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Zóbel en el contexto del arte español de posguerra

Exposición / Fundación Pons / Serrano, 138 / Madrid, España
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Cuándo:
11 mar de 2021 - 21 mar de 2021

Inauguración:
11 mar de 2021

Horario:
De lunes a domingo de 11:00 h. a 20:00 h.

Comisariada por:
Alfonso de la Torre Vidal

Organizada por:
Fundación Pons, Galeria Mayoral

Artistas participantes:
Antoni Tàpies, Antonio Saura, Eduardo Chillida Juantegui - Eduardo Chillida, Esteban Vicente, Fernando Zóbel, Joan Miró, José Guerrero, Manolo Millares

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Descripción de la Exposición

Madrid, febrero de 2021.- La primera exposición de la galería Mayoral en Madrid, Zóbel en el contexto del arte español de posguerra, tendrá lugar entre el 11 y el 21 de marzo en la Fundación Pons. La muestra, comisariada por Alfonso de la Torre, es un diálogo entre obras de Fernando Zóbel y otras creaciones abstractas de la posguerra española, entre las que destacan creaciones de Eduardo Chillida, José Guerrero, Manolo Millares, Joan Miró, Antonio Saura, Antoni Tàpies o Esteban Vicente. Mayoral es una galería especializada en arte moderno y de postguerra, fundada por Manel Mayoral en Barcelona en 1989. Actualmente está dirigida por sus tres hijos, Cristina, Jordi y Eduardo. “Hacía tiempo que queríamos desarrollar una muestra como esta en Madrid. Será nuestra primera exposición en la ciudad y creemos que es el momento de reforzar nuestra confianza en el mercado del arte de posguerra española, volver a los grandes valores de esa época, figuras como Zóbel, quien supo reunir con generosidad a todo un grupo excepcional de artistas. Pensamos que, en estos tiempos, la cultura y el arte son más necesarios que nunca”, afirma Jordi Mayoral. La exposición reúne más de una docena de obras de Zóbel y sus contemporáneos, como Eduardo Chillida, José Guerrero, Manolo Millares, Joan Miró, Antonio Saura, Antoni Tàpies o Esteban Vicente. Además de fotografías, publicaciones y documentos de la época que rememoran momentos de encuentro entre ellos. ¿Por qué Zóbel hoy? “Zóbel fue uno de los grandes artistas de la posguerra, impulsor, además, del Museo de Arte Abstracto en Cuenca, y su legado sigue siendo relevante en el presente. La contribución de Zóbel al arte español fue fundamental y, como sucede con todos los grandes artistas, sus creaciones nos siguen conmoviendo e interpelando hoy. A la vez, este va a ser el año Zóbel, ya que se va a publicar el Catálogo Razonado del artista”, añade Jordi Mayoral. Es la primera vez que se hace una exposición en la que Zóbel es el punto de referencia dialogando con sus contemporáneos artistas. En esta muestra, las obras de Zóbel son la esencia para repasar y repensar la importancia del arte de la posguerra. En palabras del comisario de la exposición, Alfonso de la Torre: “Prácticamente todos los artistas expuestos hicieron de la errancia internacional uno de sus lemas y, así, evocar a Fernando Zóbel es mencionar su ascendencia académica norteamericana, el extenso bagaje desde Oriente y sus viajes en Europa, que trasvasó con extraordinaria generosidad a su llegada a nuestro país a finales de los cincuenta, Zóbel devino así un verdadero centro de energía. La apertura del Museo de Arte Abstracto Español en Cuenca (1966), con su colección, un insólito lugar hecho por artistas, con una colonia de creadores, se incardinaba con otras experiencias internacionales como aquellas que surgieron en Norteamérica, pienso en el neoyorquino Greenwich Village o en Yaddo, en Saratoga Springs. A pesar de todo, el mundo marchaba hacia adelante, había sido el vaticinio de Millares”. Sobre Fernando Zóbel Fernando Zóbel (1924, Manila, Filipinas – 1984, Roma, Italia), hijo de una prominente familia filipina de origen español, pasó su infancia entre España y Filipinas y se licenció en la Universidad de Harvard de EE UU en Filosofía y Letras. Influido por la obra de Rothko, y la pintura y la caligrafía china o japonesa, pintó sus primeras obras abstractas a las que denominó Saetas. Después de las Saetas, Zóbel inició una serie llamada Serie Negra influida por la caligrafía china. La Serie Negra se inició en 1959 en Madrid y continuó durante cuatro años. Durante una década, Zóbel compaginó su trabajo en la empresa familiar en Manila con su vida como pintor entre Filipinas, EE UU y España. En 1960 tomó la decisión de mudarse a Madrid y dedicarse por entero a la pintura. En 1955 había empezado a coleccionar obras de pintores españoles abstractos, a quienes conocía y frecuentaba, como Antonio Saura, Gerardo Rueda, Luis Feito, Guillermo Delgado, Antonio Lorenzo, Manuel Millares y Eusebio Sempere. De 1963 a 1975 se extiende la etapa más larga en la pintura de Zóbel. Este año volvió al color y entraron lentamente los sienas, los tostados, ocres y grises en obras como Atienza. Armadura III o Pancorbo. La idea de instalar su colección de pintura en algún