Góngora creó con sus versos la imagen de Toledo abalconado sobre el Tajo. Eludiendo el acento en la octava sílaba, el lector se precipita sobre la décima, como montaña que parece despeñarse en el río. Visualmente el espacio plástico debería sugerir esa “caída”, y su equilibrio expresado en el perfecto y bimembre segundo endecasílabo gongorino. Era un reto para el pintor, e intentó expresarlo acordando una ordenación “discorde” de los elementos estructurales del espacio, con la función “concorde” de la luz.
¿Te gustaría añadir o modificar algo de esta obra?
Infórmanos si has visto algún error
en este contenido o eres este artista y quieres actualizarla. ARTEINFORMADO te agradece tu aportación a la comunidad del arte.