Entrevistas 18 jul de 2014
por ARTEINFORMADO
Benjamin Weil
Director artístico del Centro Botín de Santander desde enero de este año, Benjamin Weil (París, 1962) ocupó hasta entonces la Dirección de Actividades de LABoral de Gijón.
Weill es un convencido de la producción, ¡por muchas razones!. "Producir -señala- permite profundizar el conocimiento de la obra como resultado de un proceso creativo así formal, mientras que está siendo desarrollada por el artista. Mi experiencia institucional me ha permitido darme cuenta que es una manera muy efectiva de entender la obra, tanto al nivel de su estructura formal como conceptual. Esto a su vez permite establecer una estrategia de cuidado a la obra que es mucho más eficaz y respetuosa con la intención artística".
En la recta final para la puesta en marcha del Centro Botín de Santander, Benjamil Weil, su director artístico, que también participará en el próximo curso sobre "Coleccionismo de Arte Contemporáneo y Comisariado", que, a final de este mes se celebrará en el marco de la Universidad de Santander, profundiza en la vinculación entre coleccionismo y producción de arte, una línea de trabajo en que la Fundación Botín viene trabajando desde hace más de veinte años. "Producir obras es una manera de apoyar a la creación artística de manera mucho más estrecha y dinámica", señala Weil quien advierte también de la necesidad de "reconocer la generosidad y la importancia del apoyo de los coleccionistas". Y también de los galeristas, de los que aconseja "no subestimar su función", pues recuerda que "el papel de una galería no está limitado sólo a la promoción y la venta de obras", para concluir que "cada vez más, los galeristas son protagonistas que funcionan un poco como productores de cine".
ARTEINFORMADO (AI): El próximo curso sobre "Coleccionismo de Arte Contemporáneo y Comisariado", al que Vd. ha sido invitado a participar, centra el debate en el creciente protagonismo de coleccionistas y comisarios en el sector del arte y sus relaciones.¿Qué principios, objetivos y limites deben, en su opinión, regir esas relaciones?
Benjamin Weil (BW): En primer lugar, se debe hablar de la aportación económica cada vez menor desde el sector público, a las instituciones españolas (y europeas, en general). Por eso, ahora más que nunca, es necesario contar con el apoyo imprescindible del sector privado. Esto se consigue a través de patrocinios empresariales y/o de una colaboración con coleccionistas.
Hay muchos coleccionistas en España, con colecciones ricas y construidas de manera muy profesional. Hay un número creciente de coleccionistas que también tienen consciencia de la importancia de cuidar bien a las obras. Han desarrollado una política de atención a su colección que es del nivel de los museos, trabajando con expertos tal como registradores, restauradores y expertos en catalogación.
La profesionalización del coleccionista le permite acercarse de manera natural a la institución. Comparten el objetivo común de dar a conocer el arte contemporáneo. Por eso, su participación, cada vez más importante en el mundo del arte, se hace evidente.
En Estados Unidos, hace mucho tiempo que los coleccionistas tienen un papel clave en las instituciones. La mayoría de los patronatos de museos están liderados por coleccionistas, que también prestan o dan obras a la institución a la cual están afiliados, contribuyendo a la financiación de los programas y de las exposiciones. Además participan en las campañas de recaudación de fondos para construir nuevos edificios y/o enriquecer el capital financiero de los museos, y por tanto, estos ingresos sirven como base para establecer el presupuesto anual de las instituciones de arte.
Son coleccionistas que han fundado la mayoría de los museos en EEUU. De hecho, algunos de los más importantes están nombrados por su apellido, tal como el Guggenheim, el Whitney, la colección Frick en Nueva York, o el Kimbell de Fort Worth.
Los coleccionistas en Europa ya están aprendiendo a jugar este papel. Los cambios en las políticas culturales exigen esta nueva responsabilidad. Tendremos que pensar en códigos de buena conducta y reglas de deontología para evitar los conflictos de intereses. Hay mucho que aprender del mundo anglosajón en este respecto.
AI: ¿Detecta cambios, acaecidos o próximos, sobre el "statu quo" en relación a estos temas?
BW: No cabe duda que una asociación como 9915 tiene un papel clave que desempeñar. El simple hecho de coorganizar este seminario es la prueba de su compromiso en ayudar a los coleccionistas españoles a repensar el papel que quieren jugar en el museo o el centro de arte. También me parece que 9915 trata de plantear una base, tanto conceptual como técnica, para que sus socios puedan profesionalizar la gestión de sus fondos, y tener las herramientas para mejorar su involucramiento en el ecosistema de las artes visuales.
Necesitamos reconocer la generosidad y la importancia del apoyo de los coleccionistas. Por ejemplo, parece imprescindible darles créditos -agradecer de manera formal- cuando apoyan un proyecto o una institución. En este sentido, me parece también que urge una ley de mecenazgo exhaustiva, que reconozca la contribución clave del coleccionista en la vida cultural del país y le dé un incentivo para seguir involucrándose más.
AI: Vd. se declara un convencido de la producción. El título de su ponencia en este curso es precisamente "Coleccionar / Producir - Arte e inestabilidad formal".
BW: Por muchas razones! Producir obras es una manera de apoyar a la creación artística de manera mucho más estrecha y dinámica. También permite profundizar el conocimiento de la obra como resultado de un proceso creativo así formal, mientras que está siendo desarrollada por el artista. Mi experiencia institucional me ha permitido darme cuenta que es una manera muy efectiva de entender la obra, tanto al nivel de su estructura formal como conceptual. Esto a su vez permite establecer una estrategia de cuidado a la obra que es mucho más eficaz y respetuosa con la intención artística.
