Manuel Olveira selecciona 12 obras icónicas de la Colección MUSAC

Creación 12 dic de 2018

por ARTEINFORMADO

       

Tania Bruguera Desengaño- explicación visual, 2010 Performance ©Tania Bruguera. Colección MUSAC

Tania Bruguera Desengaño- explicación visual, 2010 Performance ©Tania Bruguera. Colección MUSAC

La Colección MUSAC no se muestra permanentemente en las salas del museo, sino que con cierta periodicidad se celebran exposiciones de la colección, enmarcadas dentro de una propuesta temporal y articuladas en torno a un determinado proyecto curatorial. Por otra parte, se realizan muestras de la colección fuera de los muros de MUSAC -también dentro de un contexto temporal y curatorial-, en lo que se denomina el programa MUSAC OFF.
Los parámetros conceptuales y cronológicos, así como la decisión de las piezas que pasan a integrar la colección, los establece el Comité de Adquisiciones de MUSAC. La adquisición de los fondos de la Colección del MUSAC se produce a través de tres vías diferentes: la compra de obra, bien directamente al artista o bien a través de su galería; la donación de obra al museo por parte del artista; o la producción por parte de MUSAC de nueva obra para una exposición, y que puede adquirir para la Colección posteriormente.    

La Colección MUSAC empieza a ser constituida en el año 2003 y actualmente consta de 1.033 obras de 473 artistas nacionales e internacionales. Además, en 2017 se formalizó el depósito en el museo de la Colección de Arte Contemporáneo de la Junta de Castilla y León, que consta de 291 obras de 128 artistas de la Comunidad, y ese mismo año se constituyó el Centro de Documentación, constituido por 730 publicaciones especiales, libros de artistas y varios archivos documental. 

Inicialmente la mayoría de las obras de la Colección MUSAC fueron posteriores a 1989, año de la caída del muro de Berlín y de la reestructuración de Europa; pero desde 2013 el marco temporal se amplía a los años 60, porque es en ese periodo cuando tuvieron lugar una serie cambios políticos, sociales, culturales y tecnológicos que suponen una fractura y configuran el escenario global de nuestros días: los procesos de descolonización, las revueltas del 68, la crisis económica, la expansión de los medios de comunicación masivos y de la cultura popular, la emergencia de nuevos países claves en el acontecer actual, la coexistencia multicultural o, entre otros, las reivindicaciones de clase y género. Es por ello que la Colección MUSAC se amplía a esa década y se extiende hasta nuestros días, con el objetivo de dar cuenta de la actualidad de las diferentes prácticas artísticas articulando una especial e interesante relación entre lo local y lo global. 

1.- Tania Bruguera (La Habana, Cuba, 1968), Desengaño- explicación visual, 2010

Desengaño-explicación visual interpela al espectador acerca de la relación que existe entre la figura del héroe y su utilidad. El héroe histórico es sacado de su contexto militante para convertirse en una figura meramente de vigilancia. Es presentado, en su transfiguración popular, como una máscara utilizada para implementar ciertos ideales, como un momento de decadencia de la acción. El encuentro casual, casi accidental, del público con los guardias de sala provee un distanciamiento entre la efectividad de la figura del héroe y su localización en la cotidianeidad.

2.- Leonilson (Fortaleza, Ceará, Brasil, 1957 - São Paulo, Brasil, 1993), Sua Montanha Interior Protetora, 1989

La obra de Leonilson puede resultar desconcertante e incluso perturbadora para el espectador, pero nunca deja de tener una cierta dulzura, mezclada con dolor, tristeza y distanciamiento. El trabajo de este artista expresa, sin límites, su autobiografía. José Leonilson Bezerra Dias murió de sida a los 36 años, en 1993. No fue testigo por tanto del reconocimiento póstumo que alcanzó su obra, con presencia en las colecciones de los más importantes museos internacionales como la Tate, el Lacma o el MoMA, formando parte de un movimiento de internacionalización del arte brasileño que fue tomando fuerza a finales de los años noventa. Leonilson fue la gran figura de la Generación del 80 en Brasil.

