Las culturas en jaque: La desfinanciación que podría cambiar el rumbo del sector cultural colombiano

Bogotá, Colombia – El hundimiento de la Ley de Financiamiento en el Congreso de Colombia el pasado 11 de diciembre ha desatado una crisis presupuestal que afecta de manera directa al sector cultural del país. La decisión, que deja desfinanciado el Presupuesto General de 2025 en $12 billones, ha generado rechazo por parte del presidente Gustavo Petro, quien calificó el acto como una maniobra política. No obstante, las repercusiones son particularmente graves para el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, cuyo presupuesto se reducirá drásticamente.

El c expresó su preocupación en una carta pública titulada Ataque a las culturas, en la que describió la situación como “uno de los más brutales ataques a los que haya sido sometida la democracia colombiana”. Según Correa, el presupuesto del ministerio, que en 2024 alcanzó un récord de $1,4 billones, se verá reducido a solo $200.000 millones, una disminución del 90 %. “El Gobierno enfrenta hoy un desfinanciamiento que costará que millones de personas no tengan cómo realizar sus proyectos de vida con dignidad”, afirmó el ministro.

Giuseppe Ramírez, crítico cultural y colaborador de Esferapública, también se pronunció sobre el impacto de esta decisión. “Lo más retorcido de todo es el regodeo con el que los representantes de la oposición abordan el tema: como un triunfo. La premisa es simple: que los ciudadanos salgan a votar en 2026 con hambre y rabia”, señaló en una columna. Ramírez subrayó que, a pesar de las críticas a la gestión del actual gobierno de Petro, este ha logrado avances económicos como reducir la pobreza y mantener la regla fiscal, por lo que el rechazo a la ley parece obedecer a intereses políticos.

El impacto en el sector cultural será devastador. Según Correa, proyectos emblemáticos como el Teatro César Conto en Quibdó y el Museo Afro en Cali podrían quedar sin financiación. Además, entidades como la Biblioteca Nacional y el Museo Nacional tendrán presupuestos ínfimos que dificultarán sus operaciones básicas. “Invitamos a los actores, bibliotecarios, artistas y gestores culturales a movilizarse por la dignidad de un sector que es fuerza y alegría”, concluyó el ministro.

El presupuesto general enfrenta restricciones severas. De los $511 billones previstos sin la Ley de Financiamiento, más del 90 % está comprometido en gasto obligatorio, dejando solo $13 billones para inversión en todos los ministerios. Esto limita gravemente la capacidad del Gobierno para mantener programas culturales y sociales esenciales. “El sistema cultural del país está en riesgo de asfixia”, denunció Correa, quien pidió al Congreso reconsiderar su postura y buscar soluciones.

Ademñas, agentes e instituciones culturales en Colombia expresaron su rechazo al archivo de la Ley de Financiamiento mediante publicaciones en Instagram, señalando que la decisión prioriza intereses privados sobre el bien común. Coinciden con el ministro y con Correa advirtiendo sobre el impacto en proyectos como el programa Sonidos para la construcción de paz, bibliotecas públicas e itinerantes, orquestas sinfónicas y construcciones culturales regionales. También enfatizaron que el presupuesto cultural no es equiparable al gasto público y responsabilizaron a las bancadas opositoras por las graves consecuencias para el desarrollo territorial y la actividad cultural del país.

 

En este contexto, la cultura se ha convertido en un terreno de disputa política, donde, según Ramírez, “la oposición utiliza el desfinanciamiento como herramienta de desgaste electoral”. Tanto Correa como otros líderes del sector han reiterado la necesidad de un debate más transparente sobre el destino de los recursos públicos. Además, han instado a la ciudadanía a informarse y a exigir la continuidad de políticas culturales que promuevan la diversidad y la memoria histórica del país.

La crisis presupuestal que enfrenta Colombia no solo afecta a las cifras macroeconómicas, sino también a las comunidades que dependen de estos recursos. Mientras las autoridades buscan salidas, la movilización del sector cultural podría jugar un papel crucial para garantizar que la cultura no sea la mayor víctima de esta coyuntura.