Creación 01 jun de 2017
por Sara Valverde Muñoz
Laboratorio de revelado analógico de la Fundacio?n BilbaoArte
A diferencia de un museo, el centro de producción concentra in situ el inicio y desarrollo del trabajo e investigación creativa. Un afán que involucra a todos los aspectos que hacen posible su funcionamiento. Sin embargo dentro de cada centro existe una fórmula concreta para actuar.
"Somos conscientes de que ser artista es una profesión muy precaria, y por ello dentro de lo posible en nuestro trabajo está el ayudar a cambiar eso". Elisa Arteta
Como su propio nombre indica la producción para estos espacios de arte es lo primordial. La producción y su autor/autora, artista. Una razón de ser que ha promovido que estos centros de producción se vuelquen desde el organigrama espacial al reparto de presupuesto en la estrecha colaboración con el quehacer artístico. Lo comparten como idiosincrasia todos los centros de producción, además de distinguirse de otras instituciones por no tener ni colección, ni un fin de compra de obra. Sin embargo dentro de la definición propia de cada uno varían las cuestiones de ofertas de residencias, presupuestos y procesos de selección, acordes al modelo de gestión o el tiempo en funcionamiento. Son los casos de los cuatro centros de producción que nos ocupan en este artículo: BilbaoArte, Centro de Arte Huarte, La Térmica y Hangar.
En primer lugar el propio espacio de los centros suele destinarse en proveer diferentes equipamientos para el trabajo de los creadores. Así, bien en el caso de BilbaoArte, el centro más veterano de este cuarteto "se articula en torno a cuatro talleres atendidos por profesionales que intervienen como asesores y tutores de los artistas becados. Los cuatro espacios atienden las siguientes disciplinas: serigrafía y grabado; escultura-construcción; taller de nuevas tecnologías, así como un taller de Media-Lab", nos cuenta su director, Juan Zapater. Por otra parte, centros como Hangar o La Térmica combinan los talleres para artistas con espacios de coworkings que se alquilan a emprendedores de la industria cultural y creativa. "Nuestro objetivo es que la Térmica sirva de caldo de cultivo para todo agente cultural que desarrolle un proyecto bajo nuestro techo. De tal manera que tanto artistas como otros trabajadores culturales se enriquezcan y se aporten mutuamente", señala el equipo malagueño.
Otro denominador común entre estos cuatro centros es el modo de financiación, pública en su mayor parte. "Huarte por ejemplo opera mediante una fundación, la Fundación Centro Huarte, que depende de un patronato compuesto por nueve miembros; no toman las decisiones, somos las directoras quiénes lo hacemos, pero nosotras debemos presentar informes y entregarles los documentos pertinentes de los planes para que ellos los aprueben y hagan un seguimiento. A partir de ahí el Gobierno de Navarra nos da una subvención anual de 400.000 Euros. Sin embargo este tipo de subvención funciona bajo la Ley Subvenciones, lo que quiere decir que no es un dinero directamente otorgado por el Gobierno de Navarra para el Centro Huarte, si no que cada año la pedimos y nos la conceden en concepto de subvención".
"No obstante estamos pendientes de colaborar con otras instituciones y organismos de los que por proyectos podemos recibir ayudas externas. Un ejemplo reciente es la ayuda externa que hemos obtenido de la Fundación Can por una cuantía de 10.000 Euros, tras presentar dos proyectos. Nuestra intención es seguir colaborando para aumentar el presupuesto; y claro lo tenemos, que cuanto más sumemos, más dinero irá dirigido a los artistas: no nos interesa tanto un gasto en objetos artistas, aunque obviamente es necesario cubrir instalación y equipamiento, pero nuestro propósito es gastar en artistas", explica Elisa Arteta, una de las cuatro directoras artísticas que dirige este centro en Navarra.
De manera similar son las vías de financiación de los otros tres centros. Como su propio nombre indica, la Fundación BilbaoArte "es pública, y aproximadamente el 90% del presupuesto está sostenido por el Ayuntamiento de Bilbao; si bien la Fundación opera como un organismo autónomo en su funcionamiento. La dirección está sujeta a un control municipal concretado en la figura del patronato. Éste está constituido por miembros de todos los grupos políticos con representación municipal. La presidencia del patronato recae en el alcalde de Bilbao quien habitualmente delega en la concejalía de cultura.
