Mercado 17 mar de 2016
por ARTEINFORMADO
Vista nocturna de la ciudad de São Paulo
El mercado del arte brasileño ha crecido a un ritmo constante del 20% en la última década, según datos del gobierno compilados a partir de las galerías líderes en el país.
La clausura de Casa Daros de Río de Janeiro, en diciembre pasado, era una clara señal de que la situación económica iba mal en el país y, con ello, arrastraría a su sector cultural.
El pasado año 2015 las ventas en galerías han caído un 50% y en 2016 las cosas no están yendo mejor, según datos facilitados por las principales galerías del país, entre las que se encuentran las paulistas Millán, Fortes Vilaça y Emma Thomas.
Asimismo, la profunda crisis económica podría ser la principal causa de la fuerte bajada del número de galerías del sector principal -de 112 a 86 (23% menos)- de la próxima edición de SP-Arte, la feria de arte más importante del país, que tendrá lugar del 7 al 10 de abril.
Un escenario muy distinto al ocurrido durante la última década, cuando el arte brasileño ha crecido a un ritmo constante del 20%, según datos del gobierno compilados a partir de las galerías líderes en el país, que integran la Associação Brasileira de Arte Contemporânea (ABACT), que junto a Apex-Brasil (Agência Brasileira de Promoção de Exportações e Investimentos), desde 2011, gestionan el Projeto de Internacionalização da Arte Contemporânea Brasileira, en el que participan 49 galerias de 7 estados brasileños que representan más de mil artistas brasileños contemporaneos.
Para el período 2011-2013, dicho proyecto contó con un presupuesto de 500.000 a 750.000 Dólares.
"Las ferias de arte, como SP-ARTE y ArtRío, crearon una ventana de oportunidad para que los coleccionistas pudieran comprar obras de artistas extranjeros. Un gran número de nuevas galerías empezaron a emerger, y el mercado del arte secundario, tanto privado como en subasta, se consolidó, mientras que la apertura de las galerías de arte extranjeras en Brasil dio un nuevo impulso al mercado".
Esta declaración ha sido realizada por el coleccionista brasileño Pedro Barbosa en el debate '¿Prosperará la escena cultural en Brasil a pesar de la recesión?', organizado, el pasado mes de enero, por la Fundación Cisneros, impulsada por la influyente coleccionista y mecenas venezolana Patricia Phelps de Cisneros.
Además, Barbosa llamaba la atención y se lamentaba declarando que: "Efectivamente, los primeros diez años del siglo XXI fueron excelentes económicamente para Brasil. Pero, ¿lo fueron también para el sector cultural?. Lamentablemente, tengo que decir que no fue así...¿Dónde estaba la bonanza económica?".
"Es un buen momento para los artistas en Brasil. Además, ahora es más fácil entrar en el mercado artístico. Eso sí, el perfil del comprador es únicamente de clase alta", esta otra afirmación la pronunciaba, hace un par de años al medio online DW, el alemán Hans Michael Herzog, hasta septiembre de 2015 director artístico y comisario jefe de la Daros Latinamerica Collection (Suiza), cuya Casa Daros de Río de Janeiro se clausuró en diciembre pasado por ser un proyecto inviable, según declararon sus responsables, que invirtieron en este proyecto 20 M. de Dólares.
Sin duda, su clausura era una clara señal de alerta, indicando que algo iba mal en el país desde hacía algún tiempo.
Más pruebas de ello han sido los graves problemas de la pasada Bienal de Mercosur 2015, que a duras penas consiguió salvar su edición; que el nuevo MIS - Museu da Imagem e do Som (São Paulo) haya pospuesto su inauguración; que la Escola de Artes Visuais do Parque Lage y Casa França-Brasil, dos importantes instituciones cariocas, hayan despedido alrededor del 40% de su personal y suspendido gran parte de su programación para el año que viene; que el Museu de Arte Contemporânea de São Paulo no tenga dinero para organizar exposiciones temporales de forma independiente; o la renuncia de directores de museos como Luiz Camillo Osorio, director del Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro (MAM) los últimos cinco años.
Son tan solo algunos de los muchos ejemplos de la actual mala situación que están atravesando los centros y museos brasileños.
Pero la grave situación del país ya por muchos calificada de recesión, con una moneda devaluada, incremento del desempleo y, sobre todo, profundos casos de corrupción que afectan al partido del gobierno, presidido por Dilma Rousseff, también alcanza de forma muy directa al mercado galerístico.
La Galeria Millán (São Paulo), una de las más veteranas del país, ha declarado un descenso del 40% en sus ingresos, mientras que la también galería paulista Fortes Vilaça, otra de las galerías líderes del mercado brasileño, ha confirmado un bajada del 30% en su volumen de ventas.
Así las cosas, la también veterana, influyente y paulista Galeria Luisa Strina ha decidido conseguir en el mercado extranjero lo que en el nacional no obtiene. En este sentido, tras sus malas ventas del pasado ejercicio, la galería ha vuelto a participar en ARCOmadrid, bajo invitación, y ha regresado a The Armory Show New York, tras más de una década sin hacerlo.
Otras han ido un paso más allá, como Nara Roesler, galería con espacios en São Paulo y Río de Janeiro, que ha abierto recientemente una sede para exposiciones en Nueva York, bajo la dirección artística de Alexandra Garcia Waldman.
Todo ello cobra aún más sentido, si tenemos en cuenta que el valor del arte brasileño en el extranjero ha aumentado hasta un 80% y que la venta de obras de galerías brasileñas a los compradores extranjeros casi se ha duplicado desde 2014 hasta 2015, por un total de más de 67 M. de Dólares el año pasado frente a los 34 M. de Dólares de hace dos años.
No obstante, también hay casos como el de María Baró, galerista brasileña de origen español, que ha abierto su segundo espacio en São Paulo, en la exclusiva zona de Jardins. En una entrevista concedida a ARTEINFORMADO Baró declaraba, ante su inminente participación en la feria madrileña SUMMA: "en cierta manera tengo ganas de volver a aproximarme al mercado español y europeo". Seguro que Baró como el resto de sus colegas era sabedora entonces de que en Brasil las aguas venían revueltas.
Todas ellas y un buen puñado de otras galerías del país tendrán un nuevo e importante test en la próxima edición de SP-Arte, la feria de arte más importante del país, fundada y dirigida por la coleccionista y curadora brasileña Fernanda Feitosa. A esta feria también parece que le está pasando factura la profunda crisis económica ya que registra una fuerte bajada de galerías dentro de su sector principal, pasando de 112 a 86 (23% menos).
Cuando resta menos de un mes para la celebración de la próxima SP-Arte, parece oportuno preguntarse ¿cómo afectará la situación económica del país en sus resultados?. Sin duda, se trata del mayor reto al que se enfrenta esta feria, desde su lanzamiento en el año 2005, en plena efervescencia del mercado artístico nacional.
También otro importante test para medir hasta donde alcanza la mala situación de su sector cultural será la próxima edición de la Bienal de São Paulo, la segunda más antigua del mundo, que abrirá sus puertas el próximo mes de septiembre.
"Mi preocupación no es el mercado, el mercado encuentra su equilibrio. Lo que realmente me preocupa es si nuestros artistas y nuestro público alguna vez realmente tendrán la oportunidad de ver lo que está sucediendo en otros lugares para fertilizar y poner en perspectiva nuestra propia producción".
Con esta rotunda declaración concluye su intervencion Pedro Barbosa en el debate de la Fundación Cisneros. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
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