2001 Madera, resina y polvo de bronce (medidas variables)
El espacio, la experiencia perceptiva y el espectador, sin cuya intervención la obra nunca tendría sentido, son los principales ingredientes manejados por Cristina Iglesias para elaborar sus piezas. Tras un par de décadas explorando la capacidad de la escultura para modificar el espacio e influir sobre el ser humano y su entorno, a finales de los 90, la escultora comienza a elaborar habitaciones laberínticas formadas a partir de elementos cotidianos tergiversados, que actúan como reclamos para el público.
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