Actualidad 06 feb de 2025
por REDACCIÓN AI
Imagen vía Documenta
La prestigiosa exposición de arte contemporáneo Documenta, celebrada en Kassel, Alemania, ha generado urgentes cuestionamientos al adoptar un nuevo código de conducta que incluye la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), una medida criticada por su potencial para censurar las críticas hacia el Estado de Israel y limitar la libertad artística.
Kassel, Alemania – La prestigiosa exposición de arte contemporáneo Documenta ha adoptado la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA) en su nuevo código de conducta, una medida que ha generado críticas por su potencial para silenciar las voces críticas hacia el Estado de Israel. El código, publicado esta semana en el sitio web de la organización, se aplica a empleades, exposiciones y espacios permanentes, y ha sido visto como una respuesta a las controversias que rodearon la edición de 2022, marcada por acusaciones de antisemitismo.
Documenta, que se realiza cada cinco años desde 1955, es uno de los eventos artísticos más importantes del mundo. Sin embargo, su última edición, curada por el colectivo indonesio ruangrupa, se vio envuelta en polémicas tras acusaciones de antisemitismo, lo que llevó a la renuncia de su directora, Sabine Schormann, y a la salida del comité de selección. La adopción del código de conducta, que también incluye la definición de racismo de la ONU, ha sido interpretada como un intento de evitar futuras controversias, pero ha sido criticada por grupos de derechos humanos por equiparar la crítica a Israel con el antisemitismo.
La decisión de Documenta se enmarca en un contexto más amplio en Alemania, donde el gobierno ha condicionado los fondos públicos para proyectos culturales a la adhesión a la definición de la IHRA. Esta política ha sido cuestionada por su impacto en la libertad de expresión, especialmente en relación con el apoyo a la causa palestina. Mientras tanto, la próxima edición de Documenta, programada para 2027 y dirigida por Naomi Beckwith, se prepara en un clima de tensión entre la libertad artística y las presiones políticas. Según un artículo de The Nation, la definición de la IHRA ha sido utilizada para reprimir el discurso crítico hacia Israel, incluyendo denuncias legítimas sobre violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra. Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han documentado abusos sistemáticos por parte del Estado israelí, pero la aplicación de la definición de la IHRA ha dificultado que estas voces sean escuchadas en espacios culturales y académicos.
El nuevo código de conducta establece que Documenta se reserva el derecho de comentar y contextualizar obras de arte que consideren en conflicto con sus principios. Esta medida ha sido vista como una forma de control sobre el contenido expuesto, lo que ha generado preocupación entre artistas y curadores. Además, el código aplica sanciones disciplinarias y laborales a quienes violen sus normas, lo que ha sido interpretado como una herramienta para limitar la libertad creativa.
La controversia llega en un momento en que Alemania enfrenta críticas por la represión de voces pro-Palestina en instituciones culturales, especialmente tras los eventos del 7 de octubre. La campaña STRIKE GERMANY ha llamado a boicotear estas instituciones, acusándolas de censurar el discurso crítico hacia Israel. Documenta, al adoptar la definición de la IHRA, se ha sumado a este debate, generando divisiones en el mundo del arte.
En medio de este escenario, Documenta ha anunciado la creación de un Consejo Científico Asesor, integrado por expertos internacionales, para fortalecer su perfil como plataforma global de intercambio artístico. Integrado por destacades expertes internacionales, les miembros designades son Tania Coen-Uzzielli, Nicole Deitelhoff, Susanne Gaensheimer, Diane Lima, Christoph Menke y Thomas Sparr. Estos profesionales, con trayectorias destacadas en el ámbito académico, curatorial y cultural, han sido nombrados por un período de cinco años y tendrán la tarea de asesorar y apoyar al Consejo de Supervisión y a la Junta Directiva de Documenta en temas técnicos y científicos. Sin embargo, la sombra de la censura y la falta de diálogo con la comunidad artística siguen siendo temas pendientes.
Mientras tanto, el sector cultural alemán se encuentra en una encrucijada, buscando equilibrar la libertad artística con las presiones políticas. La próxima edición de Documenta, prevista para 2027, será un termómetro clave para medir el impacto de estas decisiones en el arte contemporáneo y su capacidad para reflejar las complejidades del mundo actual. La pregunta que queda en el aire es si Documenta podrá mantener su relevancia como espacio de reflexión crítica o si sucumbirá a las presiones fascistas que buscan acallar las voces críticas, incómodas a su búsqueda por normalizar la deshumanización.
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Nota: El encabezado y el párrafo preámbulo de la nota han sido editados el 13 de febrero de 2025 a las 18:33 (CST) ante observaciones de nuestres lectores en cuanto a un uso del lenguaje que refleje la gravedad de la situación.
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