Sua montanha interior protetora [Su montaña interior protectora] es una de las manifestaciones más evidentes de esta simbología personal, realizada en un año importante, que antecedía al cambio de década y que anuncia varios temas que se irán desarrollando en su obra, especialmente el de la afirmación de la subjetividad en la esfera pública del arte. En esta pequeña acuarela, expuesta en la Bienal de Estambul de 1997 y en la muestra Ars 01 de Helsinki, se observa una figura masculina en el centro de la composición, una representación recurrente del propio artista, acoge los brazos abiertos en el interior de una montaña. En torno al niño, dieciocho ojos se lanzan en su dirección como vigilantes, una lluvia de miradas representadas por pequeñas líneas, que también puede ser interpretada como un halo protector creado por o para el personaje. Contra las miradas curiosas, un panóptico con el artista en su centro, la montaña interior protege y los brazos abiertos separan. En este dibujo, el artista hace referencia al conflicto entre la figura privada y su relación con las otras personas, de los sentimientos particulares en situaciones públicas, del lugar del sujeto en la obra de arte.

3.- Pierre Huyghe (París, Francia, 1962), L'Éxpédition Scintillante Acte 2, 2002

Huyghe es uno de los artistas que han marcado con más fuerza las prácticas creativas en la última década desde el continente europeo. El trabajo de este artista francés explora puntos comunes entre diferentes realidades. Artista multidisciplinar, Huyghe utiliza películas, vídeos, escultura, animación digital, arquitectura, diversas publicaciones, así como el dibujo o el sonido, para la elaboración de su obra. A partir de estructuras narrativas familiares para el espectador, Huyghe investiga sobre la construcción de identidades colectivas e individuales en relación con las diferentes formas de producción cultural. 

Para hablar de L'Éxpédition Scintillante Acte 2 [La expedición centelleante Acto 2], presentada en el MUSAC en la exposición individual "A Time Score [Una partitura de tiempo]" en 2007 , debemos remitirnos a otra importante exposición del artista, a otro de sus viajes infinitos: "L´Éxpédition Scintillante: Un Musical", que tuvo lugar en la Kunsthaus de Bregenz (Austria), y que fue concebida como un musical de tres actos. La propia disposición espacial marcada por la verticalidad del edificio -cada uno de los actos era representado en cada uno de los tres pisos asignados a la muestra- hacían referencia a la representación musical, y en definitiva temporal, que encontramos en una partitura, rompiendo totalmente con la linealidad y dando la bienvenida a la simultaneidad temporal. Este musical-exposición remitía al espectador a una "expedición polar". En el segundo piso -o segundo acto/movimiento- se encontraba esta enigmática caja de cuyo interior irradiaba una luz fría y una música, la primera de las Gymnopédies de Satie (1988), orquestada por Claude Debussy, que tenía la clara intención de ser un concierto para pingüinos.

4.- Ana Mendieta (La Habana, Cuba, 1948 - Nueva York, Estados Unidos, 1985), Untitled (Rape Scene), 1973-2001

A través de los setenta y los primeros ochenta Ana Mendieta creó un cuerpo misterioso y absorbente de arte performativo definido por su cuerpo y un eterno encuentro con la naturaleza. Asociada con el arte feminista y con la performance, Mendieta evolucionó, en su corta carrera de trece años, su propia práctica híbrida que fusionaba aspectos del body art y del land art. Esta serie fue ejecutada en la Universidad de Iowa, donde Mendieta era estudiante de posgrado y donde participaba activamente en el Intermedia Program and Center for New Performing Arts de esa universidad.

En la primavera de 1973 Mendieta comenzó una serie de trabajos que hacían referencia a la violencia, en los que usaba sangre y partes de animales que obtenía en carnicerías para construir retablos esculturales que los paseantes desprevenidos se encontraban en aceras urbanas, en una granja abandonada o en su apartamento. Untitled (Rape Scene) [Sin título (Escena de violación)], que la artista también describía como "retablo de una violación" fue inspirado por la brutal violación y asesinato de una estudiante en el campus de la Universidad de Iowa. Para esta acción Mendieta invitó a los participantes del taller Intermedia a visitar su apartamento a una hora prefijada. Cuando los visitantes llegaron se encontraron la puerta del apartamento abierta y la artista posando en silencio, con las manos atadas, manchado de sangre su cuerpo medio desnudo, inclinándose sobre una mesa en medio de un charco de sangre.