lugar fuera de su casa de Madrid fue tomando forma. Finalmente, en 1966 fundó el Museo de Arte Abstracto Español en las Casas Colgadas de Cuenca. A finales de la década de 1960 y principios de la de 1970, Zóbel estaba trabajando en una serie de pinturas llamadas Diálogos, que eran sus variaciones abstractas de pinturas que admiraba en los museos. También realizó una serie de pinturas inspiradas en el río Júcar de Cuenca. Zóbel fue un estudioso del arte filipino, además de mentor y coleccionista que ayudó en la carrera de pintores españoles como Antonio Lorenzo, Eusebio Sempere, Martín Chirino López, Antonio Saura y muchos otros. En 1983, el rey Juan Carlos le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Murió en Roma el 2 de junio de 1984. Alfonso de la Torre Es teórico y crítico de arte, especialista en arte español contemporáneo. Este 2021 se publicará el Catálogo Razonado de pinturas Fernando Zóbel (Ayala Foundation, Fundación Azcona y Fundación Juan March). www.delatorrealfonso.com Sobre la galería Mayoral Mayoral es una galería especializada en arte informalista y de posguerra. Su programa expositivo se articula en torno a artistas como Antoni Tàpies, Eduardo Chillida, Manolo Millares, Antonio Saura, José Guerrero, Fernando Zóbel, Pablo Palazuelo, Rafael Canogar, Manuel Rivera y Juana Francés. A la vez que lo hace extensivo a algunos artistas clave de la vanguardia del siglo XX como Miró, Picasso y Dalí.Mayoral, que en noviembre de 2019 abrió una nueva sede en París, desarrolla proyectos rigurosamente comisariados, fruto de un proceso de investigación y documentación. La galería cuenta con el apoyo de las familias de los artistas, de fundaciones y de otras instituciones cuya misión es preservar y dar a conocer el legado de los artistas. Asimismo, tiene la complicidad de un buen número de coleccionistas y museos nacionales e internacionales tanto públicos como privados. La galería participa en las ferias Art Basel Hong Kong, Art Basel Miami, TEFAF Maastricht, TEFAF New York Fall y Spring y ARCOmadrid. www.galeriamayoral.com ___________ TODO ACABÓ, ESTO ES OTRO ARTE por Alfonso de la Torre *Texto realizado para la exposición «Zóbel y grandes artistas de posguerra» (11-21 de marzo del 2021) en la Fundación PONS en Madrid. Esta exposición permite contextualizar la presencia de la obra de Fernando Zóbel (Manila, 1924-Roma, 1984) vinculada a algunos artistas abstractos capitales de nuestra postguerra. Desde la mirada tutelar de Joan Miró o Pablo Picasso, la muestra refiere la posición central de aquel como centro de energía durante el desarrollo del arte de postguerra; en torno a él se hallarían buena parte de los creadores abstractos de aquel tiempo —aquella «generación irrepetible», en palabras de Zóbel—, desde los dos principales lugares de irradiación de esos años, las ciudades de Madrid con asunto simbolizado en la creación de El Paso en 1957 y el previo de Dau al Set en Barcelona. Criterio riguroso, mirada hacia el futuro y el deseo de incardinar la creación con un arte universal, eran los objetivos trazados en el manifiesto de El Paso (1957). Ahí estaban, diría José Ayllón en la primera carta, abriendo la intensa saga textual del colectivo: «nuestros espacios abiertos, infinitos; nuestros signos; nuestros microcosmos y macrocosmos…». Esa voluntad quedaba marcada por la irrenunciable inquietud de enlazar con un tiempo nuevo, en el sentido del por venir, ansiedad casi por entrar en contacto «con las más renovadoras corrientes artísticas», que habría de confluir en una «plástica revolucionaria» que respondería «a una actividad universal». Fin de las discusiones sobre abstracción o figuración, constructivismo y expresionismo, arte individual o colectivo, el objetivo era promover «una obra auténtica y libre, abierta hacia la experimentación e investigación sin fronteras». Se abría paso la extensión de la apertura a un arte profundo, grave y significativo, en sus palabras. Lo anterior permite comprender que El Paso funcionó simbolizando lo que era un contexto de jóvenes artistas con sentida amplitud de miras, que era enfático mas esquivaba el dogma y permitiría que en nuestro arte se extendieran muy diversas propuestas, que no eran sólo las informalistas, como puede verse por la convivencia («democrática», he escrito a veces) de muy dispares tendencias, entre ellas la existencia de una profunda corriente geométrica significada. Todo ello tuvo acertado reflejo en uno de los hechos capitales de ese tiempo, la exposición «Otro arte» (1957), que permitió la presencia en Barcelona y Madrid de artistas que representaban la abstracción internacional, hasta la fecha apenas conocidos, coincidiendo con un momento de otras exposiciones internacionales en torno al expresionismo abstracto o el informalismo. También era un tiempo de sintonía donde nuestros artistas se desplazaban entre Barcelona y Madrid, atentos a los sucesos en estas ciudades, también muchos de ellos viajeros al París abstracto que los recibía en su Ciudad