Guillermo Romero: Hay que internacionalizar el mercado artístico español

La incorporación de Guillermo Romero (Madrid, 1978) a la galería familiar ( Pilar Parra & Romero) ha impulsado una nueva etapa marcada por un firme propósito: internacionalizar el mercado artístico español a través de una sólida apuesta de artistas emergentes unidos mediante un lenguaje conceptual y altas dosis de contemporaneidad. El éxito en el programa de artistas lo demuestra la reciente adquisición por parte de la Tate Modern de Londres de obra de Nathan Carter o Gary Webb, artistas de la galería. Teresa Navajas Alberca, colaboradora de ARTEINFORMADO, ha mantenido una conversación con este joven galerista, dispuesto a jugar en el panorama galerístico internacional.

ARTEINFORMADO (A.I.): A priori, llama la atención el profundo cambio de rumbo de la galería con vistas a irrumpir en el mercado internacional, ¿qué diferencias fundamentales percibes en el mercado español con respecto a otros países
como Inglaterra o Alemania?

Guillermo Romero (G.R.): Cuando sales fuera te das cuenta de las carencias del mercado español, desde la internacionalización de los artistas nacionales y del propio mercado hasta la escasa educación artística del joven coleccionista. En mi caso personal, percibí la necesidad de completar mi formación en Londres porque España carecía de un programa educativo competente en mercado del arte. Estudié en Christie''s, realicé prácticas y trabajé en la galería White Cube -donde pude colaborar directamente en la colección personal de Jay Jopling- y por último trabajé para Victoria Miró. En este sentido, creo firmemente en la labor del galerista como formador ya que sólo mediante la información se consigue crear una colección con criterio. Aquí es donde reside el poder del galerista.

A.I.: Conforme a tu experiencia, ¿cómo ves al coleccionista español? Defínenos un perfil.

G.R.: A mi juicio, el coleccionista español suele tener miedo en el momento de presentar al público su colección. Me gustaría que estos obstáculos, poco a poco, fueran disipándose ya que existe un gran criterio de selección de artistas y obras. En este aspecto, qué duda cabe que otros países nos llevan claramente ventaja. Por ejemplo, ferias importantes como The Armory Show de Nueva York o Art Basel Miami, por citar algunas, ofrecen en su programa el aliciente de poder visitar colecciones privadas.

Las razones que explican esta particularidad se inspiran, en mi opinión, en un factor básicamente social: en España no está aceptado aún el coleccionismo privado, nos parece una forma de alardear ante una reciente bonanza económica. Paradójicamente, existen extraordinarias colecciones que no han salido a la luz. El perfil del coleccionista no responde,
en la mayoría de los casos, a personajes públicos sino a profesionales liberales: arquitectos, hombres de negocios, etc. Por lo general, el coleccionista español es discreto pero tenemos un gran coleccionismo en nuestro país y pienso que existe una importante cantera. En este sentido, las galerías también jugamos un papel clave y debemos incentivar con nuevas
iniciativas a que haya una evolución más rápida de nuestro mercado.

A.I.: La temida crisis actual parece que acecha al mercado de arte, sin embargo, mientras algunos expertos coinciden en que vivimos un momento de fuerte recesión económica para el ámbito cultural, en Madrid aparece una nueva feria -MADRIDFOTO-, ¿crees que viene a cubrir una carencia real? Dicho de otro modo, ¿Madrid ofrece demanda ante tantas ferias?

G.R.: Probablemente no. En el mercado internacional se percibe claramente que el auge de las ferias pende de un hilo muy frágil. El caso de MADRIDFOTO es un fenómeno aislado puesto que en el resto del mundo, las ferias pequeñas están tendiendo a desaparecer. Dicho ésto, no dejo de celebrar el nacimiento de una nueva feria aún cuando el futuro no deja de ser incierto. ARCO es un caso especial, preveo que en el futuro saldrá claramente fortalecido ya que contará con un nivel alto. De hecho tenemos que valorar que cuenta con el apoyo de un gran número de museos, a diferencia de otras ferias.

A.I.: Pero este año hay museos que no han comprado, los presupuestos se han congelado.

G.R.: Sí, pero los museos no sólo compran,... también pueden surgir exposiciones.

A.I.: Las ferias son una ocasión clave para captar la atención del coleccionista pero imagino que el asesoramiento artístico será un proceso de maduración lenta. ¿Qué criterios prevalecen ante la elección de artistas?

G.R.: Como galería, el sistema de elección de nuestros artistas se realiza mediante el consenso de los tres miembros del equipo: mis padres, Pilar y Francisco y yo mismo. Es un proceso marcado por un profundo respeto entre las partes, sin embargo coincidimos en utilizar una serie de parámetros: en primer lugar, buscamos exclusividad con nuestros artistas. Por otra parte, pretendemos que el carácter de la obra sea longevo, con campo de evolución y que exista conceptualmente un hilo conductor con los demás artistas. Eso crea la identidad de una galería y se tarda mucho tiempo en conseguir.

Como asesor a coleccionistas, tengo la suerte de trabajar con dos tipos de colecciones muy diferentes, de un lado están las que cuentan con un carácter eminentemente contemporáneo y de base conceptual con artistas como Martin Boyce, Carsten Höller, Douglas Gordon, Thomas Ruff, Muntean & Rosenblum, Vik Muniz, Katja Strunz, Carlos Amorales, Conrad Shawcross o Ugo Rondinone, entre otros. El otro tipo de colección se centra en artistas de posguerra donde podemos encontrar desde obras de Jean Arp y algún que otro dadaísta hasta obras de Jesús Rafael Soto, Antoni Tapiès, Miquel Barceló o incluso Josef Albers.

Ambas colecciones cuentan con grandes obras, no son sólo nombres, y con ambos es muy fácil trabajar ya que son personas con un gran poso cultural. He de decir que aprendo más de ellos que ellos de mí. Normalmente
tenemos una comunicación muy fluida, nos reunimos al menos una vez a la semana, intentamos estudiar todo con detenimiento y tenemos algunas reglas de juego como evitar las casas de subastas para apoyar las galerías y
en definitiva a los artistas. Por Teresa Navajas Alberca - ARTEINFORMADO