El trabajo de Sofie Muller es confuso. Con una inmensa artesanía, le da a todas sus imágenes una estética engañosa que arde con una presencia inesperadamente profunda. El impacto de los años formativos de una vida humana se moldean en bronce o se dibujan con humo y muestran cómo los estándares impuestos, un solo evento en su adolescencia o recuerdos dolorosos pueden causar un trastorno y sentar nuevas bases. Sutil y oculto debajo de la superficie de cada imagen, filtrándose detrás de una mirada cerrada. Los personajes de la obra del artista comparten el mismo defecto interno o cicatriz, la misma complejidad y contradicción inherentes. Nunca estereotipos obvios, sino un complicado laberinto de resistencia y aquiescencia, desesperación y certeza. Estas imágenes hablan con una voz ardientemente relevante. Dan testimonio de lo que sigue siendo inerradicable y deja sus huellas. Incluso ahora, y más tarde también. Como el fuego. Y fumar