Descripción de la Exposición
El primer grabado lo realizó en 1959 y lleva por título Glissement de limites I (Deslizamiento de límites I). La idea de límite y limitación del espacio ya estaba intrínsecamente presente desde los inicios. Dentro de la obra gráfica impresa el artista ha experimentado con diversas técnicas: aguafuerte, litografía, xilografía y serigrafía, siendo el aguafuerte la más utilizada.
La mayoría de los grabados han sido titulados en euskera por el artista. El empleo de la lengua originaria de su tierra denota un interés por el fomento y la divulgación del idioma. Si bien el artista nunca llegó a hablarlo del todo, estaba convencido de que su obra sí que lo hablaba.
Eduardo Chillida realizó en 1969 cinco xilografías tituladas Beltza (negro, en euskera) a las cuales se añadió Beltza-txiki, que como su nombre indica es de un formato menor. Su incursión en la xilografía no fue tan importante como el aguafuerte, sin embargo, ésta le valió de inmediato el reconocimiento internacional. Concretamente, las xilografías realizadas para ilustrar el poema de Jorge Guillén Más allá hicieron que el artista ganará en premio Diano Marina.
Las xilografías Beltza fueron realizadas sobre papel Japón. Como en el resto de su trabajo en grabado, las medidas de las planchas son siempre inferiores a las del papel, ya que la superficie siempre es bastante mayor. De esa forma, Chillida juega con la proporción, y la escala y la relación generada entre dos superficies, la propia del papel y la de la plancha. Sus grabados expresan las preocupaciones ya presentes en sus dibujos el concepto de límite y su relación con el espacio.
?El límite es el verdadero protagonista del espacio; como el presente, otro límite, es el verdadero protagonista del tiempo.?
Eduardo Chillida
En los grabados se vislumbran las mismas inquietudes también que en su obra escultórica: su preocupación por el espacio. Realiza surcos en la plancha y juega con formas horizontales y verticales que dialogan entre sí y son generadoras de espacio. Además, Eduardo Chillida omite el color y juega exclusivamente con el negro y el blanco, excluyendo gradaciones intermedias. Se decanta por esa dualidad en su obra gráfica porque es una dialéctica que a su juicio es la ?más poderosa y elemental?. La preferencia de Chillida por este diálogo de contrarios no es debido a una falta de interés por el color, ya que él mismo en espacios más íntimos experimentó con la pintura y la coloración, sino por la practicidad y la fuerza comunicativa directa que poseen el blanco y el negro. Se trata de dos valores extremos que se complementan, opuestos que se atraen y se conjugan a la perfección. Y esta combinación de negro y blanco es un pretexto una vez más para acercarse a su tema predilecto: el espacio.
Texto: Gentileza del Museo Chillida-Leku. Julio 2009
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