#AlEncuentroCon: Juanjo Santos, co-director de “Arte a Juicio”: “Si hay lectores responsables, habrá crítica fiable”

La crítica de arte, con frecuencia denostada e ignorada, se resiste a desaparecer. Los críticos Juan José Santos Mateo y Christian Viveros-Fauné son los promotores de la nueva plataforma “Arte a Juicio”, con el objetivo de que el crítico viva de lo suyo. El primero de ellos es nuestro actual invitado a este nuevo capítulo de la serie informativa #AlEncuentroCon... con la que intentamos buscar la muy necesaria complicidad de galeristas, artistas, críticxs, curadorxs, coleccionistas y gestorxs culturales para tratar de visibilizar pero sobre todo comprender mucho mejor sus nuevas y distintas iniciativas, tanto en solitario como aquellas en colaboración. Sus respuestas, a continuación: 

ARTEINFORMADO (AI): Después de más 15 años como crítico de arte, vas a lanzar, junto al crítico chileno Christian Viveros-Fauné, la plataforma "Arte a Juicio", que pretende llamar a lo que hace cada artista por su nombre. ¿Creéis que ahora no se hace? ¿Por qué?

Juan José Santos Mateo (JJSM): Se hace muy, pero que muy poco. Muchísimo menos en España. Leer una crítica negativa contundente y argumentada de una exposición, internacional o nacional, es casi imposible. Ahora, en nuestro caso lo que vamos a proponer a los críticos no es analizar una muestra, sino obras de arte de las últimas décadas. Es crítica, sí, pero con una patita en lo historiográfico. Textos que Christian y yo vamos a editar con mimo, y que pretendemos, tengan aspiración atemporal. Date cuenta que quién está canonizando la historia del arte actual es Taschen y el MoMA. Y a esas puertas sólo llaman los que van acompañados de señores con maletines y con un ejército de influencers. Por eso queremos tener una selección de los mejores críticos. Por darte un ejemplo: buscamos al antagónico de alguien como Avelina Lésper, que ha convertido el ejercicio de la crítica de obras en una cruzada contra toda la producción artística de hoy, cuya visceralidad la nubla, y, lo más importante, cuyos argumentos son débiles como una figura de plastilina. “Arte a juicio” no es un proyecto contra el arte actual, sino todo lo contrario. Somos grandes apasionados del arte contemporáneo, y por eso vamos a defender a las obras de arte que nos hacen vibrar, sean de quién sean, y a atacar al arte deshonesto, estúpido, pueril, sea de quien sea. Volviendo a tu pregunta, acerca de las causas, son múltiples. No me gusta el victimismo, siempre he creído que el principal culpable de la anemia de la crítica de arte en nuestro país es de nosotros, los críticos. Complejos, autocensura, conformismo, comodidad, intercambio de favores. Ahora, las causas ajenas a nosotros son poderosas. Una revista especializada que pide a las galerías que se anuncien en sus páginas luego no puede publicar una crítica destroyer sobre una expo de ese espacio. Un periódico financiado por el patrocinador de un gran museo tampoco. Añade que no hay tradición de un tipo de crítica ácida, firme, atrevida, al menos no como sí existe en el mundo anglosajón, o en Argentina. Curiosamente, existía un estilo así en los 50 y 60 en varios suplementos españoles. Se perdió. Ahora sólo hay dos o tres nombres propios. Por otro lado, el surgimiento de las redes sociales conllevó beneficios, como que se ha popularizado la crítica, se ha fomentado la interacción, pero también daños. Una ansiedad por el Like que ha contagiado a la prensa escrita. Por último, la figura del editor. Los pocos editores de textos de crítica no pueden, por exceso de trabajo, dedicar más de una mañana a un artículo. Yo he aprendido a editar con una revista canadiense, Momus. Tardábamos a veces meses en cerrar un texto. Quedaba de la hostia, eso sí. En fin. Todo ello desemboca en que no es nada sencillo leer críticas negativas de un artista consolidado. Por eso creemos en apoyar a los valientes que sí lo han escrito o lo quieren escribir. Pero no por convertirnos en una especie de asociación de críticos anónimos. En nuestra mente únicamente está el lector/espectador. Estoy seguro que muchos agradecerán que alguien, como los críticos con los que queremos trabajar, con experiencia, estilo, elegancia, ironía, humor, argumente por qué la cúpula de la ONU de Barceló es la cueva de Fraggle Rock tras la caída de un meteorito. Si eso luego deriva en que a las instituciones les cueste más contratar al Jackson Pollock mallorquí, eso es un efecto colateral. Creo que, simplemente, mucha gente quiere leer textos valientes, bien escritos, rigurosos.

