La niña con sus manos regordetas tiene una postura impetuosa, unida a la llama por una cuerda, simbolizan a dos seres con la misma alma. La llama tiene un manto verde en su lomo, para simbolizar la fuerza de la naturaleza. La obra en general quiere evocar que américa latina es un pueblo adolescente y esa fuerza le lleva al futuro.
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