Universitaria, lo que les permitiría entrar en contacto con las principales corrientes y artistas internacionales, algo que queda revelado en algunos elementos de la abstraction lyrique, aquí llegados, por ejemplo, de la mano de Gerardo Rueda. No era, pues, exactamente, un mundo cerrado, sino que, más bien, esos años de sombra quedaban iluminados por los destellos de la actividad incesante de los artistas, en muchos casos además provistos de abundante información del exterior, principalmente a través de la llegada de las más relevantes revistas y catálogos editados en ese tiempo. Prácticamente todos los artistas expuestos hicieron de la errancia internacional uno de sus lemas y, así, citar a Fernando Zóbel es mencionar su ascendencia académica norteamericana, el extenso bagaje desde Oriente y sus viajes en Europa, trasvasados con extraordinaria generosidad a su llegada a nuestro país a finales de los cincuenta; Zóbel devino así un verdadero centro de energía, de tal forma que está bien que esta exposición lo refleje. Tras diversas tentativas figurativas, Zóbel pronto devino abstracto, este artista que conoció a Jackson Pollock y a cuya exposición de Bertha Schaefer en Nueva York, en 1965, devolvió visita Mark Rothko, ah, su admirado pintor por el que comenzó casi todo en su pintura. De tal forma que, rozando los sesenta, Emmanuel Torres calificaría la obra zobeliana de «nuevas abstracciones» adscritas al lema «caligrafía, espacio, blanco y negro». Significado el quehacer del artista por un cierto barroquismo informal portador de cuidada composición, devenía Zóbel capaz también de viajar hacia la consunción, pues sus formas, instaladas en el espacio, semejaban vincularse al concepto de tiempo, pareciendo en ocasiones ser capaces de abandonar su lugar en el lienzo para aspirar verdaderamente el espacio en derredor, signos, formas como caligrafías que evocaban el mundo oriental, dinamismo de elementos herederos del dibujo, movimiento de formas como volutas, vuelos, ondas, círculos o bien rasgos pareciere dejados en permanente vibrato al caer en la tela, u otrora constelados en el blanco, rechazando la apariencia de sus imágenes cualquier referencia figurativa. Este pintor desveló artistas, nuevas interpretaciones de los consagrados y miradas sobre rarísimos, movimientos, escrituras o museos y, más importante, obras de arte concretas —las consideradas mayores, pero también otras desvanecidas en la historia— que, tentadas por su saber, quedaban transformadas en acontecimientos. Ayudó a que, desde aquel mundo de cardo y ceniza que habitara, dixit Antonio Saura, era posible la reparación. Y, entre los ejemplos de libertad que veían muchos artistas de este tiempo en torno, estaban las figuras de Picasso y Miró. Otro tanto se podría decir de buena parte de los creadores de ese tiempo, es difícil encontrar quien no hubiese viajado en esos años a París, Londres o Venecia, algunos a Nueva York. Ciertos de ellos representados entonces por galerías internacionales, con temprano arraigo en el coleccionismo extranjero y presentes en exposiciones allende, entre otras en las numerosas colectivas promovidas por el régimen (Alejandría, Venecia, São Paulo, Pittsburgh, Tokio o Sudamérica, entre otras que recuerdo ahora). Y, en algunos casos, José Guerrero sería paradigmático (como Esteban Vicente), en contacto con el expresionismo abstracto norteamericano, casi revelado en esa hermosa Composición de 1959. Zóbel dejó escrito que estaba percibiendo que nuestros mejores ejemplos artísticos quedaban ya en los sesenta en colecciones extranjeras, lo cual le llevaría al coleccionismo de los artistas de El Paso, aquí representados por Feito, Francés, Millares, Saura o Serrano. Junto a los surgidos en el ámbito catalán, principalmente en el contexto de Dau al Set, que se ejemplifican ahora en la presencia de Tàpies. Junto a la consideración que Zóbel siempre tuvo a la escultura de su tiempo, simbolizada aquí en esa hermosa Casa del poeta IV (1983) de Chillida. Fin de los años de sombra, nuestros artistas se situaban en el contexto del mundo durante ese tiempo, quizás algunos devenidos en aquello que dijera Françoise Choay, outsiders en el laberinto del mundo. En fin, mediados los sesenta llegaría la extensión del mundo galerístico en nuestro país, también la apertura del Museo de Arte Abstracto en Cuenca (1966), con la colección de Zóbel, un insólito lugar hecho por artistas, con una colonia de creadores, verdadero ejemplo que se incardinaba con otras experiencias internacionales, como aquellas que surgieron en Norteamérica, pienso en el neoyorquino Greenwich Village o en Yaddo, en Saratoga Springs. A pesar de todo, el mundo marchaba hacia adelante, era el vaticinio de Millares.


Imágenes de la Exposición
Fernando Zóbel, Cuatro semanas, oil on canvas, 130 x 150 cm. Painted on 10th December 1982 and reworked on 26th January 1983 — Cortesía de la galería Mayoral

Entrada actualizada el el 16 mar de 2021

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