Actualidad 05 dic de 2024
por ARTEINFORMADO R.
Imagen que anuncia la colaboración entre Art Basel y Chiquita Banana
La presencia de Chiquita Banana como patrocinador oficial introduce una disonancia que no pasa desapercibida: ¿puede una empresa con un historial de violencia convertirse en promotora legítima del arte que históricamente la ha cuestionado?
Miami, Florida – El próximo 6 de diciembre inaugura la 22ª edición de Art Basel Miami Beach 2024. Con más de 286 galerías distribuidas a lo largo de seis secciones, la feria reafirma su posición como una de las principales plataformas del mercado donde convergen característicamente propuestas de Europa, Asia, Estados Unidos y Latinoamérica.
Art Basel Miami, se celebra en una ciudad que algunes se empeñan en nombrar como «la capital de Latinoamérica», a pesar de ese delirio, no se puede negar que ha sido una ciudad clave para la proyección global del arte de la región. Este año, con dos tercios de sus galerías provenientes del continente americano, la feria reitera su compromiso con el mercado en torno a las prácticas artísticas del Sur. No obstante, para muches agentes del arte contemporáneo latinoamericano y caribeño, sorprende e indigna que en esta edición se sume como patrocinador oficial a Chiquita Brands International, heredera de la United Fruit Company, misma que carga con un legado de explotación laboral, daño ambiental y violencias que marcaron a Latinoamérica durante el siglo XX.
Chiquita Brands International es la empresa que estuvo detrás de la Masacre de las bananeras en 1928 y que tuvo un rol estratégico en el golpe de Estado contra Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954. Recientemente, la empresa fue condenada en Estados Unidos, en el mismo estado donde se lleva a cabo la feria, siendo declarada responsable de los asesinatos cometidos por un grupo paramilitar en Colombia que estaba en su nómina. La alianza con una feria tan prestigiosa como Art Basel parece un intento de art washing: una estrategia para maquillar su imagen a través de la cultura.
El cínico hábito del sistema del arte: el art washing
Según un comunicado de prensa, durante la feria, Chiquita «rendirá homenaje al papel del plátano en el arte atrayendo a los asistentes a través de vibrantes carritos de degustación de plátanos en el Jardín Botánico y el vestíbulo norte. Los visitantes podrán disfrutar de Chiquita y coleccionar una edición limitada de "Art Basel in Miami Beach Blue Stickers", que sólo estarán disponibles en el evento. Además, los fans podrán conocer a Miss Chiquita y tener la oportunidad de ganar premios exclusivos como bolsos vintage de Chiquita, bufandas únicas y botellas de agua». Con un lenguaje positivo, dinámico y celebratorio, Chiquita busca hacer art washing ignorando por completo el legado crítico en torno a su figura en el arte latianoamericano.
Como analiza la periodista Reena Davi, es urgente examinar el impacto que tienen las relaciones públicas (RP) desde el arte contemporáneo en la manipulación de hechos y narrativas, específicamente en cuanto al blanqueamiento de problemas sociopolíticos y ambientales con el fin de modelar percepciones positivas para proteger intereses corporativos o estatales. Algo que es comúnmente conocido como art washing.
En el mundo del arte, las RP han facilitado un art washing que permite prácticas opacas mismas que perpetúan desigualdades sociales y benefician a las élites poderosas. Casos como el de la familia Sackler y su conexión con la crisis de opioides o los vínculos entre los patronos del MOMA y la industria de armas en apoyo a Israel, ilustran cómo las instituciones artísticas actúan cínicamente desde el silencio mientras reciben fondos tóxicos. Aunque algunas han roto vínculos con estos fondos corruptos, el impacto del art washing a través de las RP sigue moldeando narrativas a favor de los más influyentes, limitando el debate y la transparencia.
Devi señala que el art-washing promueve una cultura de manipulación y auto-censura, perpetuando un pacto de silencio que restringe la diversidad y el pensamiento crítico en sectores como el arte. En un contexto de crisis globales como genocidios, la crisis climática y la desinformación, enfatiza la necesidad de un compromiso firme con la verdad y la reflexión crítica como herramientas esenciales para enfrentar los retos contemporáneos.
La banana desde el arte en Latinoamérica: un espacio de memoria y resistencia
La banana, lejos de ser un mero objeto pop, ha sido históricamente resignificada por una gran variedad de artistas latinoamericanes como un espacio estético para la denuncia, evidencia y testimonio del impacto imperialista en la región. Así lo evidencia la investigación La fiebre del banano/Banana Craze, un proyecto de las historiadoras del arte Juanita Solano Roa y Blanca Serrano Ortiz de Solórzano, quienes no dudaron en denunciar la incongruencia que significa tener a Chiquita Banana como patrocinador oficial de Art Basel Miami Beach 2024.
En su columna de opinión publicada el 30 de noviembre en el medio independiente colombiano La Silla Vacía, Solano Roa y Serrano Ortiz nos recuerdan no abandonar la perspectiva crítica y cuestionar el intento de art washing que significa la colaboración entre Chiquita Banana y Art Basel. Su opinión, tiene presente la importancia ética que significa honrar la historia del arte en torno a prácticas que reflexionan sobre la explotación agrícola, la devastación ambiental, las luchas laborales ante abusos y maltratos, los movimientos antirracistas y el rechazo al imperialismo en Latinoamérica que significa Chiquita Banana, realidades que encuentran en el símbolo de la banana un espacio de memoria y resistencia.
Su investigación, que organiza más de 100 obras en torno a la triada de ejes Violencias, Ecosistemas e Identidades, cobra entonces relevancia como una herramienta crítica desde el arte para no caer en el olvido a través de obras de artistas como José Alejandro Restrepo, Doris Salcedo, Leandro Katz, Minerva Cuevas, Alberto Baraya, Gabriela Bettini, Victoria Cabezas, Miko Delgado y muches otres más.
Como bien dicen : Es importante denunciar la práctica de blanqueamiento de imagen a través del apoyo al arte (art-washing) de Chiquita, así como la complacencia de Art Basel con esta compañía, y hacer un llamamiento a todas las personas que asistan a la feria (expertos y aficionados, participantes e invitados) para que ignoren la campaña publicitaria de Chiquita en varios stands del recinto ferial de Miami y presten atención al arte y a los artistas latinoamericanos—cuyo trabajo no solamente sucede contra viento y marea a pesar del dominio anglosajón del mercado del arte sino que además habitualmente despliega un espíritu crítico defensor de las causas más justas.
La alianza entre Chiquita y Art Basel no solo revela los intentos de las corporaciones por redimir su imagen, sino que también recuerda preguntas urgentes sobre la relación entre el arte, el mercado y la ética. Mientras la banana siga siendo objeto de reflexión crítica, su historia estará lejos de desaparecer detrás de la publicidad brillante de ferias y empresas.
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Agredecemos a Benedicta M. Badia por insistir, recordar y dar referencias para visibilizar este caso.
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