Entrevistas 06 may de 2015
por ARTEINFORMADO
Obra de Javier Tapia
"Trabajo con una metodología consistente en ir a lugares, viajar, conocer el lugar donde estoy, buscar información, documentos que me remitan a la memoria colectiva del lugar", explica el artista chileno residente en Copenague.
A finales de 2013, Tapia tuvo una exposición en una galería chilena después de 16 años. Fue en la Galería Tajamar - Local 59, donde presentó "Problemas Compartidos Preguntas Compartidas".
El artista chileno/danés Javier Tapia concluirá en los próximos días su primera exposición en la danesa Galleri Christoffer Egelund, que le representa. Con la ayuda de Elena Merli, asistente de la galería, Tapia se ha prestado a contarnos cómo trabaja. A continuación están sus respuestas:
ARTEINFORMADO (AI): Tu exposición en la galería forma parte del proyecto que estás desarrollando actualmente. Háblanos acerca del mismo y cómo se inserta en tu línea de trabajo.
Javier Tapia (JT): Generalmente trabajo con una metodología consistente en ir a lugares, viajar, conocer el lugar donde estoy, buscar información, documentos que me remitan a la memoria colectiva del lugar. Me gusta investigar, indagar en la memoria colectiva. Del lugar, me interesa descubrir metáforas de diferentes lugares, también un poco con el deseo de reciclar la historia que he aprendido durante mis años de estudio y generando ambientes con eso.
Generalmente los ambientes de mis instalaciones están dispuestos como display de un archivo y a veces como esculturas sociales. Estas instalaciones pueden ser relacionadas con la escenografía de teatro. Para mí estas obras son como una cadena de eventos. Lamentablemente, después de cada proyecto casi todo lo que se construyó, se articuló o se puso en display, es diseminado, y es devuelto al lugar que me lo prestó o puesto en cajas. A veces muchas de las cosas que uso acaban en la basura y muchas veces también hay una serie de objetos, fotografías, dibujos, fotocopias de libros que mantengo porque creo que pueden ser útiles para otros trabajos.
Estos trabajos que presento en la exposición "High Density" son un trabajo más íntimo, un trabajo más lento, que lo estuve haciendo como por tres o cuatro años en mi taller, paralelo a todo lo otro. Entonces, estos trabajos si bien tienen una unidad estética, no fueron pensados como una exposición. Para mí esto es un poco la presentación de la disciplina de estudio que desarrollo paralela a los otros proyectos y cosas que hago. Como gran proyecto, me gusta pensar que esto no se sitúa al medio, al final o al inicio. Yo lo veo todo unido. En mi trabajo, a lo mejor, en una primera impresión las instalaciones no tienen nada que ver con los trabajos bidimensionales o con los assamblages, pero al mismo tiempo tienen mucho que ver con los temas y los materiales usados.
AI: Cada collage es un medio para intentar construir una memoria y, por supuesto, detrás de cada detalle hay una historia o una investigación. ¿Podrías hablarnos un poco más de ello?
JT: El trabajo al que quiero referirme fue el primero de esta serie de collages, el cual se hizo en relación a la naturaleza. En el proceso de investigación encontré representaciones de bosques, lagos y ambientes naturales. Muchas veces lo que estoy trabajando tiene una narración muy concreta hacia lo geo-político, por lo tanto, creo que era necesario también hacer un trabajo que no tuviera nada que ver con narrativas centradas en el hombre, en este caso la naturaleza.
Este trabajo específico, lo hice después de una visita a Bornholm, que es uno de los lugares donde hay una naturaleza realmente diferente y salvaje en comparación al resto de Dinamarca. Ahí se pueden encontrar también pequeñas montañas y valles. Tiene otra forma de navegación del resto del país. Ese periodo fue también especial porque estuve en contacto con un amigo artista que se llama Emil Westman Hertz. El me inspiró mucho también para trabajar con las cosas que están inmediatamente cercanas a uno, entre ellas, las cosas naturales. Entonces, volviendo al trabajo que muestro en "High Density", la obra se transformó en una colección de cosas que podrían ilustrar un ambiente natural, el cual estaba experimentando, lo que también se puede reflejar en una serie de cosas que venían del mismo lugar en donde estaba, en este caso Bornholm. Hay materiales que puedo nombrar, como por ejemplo, cera de abeja, semillas y fibras naturales, que sumadas con otros fragmentos de naturaleza o representación de la misma, empezaron a generar la obra.
