Hace sólo unos días que el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires - MALBA - Fundación Costantini anunciaba en un escueto comunicado que su director artístico, el español Agustín Pérez Rubio, dejará su cargo, después de 4 años, en mayo próximo, “tras una decisión conjunta… para continuar su labor profesional ligado a la curaduría y al trabajo institucional”.

Pérez Rubio había sido nombrado en la primavera de 2014 “para fortalecer la estructura del museo de cara a su futura ampliación y ayudar a la consolidación de un modelo institucional público y plural”, según se decía entonces. Pérez Rubio cubría un puesto que estaba vacante desde junio de 2013 con la salida de Marcelo E. Pacheco, quien fue comisario jefe del museo durante diez años (2003-2013), si bien cabe recordar que en marzo de 2013 fue ascendido a vice-curador en jefe Philip Larratt-Smith (Toronto, Canadá, 1979), quien se había incorporado a la institución en septiembre de 2011 como responsable de proyectos internacionales, pero en septiembre de 2013 el comisario canadiense se desvinculó del museo, dejando vacia la dirección artística.

Por otro lado, la ampliación del museo, demorada sucesivamente, parece que, finalmente, podría realizarse, según publicaba La Nación a principios de este año, en un inmueble del barrio Saldías, alejado un kilómetro del edificio actual. 

La noticia ha causado cierta sorpresa en la prensa local. Un articulo firmado por Celina Chatruc en La Nación lo califica de “sorpresivo ‘cierre de ciclo’” para añadir que “la falta de definición sobre su sucesor abrió una ardua competencia por uno de los puestos más codiciados de la escena del arte de América Latina”.  Recoge a continuación unas declaraciones de Pérez Rubio, en las que “sin dramatismo” recuerda que "Está bien renovarse” o que “No he venido a Buenos Aires a vivir para siempre”. 

Durante el tiempo que Pérez Rubio ha estado al frente al museo bonaerense, ha “llevado adelante -en palabras del comunicado- una programación plural y diversa en torno al arte latinoamericano, en colaboración con otros agentes locales, regionales e internacionales -llegó a nombrar un Comité Científico Artístico, que no aparece en su staff-, además de una serie de programas públicos y nuevas publicaciones bajo una mirada crítica y emancipadora. También promovió una forma de trabajo transversal y orgánica entre las diversas áreas del museo. En relación con el acervo, lideró un proyecto de investigación de dos años que culminó con Verboamérica, nueva exhibición de la Colección -co-curada con Andrea Giunta- desde una mirada poscolonial del arte latinoamericano. Aumentar la representación y la exhibición de artistas mujeres, a la par de incluir proyectos vinculados a la diversidad de género fueron dos ejes centrales de su programa”, que puede consultarse aquí. 

Pérez Rubio entró en el MALBA poco más de un año después de que abandonase el MUSAC de León por decisión propia, lo que, según manifestaba en entrevista con ARTEINFORMADO meses después, le supuso “una liberación retomar el mundo del arte desde una perspectiva curatorial sin tener que estar al frente de una institución donde cada paso afecta y donde las intenciones políticas van por un sitio y la política cultural y sus programas por otro”. Perez Rubio manifestaba entonces querer “estar muy en contacto con la realidad española… ahora necesito un tiempo, pero sin alejarme y estando muy al tanto de todo lo que ocurre y siendo partícipe. No me apetece desaparecer para nada, pero la realidad se impone, ya que no se puede trabajar a tiempo completo en España, debido a que desgraciadamente las instituciones están muy mal”. Y añadía: “A mi me gusta la institución en el sentido de poder desarrollar proyectos a largo plazo”. Quizá ha llegado el momento de volver.