AI: ¿Cuáles son esos modelos para vincular a los coleccionistas con la producción?
BW: Cada vez más hay coleccionistas que invierten dinero en la producción de obras maestras de artistas contemporáneos. Sin este apoyo, no sería posible comisariar grandes exposiciones. Por ejemplo, la exposición de Pierre Huyghe en el Centro Pompidou el año pasado, o la de Carsten Höller en la Hamburger Bahnhof de Berlin son el resultado de este compromiso fundamental del coleccionista. La primera de ellas ha sido financiada en gran parte por la Luma Foundation de Maja Hoffmann, y la otra por la fundación Thyssen Bornemisza Art Contemporary, de Francesca Thyssen. Por lo tanto, esta financiación les permite construir colecciones de nivel institucional. Así mismo, les permite tener una relación mucho más estrecha con los artistas, y acercarse más a su proceso creativo, algo que, en mi opinión, es muy emocionante. No hablamos de una colección de objetos, si no de una relación mucho más dinámica.
AI: ¿Qué cambios puede provocar en el tradicional circuito de creación-mercado-coleccionismo?
BW: Desde luego, el papel de una galería no está limitado sólo a la promoción y la venta de obras. Cada vez más, los galeristas son protagonistas que funcionan un poco como productores de cine. En otras palabras, buscan acuerdos con los coleccionistas para que se involucren en la financiación de proyectos artísticos ambiciosos. De esta forma, estos coleccionistas pueden construir sus colecciones con una identidad propia. Por supuesto, esta es una manera más arriesgada de coleccionar, porque es mucho más complicado valorar una colección de este tipo que una colección de obras más clásicas, vamos a decir. El coleccionista tiene que confiar en el artista de una manera mucho más importante que cuando compra una obra ya acabada. En este sentido, el papel de las galerías sigue siendo clave, aunque está evolucionando. Por eso, me parece muy importante no prescindir de ellas y no subestimar su función.
AI: ¿Significa ello una recuperación del mecenazgo renacentista, actualizado?
BW: Probablemente hay algo de esto. El coleccionista productor tiene una relación más estrecha con el artista. Por eso, se establece una confianza entre los protagonistas. El coleccionista "clásico" siempre es un apasionado, y tiene interés en ser más que un consumidor de objetos. Sin embargo, el hecho de comprometerse de manera tan estrecha en el proceso creativo le permite profundizar su entendimiento del arte y probablemente su pasión por la creación artística.
AI: Es conocido también el interés del nuevo Centro Botín, cuya dirección artística asumió Vd. hace unos meses, por vincularse a los talleres de artistas, que tradicionalmente realizaba la Fundación Botín y que ahora se intensificarán en el nuevo centro. ¿Está ya definida la estrategia y posicionamiento que tomará el nuevo Centro de Arte Botín?
BW: Desde hace 21 años, la Fundación Botín ha desarrollado una actividad de apoyo a la creación artística contemporánea a través de los talleres de verano, dirigidos por artistas reconocidos, que durante 15 días han compartido sus procesos de trabajo con un grupo de artistas más jóvenes. Por su parte, la Fundación organiza una exposición monográfica de cada maestro de taller, y así da al artista la oportunidad de producir nuevas obras, o recontextualizar obras ya existentes. También da a conocer el trabajo de estos artistas al público de Cantabria y a los nacionales y extranjeros que visitan Santander.
El programa de becas de producción ha permitido a más de 160 artistas jóvenes desarrollar un proyecto ambicioso que luego se ha presentado en las salas de la Fundación Botín. Estas muestras han sido a menudo un momento relevante de sus carreras profesionales.
Es parte del ADN de la Fundación fomentar el conocimiento de las artes, con el objetivo de potenciar la creatividad y la mente abierta del ciudadano. El nuevo edificio de Renzo Piano nos va a permitir profundizar y crecer tanto en la calidad expositiva como en el programa educativo que también será un elemento esencial del nuevo centro.
AI: ¿Cuáles serán sus lineas maestras?
BW: Seguimos con el objetivo clave de apoyar las formas más vanguardistas, y la creatividad en el ámbito artístico y educativo, y llegar a un público siempre más amplio y diverso. Más que nunca, el papel de una institución como la Fundación Botín es dar a conocer lo mejor del arte contemporáneo, apoyar a los artistas, pero también a los investigadores y a los comisarios.
AI: En distintas presentaciones, el nuevo Centro Botín se ha anunciado como un "lugar de referencia en el mundo para el desarrollo de la creatividad a través de las artes". ¿Cómo espera contribuir el Centro a alcanzar este objetivo?
BW: Cuando se estableció la Fundación Botín hace 50 años, el objetivo era ofrecer al ciudadano un acceso a lo mejor de la cultura, y así ayudar al surgimiento de los talentos en varias disciplinas creativas para favorecer la creatividad de cada uno. Este objetivo sigue siendo clave en el desarrollo de la Fundación. Desde hace un año la Fundación Botín colabora activamente con la Universidad de Yale en una nueva línea de investigación para contribuir al desarrollo de la creatividad a través del potencial que tienen las artes por medio de talleres, cursos y actividades formativas para niños, jóvenes y adultos.
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