Las cosas fueron cayendo en su lugar lentamente y, después de un momento, consideré que la obra ya estaba terminada. No quería caer en una imaginería detallada de la naturaleza, sino crear la idea de la naturaleza, ya que con todos estos trabajos que uno propone en el contexto de una galería, por ejemplo, aunque sean más o menos efectivos en lo que están narrando, son ejemplos de otras cosas, son momentos que uno saca de un lugar y pone en un espacio para ser apreciado. Entonces, cuando llega el momento en que ya no se puede excavar más en lo que uno necesita para ilustrar ese ejemplo, el trabajo logra estar terminado para mi gusto.
AI: Tus collages cuentan un viaje. Hablanos de cómo tus viajes inciden en tu trabajo artístico.
JT: Cuando salí de Chile yo tenía como veintidós años y había estudiado arte. El arte que estaba tratando de hacer en ese momento estaba muy relacionado a la pintura. Era un arte, que si bien era muy intuitivo, estaba todavía muy restringido a las referencias eurocéntricas de la historia que me habían llegado por la escuela de arte. Lo cual no es negativo, pero cuando salí de ese contexto y cuando tuve la suerte de viajar directamente a las fuentes, a Europa y Estados Unidos, me pude dar cuenta que era necesario activar otras historias, las que eran más cercanas en relación a mi pasado y mi historia, pero también de los lugares que iba descubriendo. Me pude dar cuenta que a veces me interesaban cosas que la gente las tomaba por garantizadas. Esto es debido, a lo mejor, al hecho de que la gente y los ambientes sociales que visitaba, en general, estaban en su contexto diario y yo era un extranjero o un personaje nuevo. Yo creo que era interesante apreciar detalles en las diferencias de percepción y, al mismo tiempo, usar estos espacios de tiempo para generar un diálogo con mi pasado, con mi historia, y en general con lo que había aprendido.
En algún momento uno se ve enfrentado a situaciones donde uno no puede llegar siempre con un trabajo listo. Las obras de arte, en general, siempre se pueden hacer en diferentes circunstancias, pero hay una opción abierta e incierta cuando uno acepta trabajar con un lugar en el que uno no tiene historia o conocimiento.
Usando este método uno tiene que lidiar con el ahora. Entonces; ¿de qué se nutre la obra, qué puede ser la obra? Con estos pensamientos empecé a estudiar los lugares y ver qué tipo de metáforas o qué tipo de cosas interesantes podía usar para hacer un trabajo nuevo.
Cuando esa metodología-trabajo se me abrió, me di cuenta de que podía hacer trabajos en cualquier lugar donde yo estuviera, sin necesidad de tener mucha infraestructura física detrás de mí. Uno necesita ser curioso y trabajar con limitaciones pero, al mismo tiempo, eso mismo te da un universo de posibilidades.
Desde ahí, cada viaje se ha transformado en un potencial para muchas cosas porque uno aprende del viaje. Se conocen nuevos contextos y se pueden extraer cosas muy valiosas de esos lugares nuevos o re-encontrados. Ahí hay un potencial increíble de trabajo para mí.
AI: El viaje es algo que encontramos también en tu proyecto "Free Derive Tours", un viaje con destino desconocido, atendible por cualquiera, en cualquier ciudad. Deriva es un concepto introducido en los años '60 por la Internacional Situacionista y ponía de relieve el aspecto geográfico y social de la experiencia. ¿Nos hablas un poco acerca de tu proyecto, si has tenido invitados y si sigues trabajando en eso?
JT: Ese proyecto es algo que trato hacer cuando tengo tiempo. No es algo que se puede hacer constantemente. En cierta forma lo inicié para aprender de los lugares. Yo invitaba a la gente a invitarme para que ellos me hablaran de los lugares de donde venían o vivían. Con eso, cuando uno camina o llega a un lugar nuevo o sale a caminar, uno llega a lugares que nunca hubiera pensado. De esta forma, también empecé a tener un diálogo que va mucho más allá de algo meramente artístico. Aunque todo puede ser tomado como arte, con la gente se creaba un contacto diferente y se generaban nuevas amistades, nuevas redes de comunicación que no existían previamente. El proyecto al mismo tiempo no está marcado por un marco temporal determinado, ya que un derivé tour puede tomarse todo un día, o puede ser dividido en varios días. Creía que esa forma era un método no académico para aprender de los lugares, una forma de conocer historias que no estaban escritas.
