Creación 09 oct de 2017
por Jaime Gonzalez Cela & Manuela Pedrón Nicolau
Patricia Esquivias, The Future Was When, 2009 - Cortesía HAMMER MUSEUM
Los elegidos son Fernando Sánchez Castillo, Patricia Esquivias, Cristina Mejías, Clara Montoya, Rosell Meseguer, Martín López Lam, Marian Garrido, Paco Chanivet, Ignacio García Sánchez y el colectivo Play Dramaturgia.
Una selección vertebrada por “la narración como estrategia artística“ que se acerca al concepto de “ficción”, del que los comisarios aseguran que “es una potente estrategia narrativa a la hora de analizar y comprender el contexto social y político más cercano”.
El equipo comisarial formado por Manuela Pedrón Nicolau (Granada, 1988) y Jaime González Cela (Madrid, 1984) han sido invitados por ARTEINFORMADO, a propuesta de los organizadores del premio de comisariado “Se busca Comisario”, convocado por la Comunidad de Madrid y que ganaron en 2015, para seleccionar “10 artistas a seguir” con la única condición de ser españoles o residentes en España. Aquí tiene las razones de su selección:
Vamos a intentar contarte algunas historias. Dentro de nuestro contexto actual los relatos que la investigación artística generan son uno de los aspectos con los que más disfrutamos y que más espacios de reflexión aportan. Por eso, para este proyecto planteamos un listado de nueve artistas y un colectivo que desde distintas y distantes perspectivas, temáticas y metodologías generan narraciones basadas en fuertes procesos de investigación. A partir del estudio de las grandes disciplinas académicas, pero también de lo cotidiano y su alteración o subversión mediante la ficción, estas prácticas proponen relatos particulares que analizan, conectan y amplían las formas literarias, desde la novela de detectives hasta las formas más populares de escritura en Internet. Así, la narración como estrategia artística es el eje vertebrador de esta selección. Yuxtaponer el trabajo de estos artistas es componer un libro de relatos. Relatos en distintos formatos (instalación, pintura, performace, vídeo, cómic) con los que los autores construyen un marco para una narración que, dependiendo de los artistas, se acerca a los principios de la no ficción, de la ficción o de la ciencia ficción.
Novela de no ficción, en estos términos definió Truman Capote A sangre fría (1969), popularizando el concepto en el ámbito anglosajón para describir esas novelas en las que se entremezcla la investigación, el testimonio y la práctica periodística. Este subgénero híbrido revolucionó los esquemas literarios anteriores y Tom Wolfe lo definió como un género que toma procedimientos de la mejor ficción para ponerlos al servicio de contar historias verídicas. En esta línea, nos gusta pensar que dentro del arte contemporáneo esas formas de narratividad basadas en la investigación derivan en prácticas artísticas de no ficción. Hablaríamos entonces de un arte de no ficción en el que los casos a tratar y las metodologías se distancian de la propia práctica literaria, generando contenidos y estructuras narrativas específicos.
Fernando Sánchez Castillo trabaja a menudo sobre los relatos de los objetos secundarios que aparecen de fondo en la historia reciente de España. Muchas de sus piezas, como Baraka, Positivo o Sindrome de Guernika, Azor, funcionan como un cruce de caminos en el que distintos relatos se encuentran: el del momento histórico en el que se enmarca la pieza, el de la investigación que lleva a cabo el artista y el de la formalización final que sirve como comentario político, como nota a pie de página. Sánchez Castillo revisa los intrumentos ligados al poder y las mitologías que lo acompañan y sustentan, presentando a través de sus obras, un relato alternativo que sirve como espacio de reflexión al que el espectador se enfrenta.
Retomando los modelos puramente literarios, existe una corriente ligada a la biografía en la que el autor o la autora incluye en sus páginas, como un protagonista más, el proceso de investigación que desarrolla. Esta corriente ha sido bautizada como quest y resulta una referencia sugerente a la hora de pensar en las distintas líneas narrativas que se generan en el trabajo de Patricia Esquivias. Muchos de sus últimos proyectos se estructuran a partir de la investigación de elementos concretos de la arquitectura y el urbanismo para generar tesis y relatos particulares de la Historia y las historias. Para su presentación Esquivias emplea en gran parte de sus obras un formato híbrido que podríamos identificar como vídeo-conferencias-performativas (unas más conferencias, otras más performativas) que se basan en la narración en primera persona del recorrido físico y conceptual que traza la investigación.
