En la apacible zona residencial uruguaya de Manantiales, el escultor de renombre internacional Pablo Atchugarry (Montevideo, 1954) está llevando a cabo su nuevo gran proyecto el Museo de Arte Contemporáneo Americano (MACA), que, según nos revela en esta nueva entrevista para #AlEncuentroCon, tiene fijada su apertura al público el 8 de enero de 2022, en el mismo complejo que acoge, desde 2007, la sede Fundación Pablo Atchugarry, que preside, y un Parque Internacional de Esculturas de 40 hectáreas diseñado en diálogo con el paisaje.

Por ahora, se trata de una iniciativa totalmente privada al ser impulsada en solitario por su fundación, como nos señala el artista uruguayo, a quien le gustaría que en un futuro se sumase el Estado. 

A su juicio, "toda institución de estas características va a tener que tener un importante contacto con la parte pública, y que, por lo tanto, la parte pública puede intervenir y pueda de alguna manera hacer sostenible el proyecto en el tiempo"

Un proyecto museístico, que, en sus palabras, "tiene carácter de americano, americano como todo el continente, para buscar puntos de diálogo con lo que se ha hecho a nivel contemporáneo con diferentes creadores que representan a sus propios países". 

Y lo dibuja de la siguiente manera: "una especie de péndulo que vaya uniendo todo el continente y, por supuesto, dar a conocer a los artistas uruguayos".

Para ello, ya tiene en mente realizar exposiciones con curadores y exportar estas muestras o hacerlas en diálogo y en colaboración con otros museos o fundaciones "para tratar de unir fuerzas y recursos", remacha Atchugarry.

Preguntado por el ritmo al que avanzan las obras del MACA, que comenzaron hace año y medio, según nos desvela, "van a un buen ritmo", teniendo prevista su fecha de finalización alrededor de septiembre u octubre de este año. 

Y es que, lejos de lo que podría pensarse, la pandemia no está causando grandes retrasos ni impedido seguir con el calendario marcado a la hora de ejecutar el edificio proyectado por el arquitecto uruguayo reconocido mundialmente Carlos Ott.

Un contenedor de arte al que el artista define "como una escultura dentro de un parque de esculturas" y que tiene la singularidad de estar realizado en buena parte con maderas del Uruguay (Eucalyptus Red Grandis) que son llevados a Francia para darle la forma adecuada para su instalación en el nuevo museo "que dialogará no solo con los edificios existentes sino sobre todo con el territorio ondulado en el que se ubica".

Porque para su artífice "el diálogo no solo debe darse entre los cuatro muros del museo, sino a su vez con el parque de esculturas que lo rodea".

Con Pablo Atchugarry hemos conversado acerca de este nuevo proyecto museístico, que surge de "manera orgánica" y da continuidad a ese perfecto casamiento "entre arte, naturaleza y arquitectura", así como del importante papel que viene ejecutando desde sus inicios su fundación en apoyo de "artistas nacionales y jóvenes creadores".

A continuación el vídeo con la conversación íntegra.