Lo sigo haciendo cuando estoy en un lugar y a veces no es tan estándar como el trabajo de una oficina. Invito a gente, les doy mi teléfono y trato activar algo un poco más social. Aprendo un montón de los detalles. En Estados Unidos, en Chile (aunque yo sea de Chile, no conozco todo el país), en Turquía... estos proyectos me enseñaron mucho y espero que la gente que comparte y ha compartido conmigo hayan podido tener un buen momento.
AI: ¿Nos mencionas algunas galerías y centros expositivos significativos en los que has expuesto?
JT: En 18th Street Arts Center, en Los Angeles, hice el proyecto "Travelling Dust" (2014), del que estoy muy orgulloso. Lo hice con el artista mexicano Camilo Ontiveros.
También el proyecto "A Platform Proposal" (2010) en Fabrikken para el Art Fair Alternativo de Arte en Copenhague. Este proyecto me gustó mucho porque, si bien era dentro de una feria de arte, en un lugar y espacio delimitado, me dieron permiso para hacer una instalación en un parque cercano al edificio donde se estaba celebrando. Esta instalación me permitió trabajar con muchos artistas que me gustan. Los podía invitar a hacer programas de radio y workshops. Al mismo tiempo, yo estaba cocinando, hacíamos conciertos de música clásica, había lecturas. Pasaban muchas cosas. Entonces, como plataforma, este proyecto me interesaba también como una expansión del concepto de plataforma, como la posibilidad abierta de una mezcla de las muchas disciplinas y marcos sociales en el que trato de trabajar. Tenía sonido, arquitectura, algo de escultura social, envolvió a la sociedad local, cosas de cultura folk, historia: era, en cierta forma, un proyecto muy completo.
Otro proyecto que podría mencionar es uno que hice en Charlottenborg Kunsthall. En este espacio hice el show para mi exposición “Afgang”, que algunos llaman “Exit” en Dinamarca. Construí una cueva. Es un proyecto, que me tomó un año de fabricación, propuse algunos postulados precisamente contrarios o alternativos del edificio. Aunque fue duro el proceso de trabajo, largo y complicado de instalar, creo que funcionaba muy bien y generó una dinámica social dentro de la institución que, a lo mejor, antes no existía o que no estaba propuesta. Otro factor en este proyecto es la historia de Charlottenborg, edificio que está al lado de la Royal Academy of Fine Arts. Hoy en día el edificio y la institución son parte de la Royal Academy, instituto de arte que me acogió desde que llegué a Dinamarca, por lo tanto también tiene un valor simbólico o sentimental para mi.
AI: Entre los premios que has recibido hasta ahora, ¿cuáles mencionarías?JT: Gané el premio PaNIK del Museo Experimentarium. Ahí hice un trabajo que estuvo expuesto un año y era una construcción formal de campos de color. Es el único proyecto donde no he construido nada. Participé casi como un arquitecto, porque ellos tenían técnicos y gente que lo fabricaban por mí.
También he recibido becas de residencia como una para el MOCA House en Los Angeles, la casa que construyó el artista Jorge Pardo para el Museo MOCA. Otra residencia que recibí fue una en Estambul por el Statens Kunstrådet y la institución de arte SALT. Para mi estas residencias han sido como premios porque me han permitido concentrarme en lo que quiero hacer artísticamente en lugares realmente fantásticos por un periodo largo de tiempo sin preocupaciones económicas.
AI: Cuál es tu próximo proyecto?
JT: Tengo varios proyectos ahora, por suerte. Siempre está la pregunta de si los proyectos van a salir bien o no. Es algo que no lo puedo anticipar exactamente, pero estoy trabajando bastante para que todo resulte lo más cercano a las ideas y propósitos que han motivado mis propuestas. A lo que debo agregar que, aunque no soy estudiante de una escuela actualmente, estoy tratando de aprender cosas todo el tiempo.
Estoy haciendo un proyecto con Peter Bonde para el Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago, Chile. Producto de esto, también, tengo otros proyectos en Escandinavia, en Oslo y Estocolmo.
Estoy trabajando también en una película: Ahí se plantea otra forma de operar, otra forma de trabajar, en la que yo soy un poco nuevo, pues el mundo del film funciona con otros procedimientos y mecánicas a los del mundo de arte. Me gustaría aprender mucho de esto, aprender cómo tener la capacidad de realizar un producto fílmico, un material, que también la gente lo pueda apreciar, no solamente como una película tradicional, sino que también como una obra de arte. No soy el primero en hacerlo, pero creo que cuando algo así está bien hecho es muy interesante e inspirador. Lograr esto será un objetivo y un reto artístico.
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