar el encuentro con las obras de arte. Ya que no podemos abrir las puertas para ingresar al museo, hemos desarrollado un sistema de recorrido virtual, que, si bien no reemplaza la experiencia real, acerca y amplía los contenidos de las obras y de los artistas para quien visita la web.
En estos momentos estamos trabajando en diversas propuestas, para distintas plataformas incluyendo contenidos para educadores, familias y públicos variados. Proyectamos también algunas entrevistas con curadores (comisarios), artistas y otros profesionales de museos, situaciones que no habíamos desarrollado antes.
Para finalizar quiero destacar el rol del estado, que en situaciones como las actuales, garantizan los derechos ciudadanos, en este caso el de la salud, pero también el del arte y la cultura. Debe primar nuestra responsabilidad desde los museos, para que el arte, la música, la poesía y la cultura en general brinde un mensaje esperanzador, un símbolo de convivencia y fraternidad. Pero también de denuncia y de compromiso por el bien común. Es esencial, como la vida misma.
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