#LaGrieta, con Fabienne Aguado, directora artística de la Casa de Velázquez: los artistas son el “pulso del mundo”.

Entrevistas 14 jul de 2021

por Pablo Ángel Barrios Martínez

       

Fabienne Aguado, directora artística de la Casa de Velázquez, con fondo de la propia Casa Velazquez

Fabienne Aguado, directora artística de la Casa de Velázquez, con fondo de la propia Casa Velazquez

Como cada año, Casa de Velázquez de Madrid ha abierto sus puertas para mostrar su última exposición, que es un reflejo de la práctica artística contemporánea dentro de la sociedad global del futuro.
Pablo Barrios Martínez entrevista a Fabienne Aguado sobre la función de una residencia artística dentro de los mercados internacionales del arte, las colaboraciones tanto a nivel institucional como con los espacios emergentes, el impacto de la Casa de Velázquez sobre la vida cultural, social y económica sobre la ciudad de Madrid y, por último, la digitalización.

Pablo Barrios Martínez (PBM): Las residencias artísticas han consolidado su presencia institucional dentro de los mercados internacionales del arte y cumplen una función importante en el desarrollo de las carreras de los artistas emergentes e incluso de los artistas consolidados. En su opinión, independientemente de la alta proliferación de residencias artísticas en el mundo: ¿Cuál es la función de una residencia artística ante los desafíos de la sociedad global? 

Fabienne Aguado (FA): Para una institución centenaria como lo es la Casa de Velázquez, y en este caso su sección artística la Académie de France à Madrid, el mayor reto es saber adaptarse y reinventarse constantemente, sin perder de vista lo que ha garantizado el éxito de su formula desde sus orígenes: dar cobijo, apoyo y libertad creativa a nuevas generaciones de artistas para que puedan expresarse plenamente y experimentar a rienda suelta. De cierta forma, del mero hecho de cumplir con este cometido nace todo lo demás, ya que con treinta artistas diferentes acogidos cada año, solo nos hace falta escuchar y estar atentos a sus necesidades, sus inquietudes y sus ambiciones.

Como institución, estos últimos años, hemos trabajado tres ejes en particular: aumentar el enfoque multidisciplinar de la residencia, solidificar nuestra red de colaboradores e innovar en términos de programación, para promover el trabajo de los artistas residentes. En realidad, estos tres ejes van ligados y tienen como fin acompañar los artistas dentro y fuera de la Casa de Velázquez, y facilitar su integración en un mundo del arte globalizado e interconectado. Se trata de abrirles puertas y presentar su trabajo tanto al público como a programadores, coleccionistas y profesionales del mercado del arte. Esto siempre ha sido fundamental para nosotros, pero sin duda lo es incluso más ahora, en un contexto de pandemia y de post-pandemia venidero, y aunque tuvimos que lidiar con mucha incertidumbre conseguimos que este curso no fallase a su cometido. Entre proyecciones, encuentros, conciertos, exposiciones y ferias, hemos hecho todo lo posible para asegurar la visibilidad del trabajo de los artistas.

 

PBM: ¿Es la última exposición de los artistas residentes de la Casa de Velázquez: Itinérance un reflejo de la práctica artística contemporánea de la sociedad actual? 

FA: En el caso de Itinérance, la exposición que tradicionalmente marca el fin del año en residencia de cada promoción, esta fuerza que ha surgido de la resiliencia de todos se hace muy visible. La promoción 2020-2021 ha llegado a la Casa de Velázquez después de meses de encierros, y esto marca inevitablemente su producción. Como nos gusta decirlo aquí, los artistas son el “pulso del mundo”. Ellos ven, viven, sienten como todos nosotros, pero son de los primeros en saber tomar la distancia suficiente para leer la realidad de una forma diferente, más poética, simbólica o metafórica. Y a su vez, nos ayudan a todos a dar con ellos este paso atrás y observar las cosas bajo otra perspectiva.

