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Sumérjase con nosotros en una apnea uterina. Acompáñenos en el trayecto de un pensamiento. Deténgase a contemplar lo que a diario resulta imperceptible. Experimente la sensación de mirar desde otras miradas. Atrévase a pensar; y a hacerlo desde perspectivas diversas, distintas. Las obras premiadas y seleccionadas para la exposición de este undécimo premio de fotografía de la Universidad de Murcia nos brindan la oportunidad de compartir con usted estas experiencias.

Once ediciones del premio que ... aquí se conmemora significan once años de creatividad y pensamiento; de ilusión y trabajo. Las obras de hoy, merecidamente premiadas, son el eslabón undécimo de una cadena con vocación de crecimiento.

Porque, tienen entre sus manos no sólo el catálogo de la exposición colectiva del undécimo premio de fotografía de la Universidad de Murcia, sino el resultado de una gran obra colectiva; cuya grandeza, aun no siendo explícita, no se escapa a la mirada penetrante de un lector atento. Este acontecimiento cultural es posible por el trabajo minucioso y constante de muchas personas: Del equipo del Servicio de Cultura de la UMU, con Francisco Caballero, coordinador del área de Artes Plásticas, al frente. Todos ellos, en el trayecto desde la convocatoria del premio hasta la inauguración de la exposición, han superado con éxito las dificultades propias de la tarea y, sobre todo, las añadidas como consecuencia de los tiempos de escasez de recursos que vivimos. Trabajar con ellos es para mí un motivo constante de satisfacción y una auténtica experiencia de 'aprendizaje a lo largo de la vida'.

En torno a este premio de fotografía se concitan más ilusiones y altruismos: los de los miembros del jurado, cuyo prestigio personal contribuye definitivamente al del propio premio; y el de D. Francisco Fuentes y Dª. Joaquina Vicente, mecenas de la Fundación Fuentes-Vicente que desde hace varias ediciones viene patrocinando el premio. Su generosidad hace posible muchos sueños.

Gracias a todos ellos, aunque los tiempos cambien y los recursos sean más escasos, no se destruirá el rico tejido cultural generado en la UMU. Gracias a todos ellos, afortunadamente, la vida sigue