Opinión 31 may de 2017
por Juan Canela
Juan Canela
Juan Canela, uno de los comisarios invitados por ARTEINFORMADO a seleccionar "10 artistas a seguir", nos cuenta cuál es su proceso de descubrimiento de artistas.
"Más allá del mundo virtual, me parece esencial entender que la experiencia que otorga estar con una obra en el mismo espacio, o pasar un rato con el artista en su estudio, es insustituible".
¿Cómo encuentra un curador a los artistas con los que trabaja? Es cierto que es una pregunta que circula, me la han hecho en diversas ocasiones. En mi caso, como casi siempre, no hay una respuesta concreta. Hay una mezcla de distintos factores que hacen que uno, como curador, esté siempre en una búsqueda perpetua, en un constante estado de alerta a prácticas que le puedan interesar, activando distintas dinámicas y estrategias que te llevan a conocer artistas continuamente. Internet se ha convertido en una gran herramienta que todos utilizamos, una infinita base de datos donde uno puede encontrar artistas de todo el mundo si sabe donde buscar, es un espacio de investigación imprescindible a día de hoy. Existen además sitios online donde uno "sabe" que encontrará cosas que le interesan: exposiciones de determinados curadores, algunas galerías, instituciones y museos, proyectos determinados... Pero más allá del mundo virtual, me parece esencial entender que la experiencia que otorga estar con una obra en el mismo espacio, o pasar un rato con el artista en su estudio, es insustituible.
Así que, por un lado: visitar exposiciones y hacer visitas de estudio. En este sentido, trato de visitar todas las exposiciones y proyectos de mi ciudad que me interesan, tanto de instituciones como de galerías y espacios independientes. Así como compartir tiempo con artistas que conozco desde hace años y cuyas prácticas son importantes para la mía, pero también estar atento a gente que no conozco, visitando espacios de residencia o exposiciones de jóvenes artistas. Por otro lado: viajar. Para mi es esencial el movimiento, viajar a exposiciones que me interesen en otros lugares, a las bienales, Documenta, ferias de arte o gallery weekends de distintas ciudades; pero también entrar en contacto con otros contextos, con otras prácticas y otras preocupaciones, y abrir el propio campo de reflexión y acción. Cada vez que visito otro contexto, visito exposiciones y trato de entrar en contacto con algunos artistas locales para hacer visitas de estudio. De hecho escribo estas líneas desde un avión que cruza el Atlántico rumbo a Buenos Aires donde, además de visitar la feria ArteBa y las exposiciones que suceden en la ciudad, voy a encontrarme con varios artistas.
Todo esto te otorga un conocimiento orgánico y poroso que va creciendo de forma muy intuitiva, y que uno luego va aplicando y desarrollando según los propios intereses y los proyectos en los que nos vamos embarcando. Algunos ejemplos: conocí la obra de Irene Kopelman hace años en una exposición y me intrigó. Profundicé en internet y luego la volví a ver en una bienal de Berlín y me enamoré de ella. Seguí su trabajo, la conocí en una de mis visitas a Amsterdam y comenzamos una comunicación en torno a preocupaciones comunes, que nos han llevado a vernos en varias ocasiones y terminar trabajando juntos en una exposición que se inaugura en octubre en el CRAC Alsace en Francia; para el proyecto colectivo que estoy desarrollando para Tabakalera Donostia, colaboro con Osias Yanov, un artista que no conocía y al que le hice una visita de estudio en Buenos Aires hace unos cinco años. Desde entonces hemos estado en contacto. Sabía que en algún momento íbamos a colaborar, hasta que ahora se ha dado al ocasión. Pero están también en el mismo proyecto Equipo Jeleton, colectivo que conozco de Barcelona hace muchísimos años, o Elena Aitzcoa, una artista vasca que he conocido ahora para este proyecto específico, y con la que sin duda volveré a trabajar. En este sentido, creo que los proyectos recogen conexiones que se han hecho con anterioridad, pero también suelen abrir otras nuevas.
Y no dejaría aquí de mencionar la parte afectiva de nuestro trabajo. Las relaciones que establecemos con los artistas, siempre profesionales, tienden a ser también afectivas -al menos en mi caso- y esa vertiente es algo que no quiero ignorar, sino todo lo contrario. Las afinidades que se generan con artistas u otros curadores suelen tener que ver con intereses intelectuales, cercanía en los modos de hacer y entender nuestros trabajos y proximidad en lo emocional, y todos son factores importantes a la hora de trabajar con alguien. La mayoría de las ocasiones uno conoce primero la obra, y luego a la persona detrás de ella, pero también hay veces que es al revés, conoces a alguien, encuentras esas conexiones más afectivas, y luego descubres que también a nivel intelectual hay cercanía y que la obra te interesa.
Al final supongo que todo se trata de estar abierto a los encuentros que pueden darse, y generar una dinámica -cuanto más abierta, flexible y móvil mejor- en la que estos puedan aparecer con frecuencia. Por Juan Canela, uno de los seis comisarios del proyecto "10 artistas a seguir".
¿Quieres estar a la última de todos los premios y concursos que te interesan?
Opinión 19 nov de 2024
Exposición. 30 nov de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Guggenheim Bilbao / Bilbao, Vizcaya, España
Paul Pfeiffer. Prólogo de la historia del nacimiento de la libertad
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España