Naomi Beckwith es nombrada curadora de Documenta 16 bajo la sombra del genocidio palestino

Kassel, Alemania – Naomi Beckwith, subdirectora y curadora principal del Museo Guggenheim, ha sido nombrada directora artística de Documenta 16, la edición de 2027 de la influyente exposición de arte contemporáneo. Este hecho marca un hito en la historia del evento, al ser Beckwith la primera mujer negra en ocupar este puesto en sus 69 años de existencia. Sin embargo, su nombramiento ocurre en un contexto polémico, donde las tensiones políticas y culturales sobre la libertad de expresión artística han dejado una marca profunda en la organización de Documenta.  

El proceso de selección de Beckwith no estuvo exento de dificultades. La renuncia masiva del comité encargado de elegir al director artístico a finales de 2023 evidenció una crisis interna ligada al control político ejercido sobre la muestra a propósito de las voces que se oponen al genocidio palestino. Estas dimisiones fueron impulsadas por la salida previa del crítico de arte y poeta indio, Ranjit Hoskoté, acusado de antisemitismo tras firmar una declaración en apoyo al movimiento BDS. La presión mediática y gubernamental llevó al comité a cuestionar la viabilidad de mantener un espacio que fomente un diálogo crítico bajo las actuales condiciones de represión y criminalización en Alemania.  

Documenta, una institución financiada por el Estado alemán, se encuentra limitada por la resolución parlamentaria que busca restringir la financiación de proyectos públicos que puedan percibirse como críticos hacia Israel. Este marco ha sido denunciado por diversos sectores culturales como un intento de censura que instrumentaliza la lucha contra el antisemitismo para suprimir narrativas incómodas, especialmente aquellas que cuestionan el sionismo y las políticas de ocupación israelí que desde hace un año llevan a cabo el genocidio del pueblo palestino. En este sentido, aceptar la dirección de Documenta significa para Beckwith navegar entre las exigencias de un sistema político totalitario y el legado de la muestra como espacio para el disenso y la innovación artística.  

Instalaciones de Britto Arts Trust en Documenta Halle para Documenta 15. Imagen vía Documenta

En su declaración inicial, Beckwith destacó que su objetivo será fomentar el «diálogo profundo y el despertar artístico» dentro de Documenta. Sin embargo, no abordó las preocupaciones sobre cómo las presiones institucionales podrían influir en su trabajo. Artistas y agentes culturales han señalado que, bajo las actuales condiciones, la libertad de expresión en Documenta está comprometida, lo que plantea desafíos significativos para la nueva directora. Beckwith deberá encontrar formas de mantener el carácter crítico de la muestra mientras opera dentro de un marco institucional limitante al estar organizado en torno a políticas de silenciamiento que buscan sofocar la solidaridad con Palestina.

El desafío para Documenta 16 no es solo curatorial, sino profundamente político. Tras su nombramiento, en redes sociales, diversos agentes del arte contemporáneo comenzaron a compartir una imagen que enmarca un texto en inglés que dice: «Enhorabuena a todos los que dijeron no a curar una Documenta en la que la principal condición del trabajo es pretender que Isarel no está llevando a cabo un genocidio». Este gesto, no solo es una crítica a Beckwith sino también una celebración y recordatorio sobre la importancia de rechazar el poder.

En un momento en que el arte contemporáneo enfrenta restricciones crecientes, el nombramiento de Beckwith genera expectativas y dudas. ¿Puede Documenta mantener su posición como referente global del pensamiento crítico y el arte innovador, o será absorbida por los intereses políticos que buscan moldear su discurso? El mundo del arte espera con atención cómo Beckwith abordará este dilema y si su liderazgo logrará preservar la integridad de una de las exposiciones más influyentes del mundo, la cual, desde su última edición, corre el riesgo de volverse irrelevante.