Actualidad 18 may de 2016
por ARTEINFORMADO
Cortesía de Sucesión Joaquín Torres-García. Photo: Rosell Cardoz
Exposición retrospectiva sobre este artista uruguayo, organizada por el MoMA de Nueva York en colaboración con Fundación Telefónica y Museo Picasso Málaga.
Comisariada por el venezolano Luis Pérez-Oramas, abarca desde sus primeras realizaciones en Barcelona a finales del XIX hasta sus últimas piezas elaboradas en Montevideo en 1949.
El Espacio Fundación Telefónica presenta, del 19 de mayo al 11 de septiembre en su planta 3, la retrospectiva "Joaquín Torres-García. Un Moderno en la Arcadia", una muestra producida por el MoMA de Nueva York, donde pudo verse hasta mediados del pasado mes de febrero, en colaboración con el Museo Picasso Málaga, donde podrá disfrutarse también del 10 de octubre al 5 de febrero.
La exposición, comisariada por el venezolano por Luis Pérez-Oramas (Caracas, 1960), comisario de arte latinoamericano de MoMA -a quien ARTEINFORMADO entrevistó hace unos meses en Nueva York-, abarca la primera mitad del siglo XX, repasando los extraordinarios logros de Joaquín Torres-García (Uruguay, 1874 - 1949) en la pintura, la escultura, el fresco, el dibujo y el collage, a través de más de 170 obras de 70 coleccionistas públicos y privados -muchos de España-, 11 de las cuales no se exhibieron en Nueva York, entre las que destaca el fresco que Torres-García pinta para su propia casa, La Terra, Enees i Pan (1914) -una obra monumental de más de 100 años de antigüedad, claro testimonio de la adscripción del artista al movimiento noucentista-.
Sin duda, una cifra inédita que representa una oportunidad única para apreciar obras de diferentes períodos de manera simultánea, de quien está considerado una figura central en la historia del arte moderno.
Y es que, como señala la nota emitida, "en su obra adoptó la libertad formal de la modernidad sin compartir la fascinación por el progreso de la mayor parte de las ideologías modernas, y tuvo como objetivo con la ambición de producir un arte que fuese al mismo tiempo temporal y universal, constructivo y simbólico, abstracto y concreto".
La muestra -prosigue la nota- hace hincapié así "en la individualidad radical de un artista que elude clasificación. Una figura central en la historia del arte moderno y un protagonista clave en los intercambios culturales trasatlánticos que lo han informado, Torres-García ha fascinado a generaciones de artistas en ambos lados del Atlántico, pero especialmente en las Américas, incluyendo a importantes artistas norteamericanos, desde Barnett Newman hasta Louise Bourgeois, y a incontables artistas latinoamericanos. A medida que asimilaba y transformaba las invenciones formales del arte moderno, Torres-García se mantuvo fiel a una visión del tiempo como una colisión de distintos períodos, en vez de una progresión lineal -una distinción que es particularmente relevante al arte contemporáneo-".
La exhibición en Espacio Fundación Telefónica, al igual que sucedió en el MoMA, se estructura cronológicamente en una serie de capítulos importantes abarcando la obra completa del artista, desde sus primeras obras en Barcelona a finales del siglo XIX hasta sus últimas obras realizadas en Montevideo en 1949.
"Destacan dos momentos claves en su obra: la época de 1923 a 1933, cuando Torres-García participó en varios de los primeros movimientos modernos de vanguardia europeos, a la vez que estableció su característico estilo pictográfico-constructivista; y de 1935 a 1943, cuando, habiendo regresado a Uruguay, produjo uno de los repertorios más contundentes de abstracción sintética", aclara el comunicado.
Torres-García, a lo largo de toda su vida, fue un ferviente defensor del arte latinoamericano como un auténtico movimiento regional, no derivativo, libre del dominio europeo, como queda claro en alguno de sus escritos: "No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte".
Fue en este espíritu que creó una de las imágenes más emblemáticas del modernismo latinoamericano, un mapa invertido de América del Sur, que proclamaba el Sur como su propio Norte. Un primer dibujo de este concepto se muestra en Curso para formación de la consciencia artística (La Escuela del Sur) (c. 1934) y culmina en su famosa América invertida (1943). Un ejemplo se puede ver en la muestra.
Por otro lado, cabe señalar que, a poca distancia, en el Museo Reina Sofia, se puede visitar, en estos momentos, la también retrospectiva del artista cubano Wifredo Lam (Sagua la Grande, 1902 - París, 1982), quien al igual que Torres-García, tuvo una etapa vivencial y formativa en nuestro país (1923-1938), siendo en su caso Madrid.
Un período éste que en la exposición del museo madrileño se refleja de forma más amplia y precisa que en su primera parada en el Centre Pompidou de París.
Esta amplia muestra, co-comisariada por Catherine David, directora adjunta del Pompidou, y Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, viajará a la Tate Modern de Londres tras su clausura en Madrid.
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