Actualidad 14 feb de 2005
por ARTEINFORMADO
Los museos e instituciones españolas habrán gastado no menos de millón y medio de Euros en compra de obras en ARCO. Al menos estas eran las previsiones: la Fundación Arco preveía gastar 150.000 Euros; la Fundación Coca-Cola, que lleva diez años nutriendo su colección en la feria madrileña, invirtió 137.862 Euros; el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac) disponía de otros 300.000 Euros; el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo apostaba 120.000 Euros en la compra de arte digital y virtual; y el Ayuntamiento de Pamplona, que lleva diez años consecutivos asistiendo a Arco con programa de adquisición, esta vez destinaría 42.000 Euros a la compra de obras. Así hasta sumar la cifra indicada de 1,5 millones. Otros museos acuden sin un fijo. Es el caso del Reina Sofía (10 M. de presupuesto para comprar arte en 2005) o del IVAM (2,4 M.). Unas compras que normalmente tienen descuentos del 20%, que es aceptado a regañadientes por los galeristas que lo consideran un «impuesto» que hay que pagar si quieren que sus artistas estén representados en los museos de referencia. Esta norma no escrita se puso en marcha con la crisis de los 90 como una manera de incentivar las compras del escuálido mercado del arte español. El caso es que se sigue aplicando como mal menor, para algunos, y con mucha resignación.
Ya con la feria avanzada, se supo que distintas instituciones malagueñas habían invertido más de 170.000 Euros en compras. Así, el Ayuntamiento ha adquirido obras de arte por un valor de 85.300 Euros con el fin de aumentar el patrimonio artístico de la ciudad. Por su parte, la Fundación Picasso y Casa Natal han incrementado su patrimonio artístico tras la compra de cinco nuevas piezas de cerámica por un importe de 34.400 Euros. Piezas mayoritariamente voluminosas como platos y fuentes que datan de los años 55 y 68 de los años de trabajo del autor. Finalmente, el Centro de Arte Contemporáneo Málaga (CAC) invirtió un total de 59.500 Euros.
También, el Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC), que guarda la colección de la Fundación Arco y que, por ello, tiene un compromiso para adquirir al menos por valor de 90.000 Euros anuales, este año ha alcanzado, como también lo hizo el pasado, compras por valor de 200.000 Euros, repartidos entre 37 obras de 20 artistas, adquiridas en 18 galerías.
Pero, no todos cumplen con el rito. Después de más de quince años comprando en Arco, La Caixa ha frenado su inversión en la feria. Dentro de la colección «Testimonio», la entidad financiera ha adquirido a lo largo de todos estos años miles de obras («cada año compraban una media de 150 piezas») que eran repartidas en las oficinas abiertas al público, una costumbre que inició en tiempos Juan Antonio Samaranch. «El presupuesto que tenían no era inferior a 600.000 euros. Es un lástima, sobre todo porque puede ser un mal ejemplo para otras cajas», asegura uno de los galeristas consultados.
... ¿y los coleccionistas privados?
Sostenida con esta auxiliadora inyección económica de instituciones y museos públicos, en ARCO se tenía la esperanza de fortalecer un núcleo de compradores particulares. La responsable del programa de coleccionistas de la feria ("Major Collectors"), Sofía Barroso, calculaba que, además de los 200 coleccionistas invitados, hay otros 500 que acuden por su cuenta, tanto españoles como extranjeros. Pero, por no saber, no se saben ni sus nombres, más allá de un reducido número de ellos. Así, se vió por la feria, aunque se ignora si compraron, al cantante Manolo Escobar o a Vicente Grande, el promotor inmobiliario y vicepresidente del Real Mallorca, además de partícipe habitual en subastas de arte. Sí compró, según confirma La Verdad, la empresa Multiópticas, que habría adquirido para su colección dos cuadros de Gonzalo Sicre en My name''s Lolita Art.
Sin embargo, la gran mayoría son auténticos desconocidos. Es el caso del valenciano Francisco José Martínez de Castelví, que, según Diario Vasco, define claramente el sinvivir de un coleccionista. «Es como ser alcohólico o jugador. Llega un momento en que lo importante no es invertir sino acaparar, no puedes estar sin comprar; se convierte en una obsesión y te transformas en un comprador compulsivo». Él decidió, después de comprar tres almacenes para guardar las obras, que «debía parar el ritmo y adquirir aquellas obras que verdaderamente me gustaran».
A este respecto, el artista plástico y especialista en el mercado del arte contemporáneo Pablo Álvarez de Toledo avanza que «está surgiendo un nuevo tipo de coleccionista, más joven, más audaz y más atrevido, que empieza a entender ese mercado cuyo producto aparentemente es tan difícil de comprender». Este comprador tiene un gusto mayor por los nuevos medios como la fotografía, el vídeo y el arte electrónico. Según este experto, el perfil de coleccionista español medio está «entre 40 y 50 años de edad, tiene ahorros y quiere darles salida a modo de inversión; buscan una obra de arte que les dé seguridad y que, además, les guste y les entre por los ojos».
Quienes también compran son algunos galeristas. «Los galeristas somos unos dinamizadores del mercado», asegura Nacho Ruiz, de la galería de Murcia T20. «Y en Arco sacamos nuestra veta de coleccionistas. Compramos muchísimo, quizá más que los otros coleccionistas», añade. En el fondo, todos los galeristas acaban formando su propia colección con el paso del tiempo. Algunos las guardan celosamente en su casa, otros prefieren compartirlas con el público. En la primera categoría entra el veterano Leandro Navarro, que comenzó a reunir arte en 1957. Todos los años compra en Arco. La galería que dirige Miguel Marcos, de Zaragoza, desembarca cada año en la feria con la mirada puesta en los artistas españoles de finales de los setenta y principios de los ochenta, los Albacete, Carlos Franco, García Sevilla, Broto. «Siempre tuve la sensación de que había que coleccionar de cara al futuro y con la mirada puesta en los museos. Se quiera o no -asegura Marcos-, todas nuestras colecciones acabarán en un museo el día de mañana». Lo último que ha comprado Miguel Marcos en Arco es una pieza de Carlos Alcolea por 80.000 Euros. El futuro de la colección de Leandro Navarro, que la mostrará en las salas de Caja Burgos este verano y que incluye un cuadro de Rothko, está en sus cuatro hijos. No quiere que acabe en un museo.
Precisamente, el Centro de Arte de Caja de Burgos fue visitado, coincidiendo con la celebración de Arco, por unos 40 coleccionistas internacionales. Entre ellos destacan Paolo y María Teresa Consolando, con una importante colección desde los años 60 hasta la actualidad; Elizabeth-Sophie Mazella di Bosco, coleccionista y agregada cultural de Brasil en Moscú; Livia y Marc Strauss, creadores del Hudson Valley Center for Contemporary Art, un espacio dedicado a artistas emergentes a las afueras de Nueva York; Don y Mera Rubell, que atesoran una de las más importantes colecciones de arte contemporáneo en Miami. De Bélgica acudieron también Mimi Dusselier y el matrimonio Chris y Lieven Declerck, asiduos a la cita anual de ARCO.
Otro habitual de ARCO, aunque raramente compra en ferias es el conde Panza di Biumo, según el mismo asegura a ABC, donde sentencia: "Hay una situación muy artificial. La gente tiene dinero. Los Bancos dan poco interés, la Bolsa oscila y la gente invierte en arte". El mismo en los últimos cincuenta años ha atesorado una colección con más de 2.500 obras, parte de la cual la exhibe en su casa-museo de Varese (Italia).
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