5.- Julie Mehretu (Addis Abeba, Etiopía, 1970), Zero Canyon (A Dissimulation), 2006

En este cuadro, que es la primera pintura vertical que realiza Mehretu y que fue presentada por primera vez en su exposición "Black City" en el MUSAC, existen las claves de tantas otras pinturas a nivel técnico a través de las capas, tanto técnicas como conceptuales, con los que la artista trabaja. Así el dibujo en la obra de esta artista adquiere una relevancia y un protagonismo en la "construcción" de sus obras, abstractas tan sólo en apariencia, con pocos precedentes en la historia más reciente de la pintura. Si se hablara de una edificación, el dibujo sería uno de los "muros maestros" que sustentan el trabajo de Julie Mehretu: una herramienta que pudiera tener vida propia -así fue en algún momento de su carrera- pero que en su caso delimita, sustenta y sobre todo, cimenta el posterior despliegue de la obra definitiva. Con él investiga y racionaliza la pintura. La composición y el tratamiento de este dibujo bebe de las más diversas fuentes entre las que cabe resaltar los cómics –especialmente el manga japonés–, la caligrafía y el paisajismo chino, los libros iluminados etíopes, el grafitti y el grabado del Barroco. Pero de entre todas estas hay una que cobra un especial protagonismo: el dibujo arquitectónico.

En segundo lugar vemos que son importantes las formas arquitectónicas, sobre las que se asienta. Así, la arquitectura emerge en los lienzos de la artista a modo de planos de edificios públicos, cuadrículas urbanísticas de ciudades, y en especial aquellos edificios que se muestran más íntimamente ligados a la política y a las tecnologías de poder. 

Por último, su implicación en toda pintura con el discurso que hay detrás de cada pieza y su fuerte resistencia: "La arquitectura representa las premisas del poder, y hay una negociación constante entre los dos. De muchas maneras, todos estos son diferentes elementos de quien soy yo. De este modo pienso en ellos como pinturas de reivindicación".

6.- Shirin Neshat (Qazvin, Irán, 1957), The Last Word, 2003

The Last Word (La última palabra) refleja no sólo la propia experiencia de Neshat, sino particularmente la de la escritora iraní Shahrnush Parsipur, que, aclamada por su novela Mujeres sin hombres, fue encarcelada tanto bajo el régimen del Shah como por el fundamentalismo de la República Islámica de Irán, y posteriormente exiliada a EE.UU., desde donde continúa ejerciendo su labor literaria. 

La película muestra a una mujer atravesando un oscuro pasillo, a través del cual se le van presentando diversos acontecimientos que, de forma metafórica, aparecen como distintos niveles de conocimiento. Estos niveles, a los que se enfrenta de manera silenciosa, delimitan de forma clara la situación de represión en el mundo islámico. Los distintos estados vitales que atraviesa la protagonista van enriqueciendo progresivamente su bagaje cultural, el cual necesita ser exteriorizado de forma creativa. Una necesidad que entra en colisión de manera paradójica con las restricciones de la sociedad en la que se encuentra. El final del trayecto se materializa en forma de un jurado masculino que, como si de un proceso kafkiano se tratara, denuncia inquisitivamente a una acusada que se muestra indefensa ante unos argumentos que se nos presentan como incompresibles. El único discurso exculpatorio que le es posible elaborar viene determinado por su propia palabra, la palabra "última", a la que hace referencia el título, que finalmente, y desde una perspectiva remota pero esperanzadora, consigue articular por derecho propio. Una palabra que, coartada desde el comienzo de la obra, finalmente logra imponerse en forma de un poema recitado por la protagonista, tanto en su propia voz como en las grafías que llenan la pantalla.

