Falleció en julio de 2015.Ante todo se dedicó a vivir como él entendía el vivir, sin trabas ni prejuicios, interpretación de su papel como individuo a todas luces aventurada en un teatro tan poco apropiado para lo imprevisible y fuera de lo común. Enemigo aparente de lo establecido, su personalidad cobraba mayor relieve frente al interlocutor, encerrado en su círculo habitual de afirmarse y de dudarse por razón de las normas. Y es que Ignacio nunca trazó una sola línea que no fuera recta en lo referente al obrar, puro instinto que le impedía seguir el rastro de todo aquello que no fuera pertinente a sus sentimientos y a su noble vocación. Félix J. Alonso Camarero