Dentro del proyecto informativo colaborativo de reflexión sobre el futuro del arte y nuestra sociedad (#pensandoelfuturo / #pensandonofuturo), nacido en plena lucha contra la crisis del coronavirus, presentamos esta nueva entrevista con la artista Dalila Gonçalves (Castelo de Paiva, Portugal, 1982) y que, como el resto publicadas y/o por publicar, ARTEINFORMADO ofrece en abierto para que sigamos "todxs en casa pero todxs bien informadxs": 

ARTEINFORMADO (AI): En estos momentos de incertidumbre, ¿qué mensaje de ánimo y confianza le gustaría trasladar a sus colegas y al resto de los operadores y actores del mundo del arte?

Dalila Gonçalves (DG): Es muy complicado tener una visión clara y distante cuando estás dentro del problema. Por ahora creo que cada uno debe buscar mecanismos personales, estímulos para poder enfrentar el día a día. Honestamente, en este momento, trato de no pensar demasiado. A veces encuentro consuelo en los grandes artistas, museos, galerías que han superado guerras, crisis mundiales y otras epidemias, pero, mientras estoy en la corriente, trato de sobrevivir sin muchas demandas y exigencias. Voy al pequeño estudio que tengo en casa, trato de entrar en cualquier mundo de creación y fantasía que me mantenga viva. Aunque la concentración es generalmente escasa y los resultados no son los mejores. Las películas, los libros, las pequeñas caminatas, la música, la práctica artística son mi manta de comodidad y protección. No puedo alentar mucho porque empiezo a pensar y pensando me temo que no soy muy alentadora. 

AI: ¿Cómo cree que va a afectar a su manera de trabajar y a su obra así como a sus relaciones con el resto de operadores? ¿Toca reinventarse?

DG: Creo que es demasiado pronto para sacar conclusiones. Al menos todavía no puedo hacerlo por ahora. Es cierto que en el último mes y medio algunas cosas han cambiado en mi práctica y que esto puede influir en mi trabajo en el futuro. Pero eso dependerá de cuánto tiempo nos lleve volver a la normalidad. Por ahora no voy a mi taller habitual en Oporto, donde tengo las herramientas y la logística optimizadas, comprar materiales, producir piezas fuera del estudio (o que dependen de otros) es una misión casi imposible, por lo que en las últimas semanas he estado trabajando en la edición de vídeo y fotografía (trabajos que estaban en proceso), también estoy experimentando con materiales que tengo en el pueblo donde vivo. Por otro lado, la cancelación de exposiciones y compromisos también nos limita aún más financieramente, y esto, por supuesto, tiene implicaciones para la producción. Muchos de mis trabajos están construidos a partir de colecciones que hago en viajes y en la experiencia diaria, y eso es difícil de hacer nuevamente de inmediato. No sé si puedo trabajar de la misma manera si no puedo viajar. No puedo disociar las cosas.

Esto también tiene implicaciones para la relación con otros operadores. Tal vez la reinvención no se deba tanto al intercambio físico (tengo una gran esperanza de que esto sea posible nuevamente), tal vez la reinvención tenga que ver con situaciones que vienen de atrás, como la sobrevaloración de las ferias de arte y su proliferación en todo el mundo a una escala abismal; las inauguraciones frenéticas de bienales, exposiciones, etc. Creo que la mayoría de los procesos y prácticas artísticos no se ajustan a este ritmo. Esta pregunta por sí sola implicaría una discusión amplia. En este momento de emociones duras, como artista, trato de concentrarme en mi trabajo y no en el mercado (estas son cosas muy diferentes y no quiero confundir las fronteras para mantener la cordura).

AI: ¿Piensa ahora que debería acometer una nueva fase online para visibilizar y difundir más y mejor su trabajo u otros proyectos impulsados y relacionados con él? Si, es así, ¿qué medidas baraja implementar de cara al futuro en su nueva estrategia digital y que no venía ejecutando?

DG: Tengo un sitio web y uso las redes sociales para publicitar mi trabajo. He asistido a varios directos, charlas de artistas y otros agentes culturales, veo algunas estrategias de galerías para publicitar a sus artistas, sus exposiciones y sus colecciones, y eso me parece positivo. Sin embargo, con la excepción de los artistas que usan estas plataformas casi como un medio de trabajo, no creo que la presencia y la experiencia de una exposición, de una obra, puedan ser reemplazadas por lo online. Incluso cuando se trabaja con técnicas más cercanas a lo digital. Las plataformas cinematográficas no reemplazan al cine, ni las películas de artistas en vimeo reemplazan su visualización en una exposición (hay relaciones con el espacio, con las otras obras que no pasan a la pantalla de aquellos que ven desde la distancia). Si eso se aplica a estos casos, ¿qué decir si pensamos en una imagen o video de una escultura, pintura o instalación?

Puedo cambiar de opinión, pero un cambio radical parece muy difícil en este punto.