7.- Isidoro Valcárcel Medina (Murcia, España, 1937), La celosía, 1972

En los conocidos Encuentros de Pamplona de 1972 Valcárcel Medina presentó la película La celosía, adaptación al cine de la novela homónima La jalouise publicada por Alain Robbe-Grillet en 1957. El Festival de Cine Documental de Navarra 43 años después recuperó la obra del artista dentro de la sección Heterodocsias dedicada al cine menos difundido, digitalizando el master original, y de ahí deviene esta obra que para ser exhibida va acompañada de uno de los carteles originales que sirvieron para presentar la obra en 1972. La película muestra en negro sobre fondo blanco fragmentos de los textos de la novela, algunos en francés y otros en castellano, algunos superpuestos en voz en off en los 2 idiomas. Los textos son descripciones minuciosas y objetivas de lo que ve el marido oculto tras una celosía: su mujer y, sobre todo, el paisaje. Robbe-Grillet, con exactitud geométrica mide las líneas y los ángulos de luz, las variaciones del reflejo del sol en la pared, las estrías longitudinales de la balaustrada, los ángulos de sombra, la disposición de las líneas de la plantación de plataneros, etc. La celosía, por ello, en su contemplación escópica es un ejemplo de lo que los sociólogos denominan reificación. El protagonista es un ser pasivo, un observador que vigila celoso a su mujer. Permanece oculto para el lector, pero sabemos que está ahí, sin rostro, sin manifestar sentimientos, sin ningún tipo de introspección, centrado en la circunspecta descripción factual. La transcripción de esta novela a la pantalla es, según palabras de Valcárcel Medina, "todo lo que tenía que decir sobre cine". Esta obra se relaciona con otras del artista murciano que se centran en descripciones de movimientos, espacios y objetos urbanos: relojes (que documenta con fotos diarias relojes calendarios de Madrid), motores (registro en cinta magnetofónica del sonido del motor en un desplazamiento entre Madrid y El Escorial), o 12 ejercicios de mediación de la ciudad de Córdoba concebidos como ejercicios de medición destinadas a describir (en ese sentido son cuentas) y a la relatar (son también, así, cuentos).

8.- Esther Ferrer (San Sebastián, España, 1937), Autorretrato en el Tiempo. De la serie El libro de las cabezas, 1981-2009

Compuesta por doce composiciones fotográficas, cada una con dos mitades del rostro de la artista unidas por el centro, concebida como un work in progress, se desarrolla con imágenes que abarcan un espacio temporal de cinco años en los que la artista ha ido fotografiando su rostro, de manera que los lados derecho e izquierdo son combinados cada uno correspondiendo a un momento distinto. La imagen de cada fotografía ocurre en un tiempo concreto, pero también en un espacio concreto. Uniendo el antes y el después nos muestra el deterioro que provoca la vida, cómo el tiempo nos transforma, cómo la persona, aun siendo la misma y conservando determinados rasgos, cambia, se modifica, permaneciendo solo la identidad inalterada: cómo envejecemos de manera visible.

9.- Néstor Sanmiguel (Zaragoza, España, 1949), Las emociones barrocas, 1997-2005

Recopilación documental realizada a lo largo de casi diez años, esta monumental serie se conforma como una suerte de libro de viajes, de contenedor del tiempo transcurrido, iniciado con lo que el autor ha denominado una "recolección de formas", cerradas y selladas, del periodo de trabajo anterior a 1997. En la obra se superponen texto, imagen y color en los distintos episodios que conforman este particular diario de procesos del autor, presentados mediante un montaje azaroso en cada uno de los espacios expositivos en los que se muestra. Es éste un sistema íntimamente relacionado con el proceso creativo del autor, un recurso repetido que se añade a la ya de por sí compleja metodología de trabajo: la sistemática superposición de veladuras, no estrictamente pictóricas, a través de métodos de ejecución contrapuestos. Rompiendo con cualquier linealidad narrativa, Sanmiguel deconstruye los elementos formales de la obra para generar un sistema combinatorio infinito que genera lecturas capaces de articular distintas tramas, tiempos e incluso intrigas contradictorias.

