Magda Bellotti celebra sus bodas de plata con el arte

Actualidad 25 may de 2008

por ARTEINFORMADO

       

Magda Bellotti celebra sus bodas de plata con el arte

Magda Bellotti, 25 años después de haber iniciado su trayectoria como galerista, sigue transmitiendo, con su mirada intensa y viva, ese encanto sin duda imprencindible para mantenerse en esta actividad. Licenciada en Filosofía por la Universidad de Sevilla, aunque nació en Algeciras (Cádiz), donde comienza su andadura como galerista, fue fundadora de la asociación de galerías andaluzas de arte contemporáneo. Después, y hasta hace sólo unos meses en que abandonó, perteneció a Artemadrid. Además es socia fundadora del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC), junto a Oliva Arauna, y parte del Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo de España.

 

Algeciras: "Me sentí en un desierto"

La galería Magda Bellotti se inauguró en Algeciras en el año 1982, y fue allí "porque mis padres me regalaron el local para la galería. Yo conocía Sevilla y Madrid, y me interesé por la estética y la teoría del arte, que junto a mis amigos artistas y mi hermano, me indujeron a la fundar una galería".

 

Los comienzos fueron duros y difíciles. "Yo todavía no sabía lo que quería hacer, pero sí lo que no quería hacer. Habría sido mucho más fácil exponer a artistas de la zona, y vender. No lo hice y eso me supuso enemistades. Yo era casi una estudiante y no sabía nada del coleccionismo, sin un duro, y aún hoy no sé cómo pude sobrevivir. En mi casa no había arte contemporáneo, pero sí una gran biblioteca, mucha cultura y algunas antigüedades".

 

El mundo del arte le fascina y lo vive con gran intensidad: "Puse una galería, pues el mundo del arte era más imaginativo que una librería, tenía más chispa, y ya en los años 70 viajé con mis padres a los centros de arte contemporáneos abiertos en Europa, entre ellos el Pompidou en París, o a Italia, Holanda e Inglaterra".

 

Su trayectoria se desarrolla en dos ciudades, pero en tres etapas, que corresponden a los sitios de su galería: los dos primeros en Algeciras, y el último y definitivo, cuando en 2001 llega a Madrid. Su primer espacio era una entreplanta y lo recuerda con limitaciones para las exhibiciones. "Conocía las galerías de Nueva York, con su parquet y sus luces, y me daban mucha envidia, especialmente las del Soho". Ante el crecimiento inesperado, se traslada a un segundo lugar, esta vez diseñado para ser galería, con una fachada de acero corten y su ya ansiado parquet. "Fue una evolución de espacio, de la sociedad y de los propios artistas". La galería se inauguró en 1992, año de la Expo de Sevilla y las Olimpiadas en Barcelona, y permaneció abierta hasta el verano de 2001.

 

Aunque, según nos reconoce, lo más duro de su periodo en Algeciras fue "el aislamiento y la incomprensión de la sociedad andaluza con el arte contemporáneo, que me hizo sentirme en un desierto. Fue un suicidio. Era difícil hacer venir a críticos y otros agentes, era difícil salir en la revista Lápiz, y, además, sufría el poco respeto que brinda la incultura. Madrid fue una evolución natural, una intuición clara".

 

Y llegó a Madrid en 2001

Finalmente, el 27 de octubre de 2001 se abrió el nuevo espacio de Madrid, en el Barrio de las Letras, cerca del Museo Reina Sofía. "La galería es grande y tiene espacios distintos para diferentes creaciones. El primero, a pie de calle, con una altura de 5 metros de altura, un segundo rectangular, un entresuelo llamado espacio Algeciras, para proyectos específicos e intercambios con otras galerías, y un cuarta zona para obras de pequeño formato y vídeos. He de aclarar que nunca expuse, hasta llegar a Madrid, obras de fotografía y videoarte en Algeciras".

En Madrid es donde, ahora, expone su muestra colectiva de artistas que han pasado por su galería a lo largo de 25 años, durante los que ha celebrado más de 200 exhibiciones. Una trayectora que le permite, ahora, observar que ser galerista hoy "es una actividad compleja, se ha perdido la manera artesanal, yo soy de la vieja guardia, me gusta el contacto con los artistas, pero hoy se requieren infraestructuras, inversión, relación con los medios, todo es mucho más complejo y más riguroso. Yo intento hacer que los artistas estén unidos con la galería por una filosofía, una mirada, o un pensamiento".

