Extiendo el lienzo sobre el suelo. En bandejas el pigmento que mezclo con agua y medio para acrílico, lo extiendo a veces con espátula, otras con pincel o brocha, esponja o sencillamente moviendo la tela arriba y abajo, para que el color siga mis instrucciones o decida el camino sin que yo interfiera. Pinto lo que veo, paisajes, rostros, cuerpos, que siempre se funden y a veces es uno, otras el otro que se impone y sobresale. Busco texturas veladas, capa sobre capa, lo de cerca y lo de lejos, el mundo real e imaginario, aquello que solamente reconocen los sentidos. Desde el silencio al corazón. Empecé a pintar muy joven, pronto lo dejé por otros quehaceres y con el cambio del siglo decidí pintar nuevamente. Soy autodidacta, en todo.