ARCOmadrid 2018: polémica, premios, ventas y Perú

Con las puertas de ARCOmadrid 2018 cerradas, la organización ya está planeando la próxima edición, que retoma la tradición del país invitado apostando por Perú. Un país con un reducido circuito galerístico, que acaba de perder, además, a la que, sin duda, era una de sus principales galerías, Lucía de la Puente. Como preámbulo de esta próxima edición, la Fundación Han Nefkens ha convocado un premio dirigido a artistas peruanos que ha recaído sobre  Maya Watanabe (Lima, 1983). Se anuncia ya que la selección de galerías será realizada por Sharon Lerner, comisaria de arte contemporáneo del Museo de Arte de Lima, mientras que la coordinación del programa paralelo correrá a cargo de la comisaria independiente limeña Fietta Jarque, bien conocedora del sistema artístico español. 

Además de desvelar el protagonismo de Perú en la próxima edición, ARCOmadrid ha ofrecido el tradicional balance de visitas y ventas que se han llevado a cabo en la feria. Al margen de la controversia desatada en sus primeros compases por la retirada de una obra del siempre polémico Santiago Sierra (Madrid, 1966), en su galería representante, la madrileña Helga de Alvear, en general, el movimiento comercial ''ha sido calificado por las galerías participantes como muy positivo'' y el alto ritmo de ventas ha recuperado ''posiciones previas a la crisis''.  

El comunicado emitido por ARCOmadrid transmite una impresión muy favorable del mercado nacional, que en los últimos años ha centrado sus fuerzas en el sector privado ante el desplome de adquisiciones por parte de las instituciones españolas en los años de la crisis. A pesar de ello, la organización que, como ya es tradición, no ha facilitado datos concretos sobre las compras por parte de coleccionistas e inversores privados, sí ha ofrecido una relación de las compras públicas e institucionales más importantes. 

Las adquisiciones privadas se han visto impulsadas por la iniciativa #mecomprounaobra, una de las novedades de la feria, que busca expandir el coleccionismo y llegar a nuevos públicos mecenas a partir de obras con un precio inferior a 5.000 Euros. 

La mayoría de las ventas se cerraron en los primeros dos días de feria, exclusivos para profesionales. Esos días visitaron la feria 300 coleccionistas privados nacionales e internacionales, a los que luego se ha sumado una afluencia de visitantes que sitúa el total en 100.000 personas, una cifra que se mantiene en la misma línea que el año pasado. 

En cuanto a las adquisiciones institucionales, y dejando a un lado las realizadas a través de alguno de los diez premios que se han fallado a lo largo de ARCOmadrid 2018, no hay grandes novedades entre los museos, centros y espacios públicos que han comprado obras en la feria. La Fundación ARCO ha adquirido piezas por valor de 175.000 Euros, recaudados durante la cena en la que se entregaron los Premios A al Coleccionismo. La organización, que ha contado con el asesoramiento de Miguel von Hafe y Manuel Segade, ha apostado por siete artistas internacionales: Amalia Pica (Neuquén, 1978), Armando Andrade Tudela (Lima, 1975), Laure Prouvost (Lille, 1978), Lily Reynaud Dewar (La Rochelle, 1975), Yorgos Sapountzis (Atenas, 1976), Francesc Ruiz (Barcelona, 1971) y Eva Fábregas (Barcelona, 1988). 

El Museo Reina Sofía permanece fiel a su política de compras en ARCO, aunque en esta edición su presupuesto ha sido uno de los más bajos de los últimos años. Si en 2016 y 2017 su partida de compra rondaba los 400.000 Euros, este año sólo ha desembolsado 224.480 Euros –muy alejados de los 800.000 que llegó a gastarse en la feria en 2012-. El museo madrileño ha adquirido 23 obras de Rosa Barba (Agrigento, Sicilia, 1972), Patricia Esquivias (Caracas, 1979), David Bestué (Barcelona, 1980), María Ruido (Ginzo de Limia, Orense, 1967), Inmaculada Salinas (Guadalcanal, Sevilla, 1967), Algirdas Seskus (Lituania, 1945), Joachim Koester (Copenhague, 1962), Ángels Ribé (Barcelona, 1943) y Engel Leonardo (Baní, República Dominicana, 1977). 

También DKV, la Fundación Helga de Alvear y la Fundación María Cristina Masaveu han adquirido obras en la feria. La primera ha apostado por artistas españoles y se ha hecho con piezas de June Crespo (Pamplona, 1982), Blanca Gracia (Madrid, 1989), Mar Guerrero (Palma, 1991), Rubén Grilo (Lugo, 1981), Federico Miró (Málaga, 1991) y Carlos Fernández-Pello (Madrid, 1985). La segunda ha comprado una de las obras más caras, una pieza de Dan Graham (Urbana, Illinois, 1942) por valor de 400.000 Euros, además de otras obras de Carlos Bunga (Oporto, 1976) y Chema Madoz (Madrid, 1958), y la tercera ha adquirido obras de Pedro Cabrita Reis (Lisboa, 1956). 

Volviendo a la polémica, no estaría de más que los responsables de Ifema, ente organizador de la feria, quienes emitieron un comunicado al respecto en el que se puede leer que "no hubo mala fe en esta acción, y aceptamos las críticas recibidas, comprendiendo que debemos evitar en el futuro cualquier circunstancia de esta naturaleza", una vez clausurada reflexionasen de manera profunda y seria sobre el daño no menor que se ha podido producir a la imagen de la feria, sobre todo, en el exterior, donde medios de distintos países, entre ellos Alemania y Estados Unidos (The New York Times), le han dedicado titulares donde figura en grande la palabra 'censura', un término que no debería nunca haberse asociado con la principal feria de arte del país.