En este sentido, la edición 2021 de la muestra Itinérance es un buen retrato no solo de nuestra sociedad sino también de lo que es ser artista en tiempos convulsos. Obviamente, se ve en algunos de los temas que se han tratado -imaginarios post-pandémicos, representaciones sociales, reexploración del concepto de feminismo, reflexiones medioambientales…- pero también trasluce en aspectos más sutiles y menos visibles a primera vista como por ejemplo la versatilidad de algunos proyectos o procesos que tuvieron que adaptarse a una situación inédita para todo el mundo. Otra cosa implícita que creo se puede intuir al visitar la exposición, es este espíritu de colegialidad y de compañerismo que ha sido tan especial este año entre los residentes. Esto es algo también muy importante en la Casa de Velázquez: esta sensación de comunidad, de “promoción”, porque cuando hablamos de trabajar en redes también se trata de favorecer este tipo de conexiones entre pares, para que se nutran, se emulen y se apoyen entre sí.

 

PBM: ¿Qué tipo de relaciones profesionales surgen de las interacciones entre los artistas e investigadores de la Casa de Velázquez? ¿Les han surgido a los artistas residentes nuevos proyectos durante su estancia en Madrid este año?

FA: Esto es algo muy interesante y muy especial en la Casa de Velázquez. De hecho, es lo que la hace muy especial en el panorama de las residencias: los artistas de la Académie de France à Madrid se cruzan y se entremezclan a diario con los investigadores de la Escuela de Altos Estudios Hispánicos e Ibéricos, EHEHI en sus siglas en francés.

Este modelo único de residencia conjunta fomenta, por sí solo, las posibilidades de un trabajo en común entre los integrantes de cada sección de la institución. De hecho, a los tres directores de estudios -mis dos compañeros de la EHEHI y yo para la Académie de France à Madrid- siempre nos alegra mucho acompañarles en esta dirección. Pero nunca forzamos nada: les pertenece a los residentes tender y cruzar estos puentes. Que salga de ellos con naturalidad, de hecho, es la condición fundamental para que estos proyectos sean fructíferos y tengan sentido. Pero sí, estos “cruces” se dan puntualmente y toman forma a diferentes escalas. El último ejemplo de envergadura que tuvimos de ello fue -pre-pandemia- en 2019 con la exposición Sendas epigráficas que movilizo durante varias semanas a seis artistas en torno a dos investigadores para crear una muestra totalmente original, en la encrucijada entre ciencias históricas y arte contemporáneo.

Esto dicho, es verdad también que cada vez más, se desarrollan proyectos artísticos que vierten hacia un lado más investigativo. Quizás a los candidatos, les motiva aplicar con este tipo de proyectos precisamente por esta doble identidad que tiene la Casa de Velázquez.

Al constatar esto, surgió la idea de proponer un nuevo dispositivo de apoyo con la financiación de un contrato doctoral artístico basado en la práctica (practice-led research). El primer beneficiario comenzará en el próximo mes de septiembre y será financiado por un periodo de tres años. Esta nueva convocatoria, que tiene vocación a ser propuesta anualmente, además de ser una apuesta por la investigación artística, es un buen ejemplo de lo que comentaba antes: escuchar y analizar las necesidades más actuales para intentar responderlas de la forma más adecuada posible.

 

PBM: ¿Qué tipo de colaboraciones institucionales a nivel artístico ha desarrollado y está desarrollando la Casa de Velázquez?

FA: Para nosotros, el principal reto en estos últimos años ha sido encontrar el equilibrio adecuado entre novedad y continuidad. La Casa de Velázquez siempre ha contado con un tejido muy importante de colaboradores institucionales. Algunas de estas relaciones se remontan a muchos años, como la beca que otorga cada año el Ayuntamiento de Valencia, cuya primera entrega fue en el 1928, año en que se inauguró la Casa de Velázquez. Por lo tanto, es muy importante seguir cuidando de lo existente a la vez que entablamos continuamente conexiones nuevas con otras entidades.

Así, se ha tratado últimamente de racionalizar y ampliar la política de colaboración de la Academie de France à Madrid, no solo para proponer más formulas de residencias sino también con el objetivo de redefinir y afirmar las modalidades de presentación de la obra de los artistas. Se trata de cuidar tanto el periodo de residencia mismo como los momentos de restitución que se activan después de su estancia, y este trabajo queremos hacerlo de principio a fin con nuestros colaboradores.

