Tengo una preocupación por la irrefutable veracidad que les han sido otorgadas, a través del tiempo, a las ciencias y disciplinas que generan un ordenamiento social y cultural, y que, se encuentran interiorizadas en las personas para entender el mundo. En el devenir contemporáneo copiamos, repetimos y emulamos imágenes icónicas, a pesar de que sus contenidos están desnaturalizados y desvirtuados. Esto sugiere que las ciencias y la cultura funcionan como industrias productoras de un saber que responde a los intereses específicos de las esferas que controlan el poder. Formulo la teoría de que estas ciencias funcionan respondiendo a complejos mecanismos e intereses que vienen actuando, ininterrumpidamente, desde el inicio ilustrado de tales disciplinas. Así pues, mi trabajo trata de reflexionar acerca de la relación entre el saber y el poder que intenta esconderse detrás de los discursos oficiales, lanzados desde el mundo del “conocimiento”.