Actualidad 01 nov de 2024
por REDACCIÓN AI
Imagen vía Bienal de La Habana
La 15ª Bienal de La Habana celebra su 40º aniversario en un momento de creciente debate sobre su papel en la promoción de la cultura cubana.
La Habana, Cuba – Entre el 15 de noviembre de 2024 y el 28 de febrero de 2025, la 15ª Bienal de La Habana celebrará su 40º aniversario. Bajo el lema Horizontes compartidos, la Bienal se propone a hacer un análisis de la trayectoria del evento, en torno a los temas que han sido transversales a su historia para actualizarlos a manera de «nuevos matices» a cargo de la artista y curadora Beatriz Lobo.
Bajo la dirección de Nelson Ramírez de Arellano, las exposiciones conmemorativas se presentarán en lugares como la Estación Cultural de Línea y 18 donde se presentarán piezas que han sido emblemáticas de ediciones anteriores. Las actividades se expandirán a otras provincias, como Matanzas y Pinar del Río, con proyectos como Ríos Intermitentes, organizado por la doctora María Magadalena Campos Pons, y La Oficina, desarrollado por el artista Luis Silva Silva.
Por su parte, la curaduría de Lobo busca reflejar elementos que acercan a Brasil y Cuba. Por ello, trarará sobre aspectos de las culturas afro-diaspóricas como el lenguaje, la religión y la narración de historias, así como el conocimiento indígena, incluidos los procesos de borrado y recuperación, cosmovisiones compartidas y la relación con la tierra. Entre les artistas que formarán parte de la curaduría de Lobo se encuentran Yhuri Cruz, Siwaju, Bené Fonteles, Eric Terena, Glicéria Tupinambá, Eric Serena y Felipe Viveiros. Entre todas las actividades la Bienal exhibirá a alrededor de 300 artistas tanto cubanes como internacionales.
A pesar de este enfoque colaborativo, un grupo de artistas y curadores cubanes, entre elles Coco Fusco y Hamlet Lavastida, a través de la revista mexicana Letras Libres, recientemente criticaron la bienal como una «cortina de humo» que busca desviar la atención internacional de la represión en Cuba. En su declaración, denuncian que el gobierno utiliza el evento para proyectar una falsa autonomía creativa mientras reprime iniciativas independientes y limita la libertad de expresión, señalando la encarcelación de artistas como Maykel Osorbo y Luis Manuel Otero Alcántara, quienes son presos políticos desde 2021 por oponerse a las políticas culturales de control sobre las prácticas artísticas que ejerce la autocracia que caracteriza al gobierno en la isla.
Osorbo y Otero Alcántara son parte elemental del Movimiento San Isidro, fundado en 2018, mismo que agrupa a artistas, músicxs, periodistas y académicxs «que promueven la libertad de expresión» y se oponen al denominado Decreto 349, que obliga a les creadores a estar inscrites en el Ministerio de Cultura, al que deben pedir permiso para ejercer y exponer su trabajo a través del trámite de un carnet. Este decreto surge trás la activación de la #00Bienal de La Habana, organizada ese mismo año por artistas independientes como respuesta a la suspensión oficial, sin una previa consulta ciudadana, de la Bienal de La Habana después de la davastación que deja en 2017 el Huracán Irma. La #00Bienal buscó crear un espacio alternativo y autogestionado para el arte cubano, promoviendo un enfoque colectivo y local que vinculó la creación artística con las realidades sociales de Cuba, en contraste con las narrarivas de las instituciones oficiales. A pesar de la oposición del estado, la iniciativa ganó apoyo de figuras como Gerardo Mosquera, Aldeide Delgado y Tania Bruguera, quienes respaldaron esta manifestación de libertad cultural.
Recientemente, el Decreto 349 fue "desempolvado" por el Decreto 107 el cual restringe severamente las actividades permitidas para las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) en el sector cultural. La legislación establece que las sanciones por violar estas restricciones serán impuestas por las mismas autoridades que las emitieron, lo que limita las opciones de apelación y genera un clima de miedo entre artistas y personas dueñas de iniciativas o negocios no estatales. Esto refleja un patrón de control y censura que persiste en la política cultural cubana, dificultando la creación y difusión de expresiones artísticas independientes.
Les críticxs sostienen que el Ministerio de Cultura, a través de la Bienal, promueve un «escenario de fachada» para ocultar los abusos al organizar actividades en lugares simbólicos como San Antonio de los Baños, epicentro de las protestas del 11-J en 2021, surgidas como una respuesta de la población a la crisis social, económica y de derechos en Cuba. Aunque la bienal fomenta la participación internacional, afirman que la realidad para les creadores locales está marcada por la censura, la represión y la cooptación estatal.
La plataforma de la bienal ha evolucionado desde su creación en 1983 como uno de los foros más icónicos de arte en Latinoamérica. Sin embargo, según las críticas, el evento ha adoptado una postura más comercial que dista de su original carácter de resistencia, atrayendo inversiones extranjeras y vínculos con coleccionistas, más que un genuino apoyo a la creatividad independiente. Este argumento puede contrastarse críticamente si se recuerda el bloqueo económico que Estados Unidos sostiene sobre la isla desde 1958, el cual fue votado el día de ayer en la Asamblea General de la ONU con 187 votos a favor de cesarlo y dos votos en contra de parte de Israel y Estados Unidos.
A pesar de las críticas, la bienal mantiene su estatus como uno de los eventos culturales más importantes de la región. La edición de 2024 busca proyectarse como un espacio experimental que reunirá arte y comunidad paralelamente al debate sobre si cumple realmente con ese propósito bajo las actuales condiciones del país.
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