Te contaré el episodio absurdo que me ocurrió en una feria de arte.
A muchas personas les encanta regatear precios y resulta que a una pareja les gustó esta obra.
Pero él quería obtenerla por un precio insultantemente bajo.
Insistió con descaro e insolencia, hasta tal punto que la situación se volvió incómoda y la mujer tuvo que tirar de él para llevárselo de ahí.
Devaluar tu talento y esfuerzo no te hace más interesante. Al contrario, te resta autoridad y hace que parezcas mediocre.
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