Opinión 14 may de 2010
por ARTEINFORMADO
El continuado aumento de coleccionistas de fotografía ha convertido en "rara avis" las obras de los grandes clásicos del siglo XX sean lo que, en paralelo, está impulsando al mercado a fijar su mirada hacia nuevos talentos contemporáneos. Pero todavía, a tenor de opiniones expertas, existen nichos con un gran potencial como la fotografía europea de los años 20 a los 50, al no estar aún muy demandada. Lo mismo ocurre con el fotoperiodismo y la fotografía documental, generos todavía infravalorados por el mercado. Eso permite que aún puedan adquirirse piezas icónicas a precios razonables. Este es el caso de la próxima subasta que ha organizado Soler y Llach con la obra de dos iniciadores del fotoperiodismo moderno: Henri Cartier-Bresson (Francia, 1908 - 2004) -fotografías, fotolibros y correspondencia pertenecientes a la Colección Josep Martínez- y Agustí Centelles (Valencia, 1909 - Barcelona, 1985) -fotografías 1934-1939-. La exposición de las fotografías -por cierto en algún caso, las pertenecientes a la colección de Josep Martínez, denunciadas como no auténticas por la Fundación Cartier-Bresson- se hará los días 13-14 de mayo en Casa de Subastas de Madrid y los días 25-26-27 en Soler y Llach, Barcelona. Las estimaciones de las fotografías van de los 1.000 Euros a los 3.000 Euros. El monto total superaría los 100.000 euros
Conforme la fotografía gira en torno a las galerías, ferias, festivales, museos y casas de subastas, su fuerza gravitatoria ejerce una atracción sobre coleccionistas y amantes de la fotografía, como nunca antes la había hecho. Eso ha provocado que el coleccionismo de fotografía haya crecido de forma tan rápida en el último cuarto de siglo. Hoy en día, las imágenes fijas atraen a muchos coleccionistas que asisten regularmente a exposiciones, ferias, festivales y a presentaciones de obras destinadas a subastas. Según fuentes expertas en el medio, la actividad por excelencia es visionar obra original, y es fundamental que no se adquiera una fotografía basándose en una reproducción, es esencial contemplar el original, y poder tenerlo, incluso entre las manos. Se debe actuar como con cualquier inversión, con sentido común, y, como en cualquier inversión, nadie garantiza las ganancias. Un coleccionista de fotografía debería coleccionar porque le gusta el medio y se siente atraído hacia él. El tiempo dirá si ha acertado en su elección, o no, y si la imagen que ha adquirido se revaloriza, ¡mejor que mejor¡.
Con frecuencia una de las asignaturas más difíciles en relación con el coleccionismo de fotografía es encontrar una fuente fiable que guíe y asesore al coleccionista novel sobre los diversos aspectos del medio y los artistas en los que fijar su mirada. El coleccionismo de fotografía -o de cualquier otra disciplina- está estrechamente ligado a la existencia de un fuerte lazo de confianza con el marchante o galerista. La persona que emprende una colección en la mayoría de los casos, debido a su inexperiencia o falta de conocimientos, puede verse confundido por las grandes variaciones de precios que hay sobre fotos de un mismo tema, autor, estilo, escuela, período,... Estas oscilaciones de valor dependen principalmente de la fecha del tiraje y del número de copias existentes, y por supuesto, en última instancia de la calidad e importancia de la fotografía. Las fotografías contemporáneas tienen una horquilla de precios que van desde los 1.500 a 100.000 Euros, y las fotográfías icónicas de época de los grandes maestros del siglo XX oscilan entre 3.000 y 800.000 Euros. Ahora bien, entre el 70-75% están disponibles por menos de 5.000 Euros en casas de subastas y menos del 10% supera los 15.000 Euros. Aun así, las fotos están muy lejos de alcanzar en subastas remates de seis ceros.
Actualmente existe un fuerte mercado de fotografía en Europa, y el caso de España, no es muy distinto, pero dentro de nuestras fronteras la fotografía ha provocado un fenómeno que llama bastante la atención, y es que ha entrado de una forma directa en la "galería de arte especializada en pintura". Es algo que se puede comprobar fácilmente repasando las programaciones de las galerías de todo el país. Tambien abundan las exposiciones temporales de imagen fija en fundaciones, centros de arte, museos y otras salas de exhibición. Por contra, en España se echan de menos más salas estables dedicadas a la exposición continuada de fotografía (ARTEINFORMADO tiene catalogadas unas 30 salas como tales). Eso ayudaría muchísimo a los coleccionistas que se inician a profundizar sobre la materia y, sobre todo, les facilitaría la difícil tarea de determinar la definición visual que quieren dar a su colección. Algo que un coleccionista de fotografía debería hacer, en opinión de algunos expertos, es decidir el arco histórico, el género, la temática,... dado que la fotografía abarca infinidad de campos. Pasado el tiempo y con mayores conocimientos en la disciplina puede ampliar la colección hacia otras áreas. La mayoría de los galeristas y grandes coleccionistas de fotografía aconsejan a la personas que se inician en el coleccionismo no comenzar a comprar fotografías en las casas de subastas, insisten en que es mucho mejor visitar galerias, museos, centros de arte y festivales, como próximamente PhotoEspaña 2010 -entre junio y julio-, o ferias especializadas como Madridfoto -que se está celebrando estos días entre el 12-16 de Mayo en Madrid-, ya que son las mejores escuelas para aprender: "solo viendo se aprende".
En los últimos años, los records en las casas de subastas se suceden, y museos e instituciones importantes están ampliando o creando nuevos departamentos específicos de fotografía, pues nadie quiere quedarse fuera de este movimiento. Incluso se están produciendo fenómenos interesantes dentro el mercado artístico nacional, como la venta de una colección de fotografía a través de una galería privada: Blanca Berlín Galería acaba de poner a la venta parte de la colección de fotografías de Anabel Suero. Hasta ahora, este tipo de operaciones eran algo inhabitual en nuestro país, aunque es claro que, si un coleccionista desea vender su colección, posiblemente quien mejor le podría ayudar en la gestión de la venta de alguna obra o de la colección completa, sería, precisamente, un galerista especializado. Un buen galerista siempre se preocupa por la buena salud del mercado de sus artistas -y esto es algo que a la postre sólo redunda en beneficio del coleccionista-. Por eso es tan importante la elección de un galerista fiable que oriente al comprador, sobre todo si este es un neófito. Hoy la fotografía es algo grande, pero mañana aún lo será más, ya que en definitiva, vivimos en un mundo visual y globalizado. Por Gustavo Pérez Diez, Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de León y MBA en Empresas e Instituciones Culturales-Universidad de Salamanca-Santillana Formación.
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