La narración como fenómeno, herramienta y resultado constituye el fundamento del trabajo de Cristina Mejías. Su investigación formal tiene como trasfondo cuestiones derivadas de la creación y transmisión de historias entre la ficción y la no ficción. La artista propone al espectador el intersticio que hay entre el recuerdo y la imaginación como lugar para la evocación y la reflexión. “Todas las historias forman un istmo. Todas las historias comienzan con un carraspeo.”, cierra uno de sus textos. También en el trabajo de Clara Montoya la investigación formal y el relato se combinan. Montoya desarrolla su investigación escultórica a partir de la redacción o cuestionamiento de narraciones. La poética de sus instalaciones trata desde asuntos históricos, como en sus proyectos Las cinco pleiades o Carrara. 24h en 56min., hasta relatos a futuro, como en las piezas Fulgur Conditum y 1924/2124. La experimentación constante en el ámbito de la ciencia y la técnica se mezclan en el trabajo de Clara Montoya con referencias literarias y vivencias personales.
PlayDramaturgia trabaja el relato desde una dimensión performativa que juega con la experiencia como herramienta de registro, mutación y ficcionalización de lo real. Sus proyectos escénicos y aquellos que desarrollan fuera de la escena cuentan con formas y estrategias de las artes vivas, las visuales y algunas otras puestas al servicio de potenciar distintas facetas de la pulsión narrativa que envuelve sus investigaciones y en la que sumergen a los espectadores. Documento y ficción son también elementos fundamentales en la práctica de Rosell Meseguer. Suele organizar su trabajo en proyectos que abarcan extensos periodos de tiempo y se componen de numerosas piezas. Batería de cenizas, Archivo OVNI o Lo invisible, por citar algunos de ellos, se han sucedido en el tiempo y comparten ciertas líneas de investigación y referencias formales. Constituyen largos relatos en los que algunos personajes o motivos se repiten estableciendo así una continuidad muy literaria en su práctica. Meseguer ha utilizado a menudo un formato de archivo en el que mezcla materiales reales que ha extraido de distintas fuentes (prensa, instituciones, archivos, etc.) con piezas originales suyas hechas a partir de la investigación que sustenta el proyecto. La artista crea de esta manera una modalidad de archivo propia en la que mezcla la ficción con lo real dando lugar a nuevas formas de acercamiento formal y teórico a los temas que la ocupan. Martín López Lam es dibujante y escritor y gran parte de su trabajo está ligado al cómic y a los circuitos alternativos de autoedición. Sus obras, que suelen desarrollarse dentro de un realismo brutal, presentan personajes y paisajes que beben de la cultura popular y de los continuos vagabundeos del artista por los extrarradios de las ciudades que habita. Pero López Lam enmarca este realismo sucio en una red de tensiones sobrenaturales que determinan el tono de su trabajo, plagado de influencias de la serie B, la literatura negra y las teorías de la conspiración.
Uno de los géneros literarios que más nos fascinan en cuanto a su capacidad para generar relatos de ficción radical, por su potencial político y en su relación con las prácticas artísticas contemporáneas es la ciencia ficción. La ficción llevada al extremo para dibujar las condiciones y lógicas de un futuro remoto, un pasado alternativo o una dimensión paralela es una potente estrategia narrativa a la hora de analizar y comprender el contexto social y político más cercano. En esta línea, el trabajo de Marian Garrido cuenta con un fuerte trasfondo teórico en el que la historia y los fenómenos más particulares de la cultura popular e Internet sirven como base a proyectos que evocan o incluso materializan devenires paralelos de la sociedad o algunos de sus personajes más ilustres, como es el caso de John Titor en el proyecto Souvernirs of Future Nostalgia. La obra de Paco Chanivet se encuentra igualmente muy relacionada con las estrategias narrativas propias de Internet, especialmente en lo que respecta a las teorías de la conspiración, ese alucinante e inmenso corpus de conocimiento alternativo. A partir de la ingente cantidad de material que recoge en sus investigaciones, Chanivet construye narraciones de ciencia ficción con tintes costumbristas en distintos formatos, entre los que destaca su destreza en el vídeo y la escritura. Ignacio García Sánchez se enfrenta en su trabajo al reto de imaginar lo radicalmente nuevo y lo hace a través de un imaginario de futuribles inciertos que nos plantean relatos de sociedades extrañas. En sus series de dibujos, pinturas, grabados y esculturas representa escenas concretas o presenta fragmentos de esas realidades, dejando abierta la reconstrucción total de las condiciones temporales y físicas de esas sociedades, compartiendo así la narración sobre su significado, origen y devenir. Por Jaime Gonzalez Cela y Manuela Pedrón Nicolau
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