Creación 12 jul de 2009
por ARTEINFORMADO
Carlos de Andrés - Crisis. Madrid
El fotógrafo madrileño Carlos de Andrés (1954), que actualmente trabaja en un proyecto personal sobre "La Juventud española: Una Generación", reflexiona, en voz alta, sobre algunos de los excesos de los últimos años que nos han conducido a la actual crisis.
"Soy fotógrafo -dice Carlos- documentalista y fotoperiodista. Por ello, he podido mirar el arte que se ha colgado en las paredes con otro punto de vista más alejado y menos emocional. Hace ya unos años vi expuestas en una galería de ARCO unas fotografías de William Klein por valor de unos 6.000 a 10.000 Euros y justamente al lado, vendían otras de un fotógrafo español cuyo valor oscilaba entre 12.000 y 15.000 Euros. Por curiosidad pregunté quién era ese artista, ya que, en mi ignorancia, no le conocía. Me respondieron que era un joven emergente. Eso sí, sus fotografías eran el doble de grandes que las del maestro Klein, 2 x 2 metros, ¡impresionante!
No he vuelto a ver a ese joven emergente pero sí he seguido viendo a otros maestros. Un maestro de la historia de la fotografía como Klein, que realizó su primera exposición a los 20 años de ser un excelente profesional, es literalmente pasado por la izquierda en precio y tamaño por un principiante. Y ahí comenzó mi reflexión. ¿No sería que a ese joven valor le querían subir el precio para así la galería ganar más y más en detrimento de la calidad? ¿Hay que sumarse a la moda del ''burro grande, ande o no ande'', de los excesivos tamaños para simular un aspecto de pintura y acompañar a ésta en su viaje?. ¿Por qué tengo que exhibir una fotografía a un tamaño que no le corresponde sólo para que con su marco tenga precios desorbitados? ¿Por qué el concurso de fotografía de Purificación García exige un tamaño mínimo de 80 cm. si quizás la fotografía funciona mejor a un tamaño inferior? ¿Por qué los gurús, críticos, teóricos y comisarios de la fotografía la quieren llevar comparativamente a la altura de la pintura si son distintas?
Demasiado lujo y muy poca humildad. Como en el resto del mundo, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Tamaños increíbles, espacios grandiosos, distancias enormemente frías, gastos elevadisimos de seguros, transporte y montaje. ¿Quién guarda luego todo ese inmenso material cuando ha finalizado la ruta de exposiciones?
Creo que los consumidores, nuestros clientes, y da igual el soporte, están deseando volver a una normalidad, recuperando viejas formulas, y no tan antiguas. A mí, personalmente, la calle me ha dado todo y como decía Lee Friedlander, la fotografía debe mirarse a ras de suelo. Por eso, y porque el público que va a exposiciones y compra libros de fotografía, quiere ver calidad y no dejarse impresionar por tamaños excesivos, hay que llevar la fotografía a la calle y ofrecerla de una manera humilde y la gente la comprará si le llega y con precios que puedan ser pagados por los más y no barbaridades pagadas por los menos.
Es extremadamente difícil llenar una sala o galería con unas 60 buenas imágenes en un tamaño apropiado en las que cada persona pueda verlas a una distancia lógica de emoción y sentimiento, ya que nadie es capaz de ver un diamante a 10 metros de distancia. Sin embargo, es demasiado sencillo exponer en el mismo espacio 10 fotografías a 2 x 2 metros. Para la primera se necesita tiempo, proyecto y cultura. Para la segunda, un golpe de inspiración, unos buenos marcos y un vino... ¿Corresponde la calidad de la fotografía a ese tamaño?
Recientemente he visitado la exposición de Dorothea Lange. La imagen más grande que colgaba de las paredes era el icono de la madre inmigrante de Nipomo, California, que todos conocemos. Un recorrido delicioso, emocionante, conmovedoramente austera, y con un derroche de ternura que a uno le hacía daño al alma. No era la crisis lo que ví, sino el mundo actual lo que sentí. Lo único que ha cambiado es la moda. Si alguien me preguntase ahora de que color, material y figura eran los marcos no sabría responderle.
Y la penúltima pregunta que me hago: ¿Para que sirve la fotografía?. Para mi, debe ser util. Lo demás, es incomprensible y sobra, incluido su tamaño. Buscando la sencillez encontraremos, seguramente muchas respuestas a esta crisis. Y ahí reside el problema principal de la fotografía como arte y como documentalismo. Pero, ¿acaso no es lo mismo? Es fotografía. Hagamos buenas imágenes y se comprarán". ARTEINFORMADO
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