10.- Dora García (Valladolid, España, 1965), 100 obras de arte imposibles, 2001

100 Obras de arte imposibles se presenta como una serie de textos en vinilo colocados sobre el muro expositivo. Una instalación que indaga sobre la concepción misma del objeto artístico y su materialización en el terreno de la exposición. Presencia y ausencia, realidad y ficción, se funden en una pieza conceptualmente compleja que invita a reflexionar en torno a la forma en que se produce la comunicación entre autor y público en la creación artística. El improbable encuentro entre la imposibilidad creativa a la que hace referencia el título y su representación material concreta en el marco expositivo tradicional en este caso en forma de texto escrito, apela a concepciones habituales en el trabajo de Dora García: el desdoblamiento Espacio Temporal de la representación, la multiplicidad interpretativa que de ésta se deriva, o el aspecto efímero e inestable de la propia obra de arte, que se presenta en los límites de una narración no siempre compartida con el espectador. La documentación de una obra concebida a partir de su propia imposibilidad se traduce, en la obra de esta artista, en un intento por fijar lo efímero, de registrar la volubilidad de lo instantáneo, de atrapar un tiempo fugaz. Un intento que se halla legitimado en un proceso narrativo que permite la percepción de lo intangible.

11.- Alberto García-Alix (León, España, 1956), La princesita, 1988

Alberto García-Alix lleva en compañía de la fotografía casi cuatro décadas, pasión reconocida que comparte junto a las motos, el baile -especialmente el tango argentino- los amigos y los libros. Desde la fotografía viene fijando el mundo que le rodea mediante ejercicios de desnudez que nos acercan al interior de una vida heterogénea. Un territorio marcado por los lugares transitados y los encuentros. Un camino contado en imágenes desde la subjetividad a las claves de su propio narrador que ha desarrollado una trayectoria que lo sitúa como uno de los grandes nombresde la fotografía española

La princesita es un retrato que guarda sinergias y similitudes compositivas con todas sus otras fotografías de personas. El uso del formato medio, el trabajo en blanco y negro o el encuadre son afines. No se trata de ninguna imagen alegórica, sino del contexto del artista, en este caso su intimidad. La princesita es el retrato de su compañera en aquel entonces, el entorno afectivo más próximo, que se presenta a la cámara inclemente y frontal. Ambas obras se incluyen así en un periodo decisivo en la trayectoria de García Alix, por representar el comienzo de la madurez artística y sentar las bases de su trabajo en la actualidad. 

12.- Pipilotti Rist (Grabs, Suiza, 1962), Homo Sapiens Sapiens (5 alas), 2005

Con el título Homo Sapiens sapiens, Pipilotti Rist presentó en la 51 edición de la Bienal de Venecia una espectacular vídeo-instalación que se proyectaba sobre los techos abovedados de la iglesia barroca situada en el Gran Canal veneciano de San Stae. Para su contemplación y disfrute, los espectadores debían recostarse sobre colchones estratégicamente dispuestos en el suelo y unidos entre sí simulando las hojas de una vid. La proyección, de un carácter intensamente onírico, era una puerta al paraíso perdido: escenarios naturales, colores psicodélicos, ninfas desnudas, imágenes que se construyen y destruyen de forma caleidoscópica se desplegaban en uno de los trabajos más interesantes de la artista suiza en cuanto a experimentación espacial se refiere. 

Con motivo de su exposición en MUSAC a comienzos de 2006 "Pröblemäs büenös. 4 obras de Pipilotti Rist y amigäs", la creadora presentó una nueva versión de la pieza a la que renombró Homo Sapiens sapiens 5 alas, haciendo referencia a las 5 pantallas colgantes sobre las que se fraguaba el particular y subconsciente Jardín del Eden de Rist, un universo rico y complejo donde la saturación de colores como los rojos y azules eléctricos, y su constante obsesión por el cuerpo femenino -Gry Bay y Ewelina Guzik encarnan a las nuevas Evas- se revuelven insaciablemente. 

De nuevo la música aparece ocupando un lugar destacado para esta reina de las narraciones visuales y que en el pasado había formado parte del grupo de rock femenino Les Reines Prochaines. Desde entonces no ha dejado de componer, siendo la propia artista la responsable, en colaboración con Anders Guggisberg, de las hipnotizantes bandas sonoras que acompañan su producción visual.

Manuel Olveira, director del MUSAC. Para ARTEINFORMADO 

 



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