¿Qué ganamos? ¿Qué perdimos?: desafíos de pensar una 12ª Bienal de Mercosur en digital

Año y medio de intenso trabajo corría el riesgo de caer por la borda con motivo de la declaración de la pandemia de la COVID-19. Lejos de tirar la toalla, el equipo de la 12ª Bienal de Mercosur, liderado en lo curatorial por la argentina Andrea Giunta y en lo burocrático por el presidente de la Fundación Bienal del Mercosur, el brasileño Gilberto Schwartsmann, afrontó la crisis y construyeron en tiempo récord una nueva bienal con un programa totalmente en línea.

"No fue una decisión lineal, fue dificultoso (...). Tuvimos que hacer los cambios con el dolor que implica hacer un proyecto que no es el mismo (...). Sin contar con mucho tiempo para reinventarse y reperfilando los productos que tenían que ser hechos (...)". Así de rotunda y sincera se mostró Giunta en la rueda de prensa vía online -en la que participó ARTEINFORMADO- al referirse a este apresurado e improvisado cambio de presencial a online de una bienal que tenía que haberse celebrado de forma física del 9 de abril al 5 de julio, pero, que, como tantos y tantos eventos en el mundo, ha tenido que virar al formato online.

¿Qué ganamos? ¿Qué perdimos? fueron las cuestiones que Giunta lanzaba casi al inicio de la rueda de prensa. Entre las ganancias está el "reperfilamiento de algunos proyectos como sucede con la revista que está ahora online y que iba a ser más modesta (...). Una publicación protagonizada por la voz de los artistas (...). Es un documento paralelo y archivo de afectos (...)", señaló Giunta.

Una palabra esta última incluida en el título de la bienal "Femenino (S): Visualidades, acciones y afectos", pero, que, con esta nueva e inesperada situación ha cobrado si cabe aún más valor y significado en la edición online. "Se ha constituido una red de afectos", no dudó en señalar Giunta. 

Como también se encargó de recordar la argentina: "es una bienal muy importante en la selección de los artistas y las obras". Casi 70 artistas provenientes de 24 países con una amplia representación iberoamericana, una fuerte presencia de centroamérica, completada por la presencia de artistas europeos y africanos. Dicha selección ha corrido a cargo de las curadoras Fabiana Lopes y Dorota Biczel, miembros del equipo curatorial, quienes también tomaron la palabra durante la presentación.

La curadora jefe hizo hincapié en la importancia de las agendas del feminismo en estos momentos y cómo estas se encuentran bien representadas en la bienal. En este sentido, soltó algunos nombres de mujeres artistas participantes como la argentina Ana Gallardo (Rosario, 1958) y la española Esther Ferrer (San Sebastián, 1937).

"Tenemos un retorno en las redes sociales pero sobre todo en los artistas", comentó Giunta, que, añadía, con satisfacción que "tuvo una forma de democratización que no teníamos pensado".

Y es que el reto de la democratización de la bienal a través de su versión online siempre estuvo presente en las discusiones del equipo. Según Giunta, "¿se preguntaban quién tiene y quién no tiene internet?" Algo que todos damos por sentado, a veces no lo es tanto. 

Quiso también aprovechar la ocasión para dejar en claro que la bienal ha asumido su responsabilidad con los artistas y equipos. "Se ha cumplido con los compromisos que estaban adquiridos con los artistas en la bienal presencial", remarcó Giunta.

De lo que se mostró igualmente segura la curadora argentina es que "ganamos en términos educativos al colocar un programa educativo en la red".

Y es que si en la versión online de la cita bienalística hay un destacado protagonista, ése es su programa pedagógico, a cuyo cargo está Igor Simões. Buena prueba de ello, como se encargó de señalar en su intervención Simões, es una convocatoria lanzada que en la que en tan solo dos días se registraron 600 profesores para recibir distintos materiales como vídeos, textos...

Para su grata sorpresa se han encontrado con un público más diverso: profesores de otros puntos de Brasil y de América Latina. 

"Una gran plaza donde se pueden encontrar sin atender a jerarquías, tanto antes como después de la pandemia", comentaba muy ufano Igor.

El curador pedagógico igualmente quiso dejar muy claro que el programa pedagógico no es un programa paralelo, al contrario, "es un programa central y horizontal dentro de la bienal".

Aquí cabe recordar que la Bienal de Mercosur está muy ligada a la ciudad y a su gente. Además, sus programas pedagógicos han tenido una gran importancia dentro de la programación desde la sexta edición de 2007. Y es que en esa edición, que contó con la curaduría general del español Gabriel Pérez-Barreiro, la bienal marcó un antes y un después en la historia de las bienales al ser la primera que crea la figura de curador/a pedagógico, recayendo tal responsabilidad en el artista uruguayo Luis Camnitzer. 

Volviendo a los logros. Del mismo modo, también reconocen avances en los hallazgos digitales y en ciertas estrategias de comunicación.

"¿Qué perdimos? Perdimos muchísimo", comentó con cierto tono de lamento Andrea Giunta. "Incerteza frente al futuro, los contactos humanos, el contacto físico con las obras, los resultados de los procesos de investigación que se pudieran producir in situ...", se apresuró a enumerar la curadora.

En todo momento, Giunta se mostró cauta y sabedora que ha sido muy importante "haber tomado el desafío del presente, sin exitismo". Porque como reconoció "todavía queda por evaluar todo".

La curadora cerró su intervención con otra pregunta "¿A qué normalidad queremos volver a la que suspendimos antes de la pandemia?" y con un mensaje de optimismo "el mientras tanto es un lugar que se puede habitar".