En esta obra he representado la creación del hombre como un acto de máxima bondad de Dios, al sintetizar toda su grandeza en cada uno de nosotros cuando nacemos. Posteriormente, el libre albedrío – o nuestra facultad de elección - será la llave que nos permitirá alejarnos o aproximarnos al objetivo para el que hemos sido concebidos: ser semejantes a nuestro “Creador”.
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