Francesca eligió una personalización en tamaño de este CUADRO DE MADERA.
Pero antes me contó que estaba aburrida de la decoración de su salón. Porque tenía un cuadro de colores estridentes y formas abstractas que transmitía menos pasión que una gamba de goma. Y deseaba huir de esa mediocridad decorativa.
Ahora Francesca y su marido gozan de una obra decorativa exclusiva y que les distingue. Tan extraordinaria y elegante que presumen de ella y es tema de conversación con amigos y familiares.
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