Cuando enseñé a una amiga este cuadro de madera, lo primero que hizo fue acercarse para verlo. Pero su mayor deseo era tocarlo.
Quería apreciar y sentir el relieve de las vetas de la madera.
Porque en el atractivo y misterioso dibujo de las vetas de la madera, es donde se dan la mano la naturaleza, la persona y el arte. Eso no ocurre con una ilustración digital fabricada en cadena.
Esta pieza nunca formará parte de un museo, pero puedes disfrutarla toda la vida en casa junto a tus seres queridos.
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