Descripción de la Exposición En una época en la que la abstracción sigue siendo el principal eje estilístico del arte contemporáneo, la Galería MiTO, en Barcelona, se atreve a dar una vuelta de tuerca a las modas añejas y apostar por escultura figurativa. La obra de Steve Gibson, artista británico afincado en Zaragoza desde 1997, es un homenaje al cuerpo humano, sin distinción de sexos o razas. Es un intento de explicar con cartón, resina y acrílico el camino que lleva a la búsqueda de la tercera dimensión, a la reinterpretación de los temas más clásicos de la historia del arte, como son el estudio anatómico o el retrato. Gibson inició su carrera como ilustrador en su Liverpool natal. Esta experiencia le fue de gran ayuda cuando, posteriormente, emprendió su venturoso viaje artístico hacia el descubrimiento de cada uno de los rincones de la piel humana, objetivo de su trabajo actual de escultor. En parte, esta vía viene marcada por su nada oculta fascinación por la obra de otro compatriota, Lucien Freud. El homenaje al universo del nieto del padre del psicoanálisis es explícito en la profundidad de los rasgos de los personajes presentados por Gibson, pero, lejos de eclipsar la originalidad de estas esculturas, les añade el valor de un agudo contrapunto. Sus retratos van mucho más allá de lo "aparente". Son instantáneas de seres cargados de inquietudes psicológicas, donde elementos opuestos como lo terrenal y lo inmortal, lo mítico y lo humano, se enfrentan o atraen, despojando finalmente la figura de cualquier componente plástico que pueda distraer al espectador. Él que entre en la Galería MiTO no podrá quedarse frío ante la fuerza expresiva de estas esculturas, o impasible frente a su hierático magnetismo. No podrá ser espectador pasivo. Las obras de Gibson obligan a la contemplación participativa. Quien contemple la sorprendente verosimilitud de estas figuras, realizadas con simples materiales de desecho, no podrá evitar de reflexionar sobre la imperfección y caducidad del cuerpo humano, hasta verse reflejado en ellas, en su piel cubierta de grietas, arrugas y cabellos canosos. Una realidad cuya dureza es llevada a un límite casi caricaturesco, tal vez por aquello que cuanto más certero más duele en la retina. "Troppo vero", por seguir la estela de lo que le dijo el papa Inocencio a Velázquez al ver su retrato. Demasiado real, casi tocable con la mirada.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España