El arte abstracto cubano, ¿próxima apuesta del mercado estadounidense?

El mercado del arte, como todo sector económico, siempre está buscando nuevos nichos. Teniendo muy en cuenta este axioma, no debemos dejar pasar por alto, entonces, ciertas señales que comienzan a percibirse, indicando que podría haber llegado el momento de poner en valor desde galerias y museos estadounidenses el arte abstracto o concreto cubano, surgido a finales de la década del 50 y en coincidencia con el triunfo de la Revolución Cubana.

No parece, por tanto, casualidad que, desde hace ya meses, la web del nuevo Whitney Museum de Nueva York recoja la gran retrospectiva que le dedicará, el próximo otoño, a la todavía activa Carmen Herrera (La Habana, 1915), y, tampoco que, tan solo haga unas semanas, se clausurase en la sede londinense de la influyente galería neoyorquina David Zwirner la exitosa exposición "Los Diez Pintores Concretos", dedicada a ese grupo de pintores abstractos cubanos activo de 1958 a 1961, entre los que se encuentra el artista Pedro de Oraá (La Habana, 1931), a quien, hace escasos días, le acaban de conceder el Premio Nacional de Artes Plásticas 2015.

De Oraá, que antes de integrar los Diez Pintores Concretos se vinculó al grupo Los Once, activo entre 1953 y 1955, es uno de los miembros más destacados de los orígenes de la corriente abstracta en Cuba junto a Pedro Carmelo Álvarez (La Habana, 1922), Wifredo Arcay (La Habana, 1925 - París, 1997), Mario Carreño "karreño" (La Habana, 1913 - Santiago de Chile, 1999), Salvador Corratgé (La Habana, 1928 - Miami, 2014), Sandú Darié (Roman, Rumania, 1908 - La Habana, 1991), Luis Martínez Pedro (La Habana, 1910 - 1989), Alberto Menocal (Cuba, 1928 - Filadelfia, 2004), José Mijares (La Habana, 1921), José Ángel Rosabal (Manzanillo, 1935), Dolores (Loló) Soldevilla Nieto (Pinar del Río, 1901 - La Habana 1971), Rafael Soriano (Cidra, 1920 - Miami, 2015), Guido Llinás (Pinar del Río, 1923 - París, 2005), Raúl Martínez (Ciego de Ávila, 1928 - La Habana, 1925), Agustín Cárdenas (Matanzas, 1927 - La Habana, 2001), Hugo Consuegra (La Habana, 1929 - Nueva York, 2003), Francisco Antigua (La Habana, 1920 - 1983), Tomás Oliva (Guanabacoa, 1930 - Miami, 1996), Viredo Espinosa (Regla, 1928 - California, 2012), Antonio Vidal (La Habana, 1928 - 2013), René Ávila (La Habana, 1926 - 1990), José Díaz Peláez (La Habana, 1924 - 1988) y Fayad Jamís (Zacatecas, México, 1930 - La Habana, 1988).

Hasta la fecha, dicha generación, encarnada, principalmente, en esos dos colectivos, ha sido poco reconocida y, menos aún, visibilizada y validada, a través de figurar en las nóminas de galerías especializadas en arte abstracto ni tampoco en exposiciones grupales de tesis. Más bien, por el contrario, se ha producido un cierto olvido hacia ella.

De ahí, que sea casi obligatorio destacar la muestra "América Fría", una de las exposiciones icónicas sobre la abstracción geométrica en Latinoamérica, organizada por la Fundación Juan March de Madrid, en 2011. En ella, el comisario cubano Osvel Suárez puso bajo el mismo techo a ocho de los máximos representantes del arte abstracto cubano: Soriano, Loló, Corratgé, Sandú, Mijares, Karreño, Martínez Pedro y Herrera.

Se trata de una generación de artistas, con respecto a la cual, hay dos teorías: que fue apoyada por el régimen castrista, o, por el contrario, que fue castigada por él. Lo que si es constatable es que algunos emigraron mientras otros permanecieron en la isla.

Tanto Los Once como Diez Pintores Concretos significaron la apertura del expresionismo abstracto cubano y la puesta en sintonía del arte moderno de la isla con las propuestas de avanzada de la época, en pleno arranque del triunfo de la Revolución, siendo uno de los más activos grupos intelectuales del país.

En el caso de Diez Pintores Concretos su primera exposición se produjo en 1959 en la Galería Color-Luz, dirigida por Soldevilla, y la última, en 1961, en una feria organizada por el Museo de Bellas Artes de La Habana. Coincidentemente, ese mismo año, Soldevilla cerró su galería. La Abstracción en el arte cubano como corriente vería su finalización oficial, en 1963, con la exposición "Expresionismo Abstracto" en Galería Habana.

Volviendo a los nuevos vientos que soplan, hay que tener también en cuenta que en los últimos años de boom de Arte Latinoamericano, quienes han mandado y centrado la atención del mercado y de los principales museos y galerías internacionales han sido los abstractos y neoconcretos brasileños, además de los venezolanos y argentinos, con sus máximos abanderados, como son, los Lygia Clark, Mira Schendel, Lygia Pape, Hélio Oiticica, Mira Schendel, Carlos Cruz-Diez, Gego, Jesús Rafael Soto, César Paternosto o Luis Tomasello, entre otros, copando toda la atención del mercado.

Por ello, podría ser que, a partir de ahora, dado que las obras de estos últimos ya cotizan a precios fuertes, y sobre todo, las mejores piezas ya están introducidas en las principales colecciones públicas y privadas, la próxima apuesta del mercado estadounidense sean los abstractos y concretos cubanos de mitad del pasado siglo XX, algunos de los cuales o llevan fallecidos décadas, como Luis Martínez Pedro, o acaban de fallecer, como Rafael Soriano, o superan los 80 años, como Pedro de Oraá, e incluso el siglo como Carmen Herrera.

Sin duda, el buen momento de las relaciones entre Washington y La Habana ayudaría a que todas estas primeras señales se conviertan, de ahora en adelante, en una nueva tendencia coleccionista.

Por último, pero no por ello menos importante, es que si en algo son expertos los estadounidenses es en ser los primeros en detectar y, sobre todo, en crear nuevas modas de mercado. Precisamente, en ello se basa su supremacia mundial también en el mercado del arte. Por tanto, habrá que estar atentos a futuros movimentos en el principal mercado mundial del arte, que seguró que los habrá.