Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- No existe un tiempo preciso que mire y retrate el nuevo espacio de la pintura actual, aquella que se distribuye en un panorama contemporáneo, abierto y heterogéneo. La relación de propuestas que se seleccionan en este certamen Premio de pintura Tierras de Iria (edición 2008) permite acercarse al paisaje pictórico en un amplio número de vertientes y tendencias, una pluralidad de correspondencias e identificaciones, de puntos de fugas en las temáticas habituales, de perspectivas críticas en el retrato de lo cotidiano. De este modo, los diversos autores conforman un retrato abierto y permeable de un proyecto de pintura, pendiente de su tiempo, atento a las nuevas realidades, demandando preguntas técnicas e interrogando un territorio plural. Permeable. Una pintura pensada en el territorio, otra que se interroga continuamente, otra que existe detrás de las propias técnicas, de los formatos y medios, afincándose en su propia experiencia crítica. Los lugares que no se pueden olvidar, de Ronda Bautista rozando en los márgenes del pop, de los colores girados en un instante; o de la ciudad silenciosa, escrita poco a poco, con rasgos manchados de gestos de pintura, en Paz Aymerich. También ese territorio construido en el tránsito, en el movimiento, propio de las grandes vías de circulación, que Jesús Susilla Echevarría presenta en su N-I en una perspectiva medida en las claves del tiempo. Persiste otro territorio que se construye murmurando, posándose en los vestigios de las parcelas y de las delimitaciones, de un paisaje que existe natural, como sucede en la obra de Fernando Yáñez, almacenando verde de Lares, o en los fragmentos de colores simbólicos, surreales, imaginados, de Manuel Bouzo, de los collages distanciados de lo real, petando en la escena de lo reprimido, de lo vivido. Los planos de alzados en Arturo Reboiras transmiten esa misma sensación de lugar imaginado, de espacios a medio camino entre la posibilidad, la arquitectura o urbanismo utópico y la dimensión de lo personal, de lo construido que atiende a nexos íntimos. Un tiempo para la melancolía de un desencuentro, en la pieza de Joaquín Artime Pinilla, del paisaje público desde lo personal o en el fragmento de realidad de Carmen Rivas, en su espacio para el recuerdo, el murmullo de emblema de memoria. Mientras, Emilio Fornieles Rodríguez repiensa la memoria desde la cartografía de una anatomía, casi olvidada, erosionada, fragmentada. Y un paisaje que recuerda lo que queda atrapado en el recuerdo fílmico, casi fotográfico, en esa veladura frágil de Klaus Ohnsmann, pendiente del tiempo, o en esa cronología irreal que Santiago Lobo resume en un tondo de contrapicado arquitectónico, intemporal, en un cielo dorado, mágico. El paisaje interior resiste en la obra de Luis Romero, recordando el lugar del pintor, de su estudio, de una temática prendida en los tiempos de la pintura, mientras la atmósfera unifica toda la escena. Y queda una vertiente que investiga en las líneas de fuga de la pintura, entre una narración paisajística que se deriva en una abstracción, que se abre en las escalas, como Norberto Gil y su Hangar 07, reconstruyendo un paisaje de experiencias, gastado. La pintura que respira desde las miradas de abstracción, que se recompone en fragmentos y deconstrucciones en Cora Vidal, en una composición que se encuentra entre la simulación, el camuflaxe y las referencias pop, mientras evoca una medición temporal: Cuarenta y cinco horas y treinta y seis minutos. Muy similar al proceso de trabajo de Andrés Sandoval Iglesias, construyendo para después volver a construir, casi en un tránsito, rompiendo formas y perspectivas en un estallido órfico. Ana Pérez Ventura traslada el proceso de construcción, de trama y estructura, desde el motivo del textil, de la construcción en base a resultados seriados, que no evita referencias narrativas. Aspecto que rodea, de un modo híbrido fusionando técnicas y prodecementos diferentes, en esa frontera con la composición abstracta, sin aparentes síntesis, evidenciando capas de lo real, en el trabajo de Ángela Coral Martínez. Y queda un tiempo incuestionable en la composición de la abstracción, de referencias sintéticas, de texturas y campos de tensión, como los trabajos de Jesús Perea Moreno; o en esa erosión casi temporal, lumínica, que Manuel Busto aplica a sus pinturas de tramas, de aparente inconsistencia, en el paisaje que se estructura en un límite de luz, estructuras y figura; o David D'Loruíz, más centrado en la investigación de los colores puros, de la luz, de la composición facetada en un cruce de Malevich y Rothko, utopía y posibilidad. Límites, como posicionamento crítico, que siempre cuestiona y analiza Carlos Maciá en sus territorios de márgenes en las técnicas y soportes, de aparentes escrituras y bosquejos, en ese acercamiento al encuentro con la propia pintura, con la pregunta. Y queda un territorio para lo cotidiano, que se destina a un retrato de los hábitos, ejerciendo de barómetros de una ciudad, interrogando y preguntando, como encontramos el fragmento de periferia en Joseba Muruzábal Pérez, y su retrato de inconsistencias sociales, de fragilidades que nos hablan de identidad y resistencia: Alberto y Shango. O esa cotidianeidad que Suso Fandiño investiga en el estudio de la adolescencia, no exento de ironía, de un territorio de pintura que no evita referencias pop, en narrativas rodeadas de singularidad y aparente excelencia: Objetos y acciones de placer. Tan real como impactante. Y ese instante de comicidad, de aparente ironía, de colores publicitarios, amables, que Josetxu F. Cárcamo condensa en un episodio de anécdota, y que traduce una sensación de colores, evocaciones. Ese elemento que roza la casualidad, el elemento importado y cotidiano, que produce la pieza de Pablo Fernàndez-Pujol, en esa composición de ausencia, de anatomía existente desde lo instantáneo. Un lugar de nuevas pinturas, nuevos territorios que se acercan a soportes afectivos; una selección de autores que existen en el cruzamiento de lo pictórico en la actualidad, en el barómetro del gesto, de la narración, de la abstracción, de lo publicitario, de la imagen o de la estructura; panoramas en construcción. Matilde Allones, Ana María Campos Gómez, Raquel Carvalho y Alberto Villamarín registran los grados de conexión, de diálogo cómplice con un territorio, con su comarca, donde la pintura, como canal crítico, actúa de registro de un tiempo y de una perspectiva siempre cotidiana.
Artistas: Joaquín Artime, Paz Aymerich Lobo, Ronda Bautista, Manuel Bouzo, Manuel Busto, David D Loruíz, Suso Fandiño, Josetxu F Cárcamo, Pablo Fdez-Pujol Algarín, Emilio Fornieles, Norberto Gil, Santiago Lobo, Carlos Maciá, Coral Martínez Zaragoza, Joseba Muruzábal Pérez, Klaus Ohnsmann, Jesús Perea Moreno, Ana Pérez Ventura, Arturo Reboiras, Carmen Rivas, Luís Romero, Andrés Sandoval Iglesias, Jesús Susilla, Cora Vidal Fernández, Fernando Yáñez, Matilde Allones, Ana María Campos Gómez, Raquel Carvalho, Alberto Villamarín.