Descripción de la Exposición
Durante un tiempo indefinido, el histórico pedagogo anarquista y librepensador Francisco Ferrer Guardia, creador de la Escuela Moderna, residió en la calle Giriti nº 5 de Barcelona; la misma dirección en la que Charo Pradas y Xavier Grau se instalaron entre 1982 y diciembre de 2016, años a los que corresponden las obras seleccionadas en esta exposición para la que Charo Pradas ha elegido el título de Afinidades electivas, que remite al de la novela de Goethe quien, a su vez, lo tomó del tratado escrito por el químico sueco Torbern Bergman.
Como es habitual en las exposiciones que se celebran en La Casa Amarilla, los artistas seleccionan libros para acompañar a sus obras. En pocas ocasiones se descubre, como ahora, un grado de tamaña afinidad. “Llamamos afines a aquellas naturalezas que al encontrarse se aferran con rapidez las unas a las otras y se determinan mutuamente”, explica el personaje del capitán en la novela de Goethe.
Charo Pradas y Xavier Grau convirtieron el piso principal de la calle Giriti nº 5 de Barcelona en su particular cabinet du sage, versión francesa del studiolo italiano, un recinto donde se aislaron para pintar y leer. El nuestro es tiempo de huida. Xavier Grau y Charo Pradas emprendieron la suya, con el propósito de fortalecerse mental y emocionalmente en compañía de las reflexiones de quienes como ellos se dieron a la fuga. En el centro de la ciudad, en la zona más populosa, Charo Pradas y Xavier Grau lograron crear en silencio un lugar único, torre y fortaleza, que se bifurcaba a partir del vestíbulo común.
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Xavier Grau y Charo Pradas
Afinidades electivas
Texto: Chus Tudelilla
Durante un tiempo indefinido, el histórico pedagogo anarquista y librepensador Francisco Ferrer Guardia, creador de la Escuela Moderna, residió en la calle Giriti número 5 de Barcelona; la misma dirección en la que Charo Pradas y Xavier Grau se instalaron entre 1982 y diciembre de 2016, años a los que corresponden las obras seleccionadas en esta exposición para la que Charo Pradas ha elegido el título de Afinidades electivas, que remite al de la novela de Goethe quien, a su vez, lo tomó del tratado escrito por el químico sueco Torbern Bergman. Aunque el tema de las afinidades electivas estaba siendo muy discutido cuando publicó su novela en 1809, Goethe decidió trasladar las motivaciones que rigen la afinidad entre las sustancias a las relaciones sociales que se establecen entre los personajes de su obra, cuyas decisiones están determinados por un destino implacable. En 1996 los hermanos Taviani llevaron al cine la novela de Goethe. Antes, en 1961, el libro fue obsesivamente requerido por los personajes del triángulo amoroso que Truffaut presentó en la película Jules y Jim. Una historia de amor, una historia de amistad, una historia de amistad sobre el amor, tan frágil como nos advierte la voz en off del narrador: “La felicidad es difícil de explicar, se gasta sin que uno perciba el desgaste”.
Todo este preámbulo para hablar de la felicidad.
Como es habitual en las exposiciones que se celebran en La Casa Amarilla, una mesa acoge los libros elegidos por los artistas cuyas obras se presentan. En pocas ocasiones se descubre, como ahora, un grado de tamaña afinidad. “Llamamos afines a aquellas naturalezas que al encontrarse se aferran con rapidez las unas a las otras y se determinan mutuamente”, explica el personaje del capitán en la novela de Goethe.
Charo Pradas y Xavier Grau convirtieron el piso principal de la calle Giriti número 5 de Barcelona en su particular cabinet du sage, versión francesa del studiolo italiano, un recinto donde se aislaron para pintar y leer. El nuestro es tiempo de huida. Xavier Grau y Charo Pradas emprendieron la suya, con el propósito de fortalecerse mental y emocionalmente en compañía de las reflexiones de quienes como ellos se dieron a la fuga. En el centro de la ciudad, en la zona más populosa, Charo Pradas y Xavier Grau lograron crear en silencio un lugar único, torre y fortaleza, que se bifurcaba desde el vestíbulo común a sus respectivos estudios.
A Charo Pradas corresponde en exclusiva la tarea de seleccionar los libros. La filosofía de los estoicos antiguos, los Ensayos de Michel de Montaigne o las reflexiones de Pierre Hadot sobre los ejercicios espirituales de la filosofía antigua son algunos que siempre acompañaban a Xavier Grau. De entre sus lecturas, Charo Pradas escoge el texto hinduista Bhagavad Gita, las meditaciones del maestro Eckhart, El criticón de Baltasar Gracián o Las Moradas de Santa Teresa de Jesús. Y en todos los libros, se suceden reflexiones y consejos espirituales para alcanzar el conocimiento y la calma.
Los libros introducen la secuencia de pinturas en exposición que revelan, en la singularidad particular de los inconfundibles lenguajes y poéticas de Grau y Pradas, la afinidad que entre unas y otras obras determina la acción de gestos y destellos de color. La atracción se hace notoria a partir del momento en que ambos deciden desertar, aislarse y darse a la fuga del ruido que enmaraña el ambiente, que conocen bien, por estar siempre atentos a lo que sucede, pero en el que solo participan cuando han de presentar sus obras. Con el tiempo, en cierto modo, se convierten en extranjeros que resisten en el acto heroico de pintar. Y al igual que sucede con la felicidad, que se gasta sin que lo percibamos, el silencio compartido, enmudece.
“Loco proyecto de pintarse”, escribió un confuso y solitario Montaigne, aislado en la torre de su castillo. Sus Ensayos acompañaron siempre a Xavier Grau; lo cuenta Charo Pradas, más atenta al castillo interior de Santa Teresa. Los cuadros de Grau descubren el placer del pintor motivado por la urgencia de la pintura, cuando, como dijo, ante un caos de manchas empiezan a ocurrírsele las formas dibujadas. El conflicto aflora en cada gesto desabrido que no oculta dudas ni disidencias, en el automatismo del dibujo que tensa un espacio de atmósfera náufraga bañada en colores en ocasiones amargos. Febril y obsesionado por la pintura sus obras son la expresión de su estado anímico y la constatación de que, como afirmó, la pintura es, en ella misma, una forma de pensamiento.
De Manel Clot son las mejores observaciones que, en mi opinión, se han hecho sobre la obra de Charo Pradas. “Nos hallamos, parece ser, ante una ejemplarización de lo que Derrida denominó la ruina de la representación: abolición del discurso tradicional, inversión de los vínculos con los referentes representativos, errancia de las formas, siesta de la conciencia, parentescos incestuosos perpetuos, clausura de las claves de traducción, desmontaje de las jerarquías que conducen de lo trivial a lo anecdótico, y retirada de los recursos existenciales habituales”, escribió en 1989; desde entonces, y en lo fundamental, apenas ha cambiado su pintura más allá de la formalización de un lenguaje acorde con la sucesión de etapas que la condujeron, progresivamente, hacia una abstracción que interroga intempestiva la vulnerabilidad que se esconde en su interior. [Chus Tudelilla]
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España