En Sierra Maestra no había electricidad. Como en la escena, Meneses nunca pedía a nadie que se colocara para hacerle una foto. Usaba sus piernas abiertas como trípode, colocaba los codos contra el cuerpo, la cámara en el centro, sobre la nariz y apoyada en la frente, y disparaba. Enterado de los fracasos para subir a la sierra, por un exiliado antibatista obtuvo un contacto. Una noche y a una señal, le recoge un guía. En cuatro o cinco días llega a la sierra. Fue el primero en fotografiar a Fidel Castro.