Vive y trabaja entre Nueva York y Beijing. Según K. Wiley, los retratos decimonónicos de Historia, como los que abundan en cualquier Galería Nacional, en los cuales figuran los triunfadores como legitimación de su poder, cambian sus protagonistas por jóvenes afroamericanos. Los cuadros de Wiley parecen tomar la revancha a la pintura de salón e introducir en escena a los personajes que dejaron fuera del marco, reflejando la cultura post-adolescente de la cultura afro-americana, con influencias de estilos derivados de la migración esclavista de África a Estados Unidos como el Hip Hop, Jazz, Funk... alcanzando a ser una pintura de acercamiento a los roles de identidad de su entorno y a la gran cuestión de cómo auto-representarse.