Arco, su decepción

Y, como tantas veces, junto a la celebración llegan las malas noticias. Y este año Magda Bellotti no fue admitida en ARCO, una feria a la que ha asistido ininterrumpidamente desde 1984, menos de dos años después de su nacimiento como galerista, y sin la que -renococe- no hubiera salido adelante: "Yo vivía de los 4 ó 5 coleccionistas de la zona de Algeciras, pero fueron los coleccionistas de Arco, ya en el año 85 y 86 los que me dieron un fuerte impulso. Vendí obras de Guillermo Pérez Villalta a una conocida comisaria, a José Lladró o a Sotogrande. Fue para mí un filón económico y un respiro. ¡23 años en Arco!", recuerda ahora cuando su expulsión o no admisión por el comité en este año 2008 le ha causado disgusto e impotencia. "Perplejidad, desolación, no hay adjetivos, ... muchísimo dolor. Me quedan pocas ganas de aplicar de nuevo, pero lo haré", se sobrepone Magda quien, a pesar de todo, ha sido discreta y no ha levantado mucho las voces de queja: "Es una feria que apoyo personalmente, es muy importante para el mercado del arte español, y es una joya nacional que hay que valorar". Los mejores apoyos los ha recibido de sus amigos y artistas, quienes le han dado ánimos y fuerzas para seguir: "sin los artistas no estaría aquí, ... han sabido de mis dificultades, especialmente mi hermano Evaristo, sobretodo en Algeciras, ... y ahora con la expulsión de la feria Arco. Me ha descolocado ..., lo que más daño me ha hecho. No quiero criticar a las galerías que están dentro. Quiero que la feria se supere. Mi expulsión fue irregular a la vista de todos". Porque, cabe recordar que Magda Bellotti ha asistido en estos últimos años a ferias nacionales como ARTESANTANDER o LOOP e internacionales como Maco México Arte Contemporáneo (Femaco), Art Frankfurt, bâlelatina en Suiza, Artissima en Turín o DIVA en Nueva York .

¿Coleccionista? Sí, "... pero tienes que vender"

Se confiesa poco mitómana aunque poseedora de una pequeña colección de artistas queridos de su galería, más alguna obra de otros creadores actuales. "Me da pena no haberme quedado con cosas que han pasado por mis manos, como obras de Guillermo Pérez Villalta, Chema Cobo, Darío Villalba, Javier Campano. Vendí en su día varios Jaime Burguillos, que me hubiera quedado para colgarlos en mi casa, ... pero tienes que vender". Vendió una pieza excepcional a un coleccionista jerezano, Pepe Estévez, un empresario bodeguero y criador de caballos árabes. "Tenía una bella colección de arte contemporáneo y compró una pieza completa de la serie de aguafuertes de la Suite Vollard de Picasso, por eso del vino, Baco, y las mujeres, Una mañana, tras visitar la fundación ICO disfrutamos de los aguafuertes de Picasso durante una hora y al salir decidió que es lo que quería comprar y tener. Me fui rápidamente a la galería Elvira González, y juntas viajamos a París donde Michel Leiris nos dio las obras para el señor Estévez. Era un visionario. Compró cosas maravillosas".

 

El exilio andaluz, ... casi inevitable

La realidad se impone y es claro que, en la última década, se ha producido una fuga de las grandes galerías de arte contemporáneo creadas en Andalucía, para instalarse en Madrid. Carmen de la Calle, Juana de Aizpuru, Pepe Cobo y Magda Bellotti han terminado trabajando en la capital, y abandonando la comunidad andaluza. Se puede hablar claramente de un exilio andaluz del mundo del arte contemporáneo. Magda Bellotti aporta su visión: "La situación en Andalucía es muy particular, con la cultura y el empresariado sin implicarse en el arte de hoy. Se debería comprar y patrocinar arte de nuestro tiempo para crear riqueza. Hay que tener mentalidad del siglo XXI e implicarse con la sociedad. Ya van apareciendo algunos casos de empresarios acordes con la cultura actual, pero son pocos y muy tardíamente". Habría que destacar, en este sentido, la colección Montenmedio Arte Contemporáneo en Vejer de la Frontera, de la que Magda Bellotti es miembro de su comisión asesora.

 

Respecto a los de su gremio, Bellotti guarda un especial recuerdo a la galerista Juana Mordó, "la única persona que me ha impresionado, ... yo era muy joven, pero apreciaba esa relación con los artistas y un modo especial de hacer las cosas. También me interesa el desparpajo de Juana de Aizpuru y la defensa que hace de sus artistas, su lucha infatigable, y su atrevimiento en hacer una exposición a Valeriano López, un joven de 25 años. En su día me interesó también Buades por su dinamismo y sus periódicos, que yo también vi como algo interesante".

 

Finalmente, como todo buen galerista, busca que sus artistas se consoliden en las grandes colecciones y museos, pero aclara que para eso hay que esperar su tiempo, que no hay que entrar demasiado pronto. "Para estar en una colección de un museo se necesita el poso del tiempo". Ese tiempo es el que ha pasado desde ese año 1982, tan cercano y lejano, en el que abrió la galería, aun cuando Magda nos asegure ahora que "no tengo la sensación de que haya pasado tanto tiempo". Por Joaquín Gallego - ARTEINFORMADO



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