Dicho órgano aprueba los presupuestos, supervisa los gastos y hace un pormenorizado seguimiento sobre el programa de actuaciones y actividades" aclara su director, aunque puntualiza que el 10% restante "se completa con los apoyos de la Fundación BBK destinados a sufragar parte de las becas de producción y la Diputación Foral de Bizkaia, cuya aportación cubre parcialmente el capítulo de exposiciones".
Al fin y al cabo la capacidad que un centro pueda tener para ofrecer residencias y actividades se traduce en el presupuesto del que dispone. Hangar, subvencionado principalmente por la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona, cuenta con un programa de residencias sin beca, en el que los artistas seleccionados disponen del alquiler de un espacio, taller propio. "Aunque tengan que pagar un importe -puntualiza el equipo responsable de producciones del centro-, intentamos que se compense proporcionando equipamiento, asesoramiento, y lo más importante, actividades y encuentros en los que pueden participar de manera gratuita para intercambiar y aportar a la comunidad que crea desde/para el centro. No obstante con el centro colaboran la Fundación Banco de Sabadell, el Ministerio de Cultura y la Comisión Europea y otras instituciones en actividades específicas que intentamos que sí sean becadas. Un ejemplo son las becas de intercambios de artistas con las que buscamos facilitar ese enriquecimiento que proporciona la inmersión en otros contextos diferentes al nuestro".
Una oportunidad que gracias a esta cooperación se sostiene y a la que responden a cada convocatoria numerosas solicitudes. Por ello es aquí que aparece la figura del jurado, formado por miembros de diferentes instituciones y disciplinas dentro del paraguas del arte y que actúa como ‘filtro’ para atender y casar las relaciones entre la oferta y la demanda. Lo mismo ocurre en La Térmica que "lanza de forma anual 6 plazas de residencia artística para seis creadores, en la que se incluye alojamiento y manutención en el Centro, así como un beca de producción de 2.400 Euros para cada uno de ellos. Se trata de una convocatoria pública a través de la web del centro que se lanza desde julio hasta finales de noviembre. Contamos en cada edición con un jurado, que convoca la dirección de La Térmica y que suele estar compuesto por artistas, comisarios, profesores de arte y otros profesionales del sector. Ellos eligen a los seis artistas definitivos, que deben presentar en las fechas de la convocatoria un proyecto inédito" nos detallan desde el centro.
Por su parte la Fundación BilbaoArte produce "al cabo del año entre 35 y 39 trabajos becados dentro del capítulo de becas coparticipadas por la Fundación BBK. La duración de estas becas es de seis meses y un año. Cada edición, de acuerdo con las bases que en lo fundamental no han cambiado en los últimos años, se nombra un jurado para la selección de becas. La convocatoria es internacional, sin límite de edad y abierta a todas las actividades plásticas, incluidas moda, actuaciones performativas y cualquier otro proceso que demanda una hibridación de lenguajes y recursos. El jurado desde que lo convocamos en la primera edición valora de manera muy especial aquellos proyectos que en su desarrollo evidencian el aprovechamiento máximo de los recursos que ofrece Bilbao Arte, es decir, el uso de sus talleres y de sus equipos humanos especializados" enfatiza Juan Zapater.
Y de un centro de años de experiencia al Centro Huarte, cuyo proyecto sólo lleva en manos de sus directoras, autoras, unos meses y por ende, "aún está mutando constantemente todo. Sólo llevamos meses, pero sí hemos empezado con algunos proyectos y programas: tenemos las que hemos llamado como 'estancias' que no reciben contraprestación económica y simplemente ofrecemos el espacio al creador, creadora, para un trabajo concreto; también hay residencias de temática específica en un ámbito determinado y que suele estar en colaboración con otros programas o instituciones. Ahora mismo hemos otorgado al colectivo berlinés Enter This, la residencia que lanzamos en torno a la arquitectura del edificio, y su diálogo con el entorno y las personas. Esta oferta ha sido posible por la colaboración con la Asociación Hablarenarte.
También acabamos de cerrar las residencias de prácticas escénicas en colaboración con el Festival de Danza de Navarra, del que hemos obtenido 10.000 Euros y que sumamos al presupuesto para el desarrollo de esta práctica. No obstante, acabamos de empezar y todavía no está desarrollada toda nuestra pretensión. De hecho, tenemos muy en cuenta que ser artista es una profesión muy precaria, dos de nosotras somos artistas, y por ello somos conscientes de la situación y de que nuestro trabajo, dentro de lo posible, tiene que facilitar y ayudar a cambiar esto", finaliza Elisa Arteta. Por Sara Valverde.
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