Uno de los ejemplos más vibrantes de ello –y probablemente el más virtuoso por su envergadura y su logística– se plasma en el Festival ¡Viva Villa!, que ofrece a los artistas participantes, así como a las tres instituciones coorganizadoras (Casa de Velázquez, Villa Medicis y Villa Kujoyama), un marco prestigioso para dar vida a sus obras y proyectos.

En resumidas cuentas: solidificar nuestras herramientas de apoyo a la creación y acreditar de forma sostenible el atractivo de la institución en España y Francia son a la vez el motor y el rumbo de nuestra política. Y en eso, como en muchas otras cosas, es la unión la que hace la fuerza.

 

PBM: ¿La Casa Velázquez ha explorado su relación con los espacios alternativos del arte contemporáneo en la ciudad de Madrid? ¿Cómo concibe usted esta nueva forma de institucionalidad?

FA: En cuánto a espacios, es una línea de trabajo que estamos desarrollando a un nivel incluso más global: desde instituciones hasta lugares más emergentes y alternativos. Estamos contemplando diversificar nuestra programación expositiva para aprovechar esta diversidad que nos brinda Madrid y así, llevar más a menudo el trabajo de los artistas hasta el corazón de la ciudad. De hecho, creo que esta diversidad que caracteriza la creación en la Casa de Velázquez es uno de los puntos fuertes para hacer realidad esta ambición. Los artistas que acogemos evolucionan con su propia mirada, la cual está cada vez más comprometida y reflexiva en cuánto al mundo que nos rodea.

Creo por lo tanto que sus voces, sus miradas y sus compromisos se adaptarían a todo tipo de “institucionalidad”, de la más tradicional a la más alternativa.

Precisamente es una de las cosas que más recalcables me parecen de Madrid: que sea un vivero tan espectacular, un escenario tan versátil y ecléctico y que puedan tener cabida tantos discursos diferentes.

 

PBM: ¿Cómo ha influenciado la digitalización en la forma de relacionarse de la Casa de Velázquez con sus audiencias? ¿Cuál es vuestro impacto e imbricación dentro del tejido artístico, cultural, social, económico, urbano de la ciudad de Madrid?

FA: En realidad, la pandemia y el confinamiento han acelerado un proceso de desarrollo digital que ya estaba iniciado en la Casa. Es evidente que a nivel de eventos físicos, nos ha impactado mucho el no poder recibir el público, pero nos ha empujado a pensar las cosas de otra forma y con otro pulso. Así, en muchas de nuestras exposiciones recientes, hemos probado el formato de inauguración en línea y aunque es evidente que es una línea que tendremos que afinar y pulir, creo que es algo en el que vale la pena seguir apostando. Nos ha permitido romper las barreras geográficas, y para nosotros que trabajamos entre Francia y España, es algo muy valioso.

Pero ya llevamos unos años diseñando contenidos audiovisuales para su difusión en línea. Especialmente, los “CVZ’s Studios” que publicamos cada año desde el 2019. En estos videoretratos cortos, cada artista cuenta, con sus propias palabras, el proyecto que ha ido desarrollando en la Casa de Velázquez durante un año. Ahí también, se trata de romper barreras físicas para ver lo que se juega entre bastidores.

En cuánto a nuestra imbricación en la ciudad, creo que la respuesta del público dice mucho de eso. Y de lo más impactante, son nuestras puertas abiertas. Cada año, el último domingo de febrero, abrimos durante una tarde en la que se pueden visitar hasta los talleres de los artistas residentes. Es un momento siempre maravilloso y emocionante de ver, porque implica a todos los aspectos de la Casa: desde la creación contemporánea en todas sus formas, hasta la investigación científica, pasando por la parte patrimonial y la actividad editorial. En apenas unas cinco horas, vienen hasta 2,500 personas a visitarnos y creo que eso lo dice todo. Desgraciadamente en 2021, no pudimos organizarlas, pero esperamos de todo corazón poder retomar con este evento tan bonito y especial el año que viene.



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