AI: Al margen de solicitar otras ayudas, habéis abierto una campaña de crowdfunding en verkami, en la que reclamáis la necesidad de remunerar adecuadamente a los críticos. ¿Creéis que esa remuneración va a permitir tener una mejor crítica de arte o será suficiente con que se pueda hacer más -quizá la que ahora no llega a hacerse por falta de recursos- para que haya mejor crítica, quizá sólo por ser más abundante y diferente que ahora? 

JJSM: Es difícil rascarte el bolsillo y escribir a la vez. Aplaudo a aquellos que publican critica en Facebook o en blogs. Pero eso se está demostrando que no es la solución para que haya más y mejor crítica. Obviamente la precariedad impide la celebración de una crítica desafiante. Y está bien ser concretos. La mayor parte de los críticos somos independientes, es decir, autónomos. El texto se remunera, de media, con 50 o 70 euros. Si tienes que pagar 283 euros al mes de seguridad social, más IVA, IRPF, declaración trimestral y anual, calcula. Tendríamos que tener un orinal al lado del portátil. Y ni así. Ten en cuenta que medios que publiquen crítica de colaboradores, hay no más de 10. Eso influye también en que seamos un gremio desunido. Pero vaya, que no he venido aquí a llorar. No, no, es que se me ha metido algo en el ojo.

AI: Dice, en el video de promoción de la campaña de crowdfunding, Christian Viveros-Fauné, codirector del proyecto, que "el crítico es la única fuente independiente de información. El resto, es simplemente publicidad". ¿Llevaría esto a pensar que el crítico, para cumplir su función informativa, debe evitar contaminarse con otros proyectos de asesoría, comisariado,... con otros agentes del mercado?

JJSM: Creo que a lo que se refiere Christian es a que no debemos confundir difusión con crítica. Y que ésta última, es, efectivamente, un género que asegura, o debería asegurar, independencia de pensamiento. El buen crítico no escribe por intereses personales. El mal crítico, o simplemente, el no crítico, es aquel que, durante toda su carrera, únicamente ha escrito de manera positiva. Eso es publicidad. Ahora, lo que comentas de compatibilizar crítica con otras labores, es muy complejo. Lo digo por experiencia. Es difícil permanecer inmune al conflicto de intereses. Si un crítico ejerce de comisario, lo tiene crudo para presentar un proyecto en una institución de la que previamente había escrito una crítica negativa de una de sus muestras. Y si entramos ya en que trabaja como crítico y como asesor de una galería o de una colección, art dealer, o de jurado, pues los quebraderos de cabeza se multiplican. En un mundo ideal, el crítico debería vivir de lo suyo. Pero como vivimos en la época de la gentrificación del arte y de la educación…

AI: Hace tiempo que las revistas de arte perdieron parte importante de sus ingresos por la vía de las suscripciones. ¿Ha llegado el momento de recuperarlos? ¿Creéis que el público actual está receptivo a pagar a cambio de un servicio percibido de valor?

JJSM: Bueno, te podré contestar mejor si cumplo el objetivo en la campaña de crowdfunding, o el año que viene, cuando comience la plataforma bajo modelo de suscripción. A mi me han dado esperanzas medios online en los que he colaborado o colaboro, como CTXT, que comenzó con una campaña también en verkami, o Eldiario.es, cuyos ingresos provienen en gran parte de suscriptores. Es la única manera de asegurar independencia. Está muy bien que el lector sea también responsable de la calidad de la información que recibe. Y es un puñetazo en la cara a todos aquellos que dan por muerta la crítica, o el periodismo honesto. Si hay lectores responsables, habrá crítica fiable.