Casa Sin Fin cierra sus espacios de Cáceres y Madrid tras siete años de actividad

Siete años después de su apertura y cuando había sido admitida, un año más, a la próxima edición de la feria ARCOmadrid -a la que ya no acudirá- , Casa Sin Fin interrumpe su actividad y echa el cierre a los dos espacios que gestionaba en Cáceres y en Madrid. La galería lo ha hecho público este fin de semana en un comunicado en el que apuntaba a la enfermedad que sufre su director, Julián Rodríguez, como causante de este cierre. El pasado sábado - que coincidía con la clausura de ''Estudios sobre erotismo'', de Oriol Vilapuig, en su local madrileño - fue el último día de actividad en ambas sedes. 

Rodríguez es el creador e impulsor de Casa Sin Fin, que nació en la calle Pizarro de Cáceres en junio de 2010. Logró imponerse a la crisis económica y un año después aterrizó en Madrid y abrió un nuevo espacio en la calle Dr. Fouquet, epicentro del circuito galerístico de la capital. Al frente de esta segunda sede (que en 2016 cambió de local dentro de la misma calle) estaba hasta ahora Juan Luis López Espada. 

''Hemos tenido la suerte, a pesar de la juventud de la galería, de conformar una importante nómina de autores que incluye a los que son, para nosotros, algunos de los principales artistas españoles de este período.'', asegura el comunicado. Se refieren a una nómina que en el momento de su disolución contaba con nueve artistas: Álvaro Perdices (Madrid, 1971), Daniel G. Andújar (Almoradí, Alicante, 1966), Iván Candeo (Caracas, 1983), Javier Codesal (Sabiñánigo, Huesca, 1958), Jorge Ribalta (Barcelona, 1963), Manolo  Laguillo (Madrid, 1953), Marta y Publio (Madrid, 1996), Miguel Brieva (Sevilla, 1974) y Pedro G. Romero (Aracena, Huelva, 1964). 

Rodríguez ha manifestado su intención de cerrar el proyecto cuando todavía se encuentra en un punto álgido y no dejar de ofrecer un servicio ''como es debido''. También ha ofrecido una visión personal de la galería a lo largo de estos siete años: ''En muy pocos años, casi como en un Plan Quinquenal, hemos trabajado duramente en un espacio que podríamos llamar los «intersticios del mercado»; aunque nuestro propósito ha sido en todo momento el de mantenernos al margen del mismo lo suficiente, más interesados en la reflexión, e incluso en la «evocación», que en la parte efímera de aquello que algunos llaman actualidad (vulgarizada en las palabras «moda», «tendencias»...)''. 

A pesar del cierre de la galería, Julián Rodríguez continúa activo al frente su proyecto editorial independiente Periférica. Tampoco ha abandonado, de momento, su actividad como curador: su última exposición comisariada, ''Todas las palabras para decir roca. Naturaleza y conflicto'', continúa vigente en el Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear hasta mayo.